La Intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, señaló que para "ganarle la batalla" al narcotráfico "se requieren políticas de Estado", luego de que El Observador informara que hay vecinos de Montevideo que “llegan a fin de mes” gracias a la paga de los narcos, según una investigación universitaria.
"Para ganar esta batalla precisamos un Estado presente. Apoyar a las organizaciones barriales, tener políticas sociales participativas. Eso hacemos con el Plan ABC pero se requiere políticas de Estado. Los organismos públicos tienen que trabajar en los barrios en vez de retirarse", sostuvo Cosse en su cuenta de Twitter en la que citó a la noticia de El Observador.
En esa noticia se informaba que en la investigación “En las grietas del Estado: gobernanza criminal en Montevideo”, del departamento de Ciencia Política de la Universidad de la República (Udelar), se comprobó que en muchos barrios los narcos controlan los barrios, no solo con crímenes sino también con acciones benevolentes como la entrega de pelotas para un equipo de baby futbol o la ayuda para pagar la luz a cambio del silencio de los vecinos.
“Cuando una banda controla el territorio no usa el método violento, el que suele emplearse con más frecuencia cuando está en competencia, sino que despliega medidas más ‘benevolentes’ asociadas al poder y la compra del silencio: ofrecen viviendas a los vecinos, les ayudan a pagar la luz, donan camisetas o pelotas, comida y emplean a los varones jóvenes en el mercado de las drogas —como repartidores, para vigilar una zona o para conseguir un dato—”, explica Verónica Pérez Bentancur, doctora en Ciencia Política y una de las responsables de la investigación.
Esas prácticas —que parecen salidas de El Padrino o del modus operandi del colombiano Pablo Escobar—, dice el estudio, están extendidas “desde hace años” más de lo que se piensa. Porque si bien en Uruguay “las bandas criminales tienen escasos niveles de organización”, si bien no se ven a encapuchados armados hasta los dientes que circulan en 4x4 impidiendo el ingreso del Estado como en México, y si bien no hay matanzas a políticos, periodistas y fiscales como en Centroamérica, “manejan determinado dinero que les permite nuclear colaboradores y en el territorio de influencia” que en la capital uruguaya comprende al menos 24 barrios.