Crisis hídrica: más de la mitad de habitantes de la zona metropolitana dejó de tomar agua de OSE

Así lo demuestra la última encuesta de la consultora Opción, cuya consulta a 824 entrevistados acabó este miércoles y difundió Telenoche. En los dos departamentos de afectación directa del incremento de la salinidad, medida a la que llegó OSE como consecuencia de una sequía sin precedentes, solo uno de cada diez vecinos continúa bebiendo el agua corriente como lo hacía previo a la crisis hídrica.

Algo más de la mitad de la población de la capital y el área metropolitana cortó del todo el consumo, cerca de una octava parte redujo el uso, y el resto no bebía de OSE previo a la crisis.

La caída de la reserva de agua dulce de Paso Severino y Santa Lucía Grande llevó a que OSE decidiera “mezclar” el agua con la que ingresa del Río de la Plata, un poco más al sur de la represa de Aguas Corrientes. Eso supuso un aumento del sodio y cloruro en el volumen hídrico. 

Pese a que las autoridades del Ministerio de Salud Pública aclararon que está habilitado el consumo (aunque con precauciones en la población de riesgo), el cambio en el sabor, en la densidad o el temor llevaron a cambios de conducta. Incluso en aquellos departamentos en los que, en teoría, no hubo cambios en el agua corriente. 

La encuesta de Opción Consultores da cuenta que el 17% de los habitantes de los restantes 17 departamentos redujeron o cortaron el consumo de OSE.

Estas diferencias geográficas podrían explicar que la caída del consumo de OSE haya sido más pronunciada entre votantes del Frente Amplio que entre el oficialismo. Porque si bien no puede descartarse el voto de confianza partidaria —por un lado en los intendentes de izquierda, por otro en el gobierno nacional—, el área metropolitana es el bastión frenteamplista. 

 A las preferencias partidarias, se le suma otra diferenciación en los cambios de conducta: la edad. El Ministerio de Salud Pública recomendó la disminución del consumo de agua de OSE entre los hipertensos. E incluso exhortó que “en la población con mayor riesgo de ser hipertenso no conocido, por ejemplo personas mayores de 60 años” haya los controles de presión arterial periódicos.

No obstante, son los jóvenes los que han tenido un cambio más notorio en el consumo: 44% dejó de beber por completo agua de OSE tras el incremento de la salinidad. Lo siguen los adultos de mediana edad (34%) y luego los mayores de 60 años (25%).

Esto podría tener al menos dos explicaciones: los adultos mayores ya eran los que consumían menos agua corriente previo a la crisis hídrica (29%). Y, por otro lado, entre los mayores de 60 años se concentra buena parte del electorado de la coalición de gobierno.

“Por más que las diferencias regionales y etarias contribuyan fuertemente a explicar que los cambios en el consumo sean mayores dentro del electorado frenteamplista, no puede descartarse la posibilidad de un efecto propiamente ‘político’ en el consumo de agua”, insiste el informe de la consultora. Y concluye: “Allí donde OSE decidió incrementar los niveles de salinidad del agua, se redujo drástica y masivamente el consumo de agua corriente, un dato plenamente coincidente con los reportes sobre una explosión de la demanda y problemas de abastecimiento del agua embotellada”.