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Crisis del agua: gobierno anhela por lluvias y en la interpelación el oficialismo atacará responsabilidad de gobiernos del FA
La última vez que la represa de Paso Severino estuvo llena –con aproximadamente 65 millones de metros cúbicos– fue a fines de noviembre de 2022. Desde entonces, el embalse –que es la principal fuente de abastecimiento de agua para la zona metropolitana– ha venido bajando hasta ubicarse, por estos días, en su mínimo histórico: 6,5 millones de metros cúbicos.
Que la represa tenga un 10% de su caudal máximo se puede traducir con una palabra: crisis y explicarse con otras dos: no llovió.
Aunque hace seis meses que disminuye día a día, la situación explotó hace relativamente poco, cuando OSE pidió al MSP aumentar los máximos de cloruro y sodio en el agua que sale de las canillas, lo que provocó un rechazo generalizado, y llevó a jerarcas del gobierno a reconocer que la situación es extremadamente compleja.
La cuenta de almacenero detrás de las palabras es que las reservas de Paso Severino vienen bajando de a 300 mil metros cúbicos diarios, por lo que alcanzan para 18 días, ya que debe tenerse en cuenta que hay agua que también se evapora, aunque el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, aseguró este martes que el número se "estabilizará" con una serie de medidas que dispuso el Poder Ejecutivo.
En este contexto, y con previsiones de lluvias a corto plazo que son poco alentadoras, las autoridades del gobierno serán interpeladas este miércoles por el senador del Frente Amplio, Enrique Rubio.
Se tratará de una sesión en la que no se esperan consecuencias políticas, porque la coalición tiene garantizados los votos para respaldar a los ministros de Ambiente y Salud Pública que comparecerán junto al directorio de OSE.
La interpelación, y la necesidad de implementar medidas urgentes por la crisis hídrica, motivó que entre lunes y martes se produjeran una catarata de reuniones al más alto nivel entre autoridades y legisladores oficialistas.
El lunes, los senadores del Partido Nacional se reunieron en la bancada con asesores en temas hídricos y definieron que Sergio Botana sea el encargado de la defensa del gobierno.
A su vez, se estableció que en la sala Martín Casimiro Martínez del Palacio Legislativo se instale el comando de asesores de las autoridades, desde donde también monitorearán las redes sociales porque consideran que más allá de la batalla dialéctica hay una disputa mediática que atender.
Botana y el senador del Partido Colorado y exministro de Ambiente, Adrián Peña, estuvieron este martes en la Torre Ejecutiva reunidos con autoridades del gobierno trazando la estrategia política. En la mañana de este miércoles habrá una tercera reunión en el Palacio Legislativo.
Desde el oficialismo dijeron a El Observador que las respuestas serán en función del tono de la interpelación, aunque reconocieron que buena parte de los comentarios estarán enfocados en responsabilizar al Frente Amplio por no hacer obras para la zona metropolitana pese a que sabía que eran necesarias.
Botana señaló que intentarán “interpelar al interpelante” o que el “interpelante termine interpelado” y dijo que harán menciones a gastos como el Antel Arena o la planta regasificadora que se priorizaron por encima de –por ejemplo– la represa de Casupá. “OSE tiene responsabilidad en esta situación pero no tiene culpa”, dijo el exintendente de Cerro Largo.
La situación de esta represa, cuya construcción está en carpeta desde 1970, formará parte del debate, ya que el Frente Amplio señala que Tabaré Vázquez dejó a Luis Lacalle Pou el proyecto pronto con endeudamiento autorizado, pero el gobierno optó por Neptuno, la iniciativa privada en Arazatí que tomará agua del Río de la Plata.
Fuentes de OSE dijeron a El Observador que este lunes el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) envió al directorio una nota en la que consulta qué hacer con la reserva del préstamo para esa obra, cuya prórroga se vence el 3 de junio.
Esperando la lluvia
Más allá de la interpelación, OSE maneja diversos planes a implementar en el corto y mediano plazo, aunque en el directorio reconocen que la situación solo se puede revertir con lluvias.
Las autoridades solicitaron autorización económica para hacer una "obra de emergencia" al amparo del artículo 33 del TOCAF. Se trata de una represa y un trasvase en la desembocadura del río San José, 3 kilómetros aguas abajo del cruce con la ruta 45, que llevaría agua al Santa Lucía. La obra tiene un costo aproximado de US$ 30 millones y permitiría acceder a agua dulce.
A su vez, adquirirán a la UTEC una planta desalinizadora, utilizarán una de ósmosis inversa que UTE tiene en Puntas del Tigre que también permite desalinizar, y están construyendo –a un costo de $20 millones– una “represa precaria” en el Paso Belastiquí, 10 kilómetros aguas abajo del embalse de Aguas Corrientes.
"Con la construcción de esta represa, se logra asegurar una reserva de agua bruta de aproximadamente 1 millón de metros cúbicos, un volumen equivalente a tres días de operativa del trasvase, y se logra también mantener un nivel de agua que asegure la continuidad de la operativa de bombeo, la cual es imprescindible", dice uno de los documentos analizado por el directorio.
Fuentes de OSE señalaron que la idea es “estirar de a poquito” las reservas, esperando a que lleguen lluvias “aguas arriba” de Paso Severino.
El promedio del consumo diario de agua potable en la zona metropolitana es de 620 mil metros cúbicos, los cuales llegan –aproximadamente–: 260 mil desde Aguas Corrientes, 300 mil desde Paso Severino y 55 mil desde el Santa Lucía grande.
“Lo ideal sería que lluevan 50 milímetros” dijo uno de los consultados, aunque se mostró pesimista porque los informes meteorológicos con que cuentan estiman que las lluvias serán menores. De hecho, el pronóstico de Inumet señala que las lluvias de entre el 18 y el 20 de mayo aportarán menos de 6 milímetros a la cuenca del Santa Lucía.
En este sentido, las autoridades se ilusionan con que ocurra un “bombazo” de agua inesperado en la cuenca, algo similar a lo que pasó en febrero de 2009, cuando a OSE le quedaban reservas para pocos días pero la intensidad de las lluvias hizo desactivar todas las alarmas porque en menos de tres días –entre el 20 y 22 de ese mes– llovieron más de 200 milímetros.
La estrategia: agotar y preservar
Desde la empresa pública dijeron que por ahora no prevén subir los máximos de cloruros ni sodio, y señalaron que la estrategia desde noviembre fue “agotar” las reservas de la represa de Canelón Grande e intentar “preservar” Paso Severino.
Uno de los consultados narró que desde noviembre se llevan bombeados 35 millones de metros cúbicos desde abajo de Aguas Corrientes –donde el agua es más salada– para “mezclar” con la dulce que llega de Paso Severino.
La fuente dijo que en caso que no llueva y se agoten las reservas, el camino será ofrecer agua que no sea bebible, pero que se pueda usar para descargar las cisternas y lavar. “Se tendrá que suministrar agua potable por fuera en los lugares más sensibles”, agregó.
En este sentido, descartó la posibilidad de realizar cortes porque se contaminan las redes por las que circula el agua y se afecta el funcionamiento del saneamiento, ya que el sistema está conectado.
