Maximiliano Lauz

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De manejar un Uber a entrenar con la selección: la increíble historia de Maxi Lauz

El golero, que está sin equipo y que maneja un auto, practicó con la selección
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30 de mayo de 2018 a las 05:00
La salud de su hijo dejó el sueño guardado en un cajón. Maxi se tomó el primer avión de regreso. Atrás quedaban seis meses en la filial de Rayo Vallecano. El contrato podía significar el fin de las penurias. Pero el amor y el deber de padre pudo más.

Una tarde mayo de 2018 entrenaba con los jugadores sin trabajo de la Mutual. Terminó, se pegó un baño y se preparó para irse a manejar el Uber que le permite vivir.

En eso, el entrenador de goleros de la gremial, Juan Obelar, lo llamó. La noticia lo sacudió. "¿Podés ir a entrenar mañana con la selección que necesitan un golero?". Los ojos se le iluminaron.

El auto con el que trabaja estaba roto, por lo que aquel jueves 24 de mayo se tomó un ómnibus hasta la Mutual y desde allí lo llevaron al Complejo Celeste.

A los 25 años Maximiliano Lauz, golero de profesión, comenzaba a vivir una historia increíble: entrenar con las estrellas celestes.

"Me acuerdo de cada detalle. Me recibió el jefe de seguridad y me llevó a un vestuario particular donde me dieron ropa y me cambié. Yo ya conocía el Complejo porque había estado en una preselección Sub 20 con Verzeri. Y me fui para la cancha", comenzó diciendo Maxi Lauz a Referí.

"Entré y estaba nervioso en el calentamiento. Me desbordaba la ansiedad de estar con todos esos monstruos. Era un sueño. De pronto estaba entrenando con Celso Otero y Muslera y de ahí a un táctico", comentó Lauz.

El golero de la gremial agregó que al momento del movimiento futbolístico el técnico Tabárez y Otero le dieron confianza: "Me dijeron que hiciera lo que entreno, con tranquilidad".

Claro, el tema es que Lauz pasó de entrenar con jugadores que no tienen trabajo a tener al lado a José María Giménez y Sebastián Coates como dupla de zagueros. "Me pusieron con los titulares. La verdad que Josema y Coates me hablaron siempre para darme confianza", señaló.

Lo cierto es que terminó el entrenamiento y cada uno fue para su vestuario.

Pero jamás imaginó Lauz que el destino le tenía deparada una segunda oportunidad con las estrellas celestes. Ocurrió el lunes. Esta vez lo pasaron a buscar en un remise por su casa en el Cerro.

Maxi entró al Complejo, se cambió y fue a la cancha. Claro, lo que no sabía era que habían caído de la FIFA a realizar controles antidopajes sorpresivos a los jugadores de la selección.

"Me quedé una hora solo en la cancha. ¿Qué hice? Me senté en el pasto a tomar sol. No sabía que iban a demorar tanto. Después me trajeron fruta y agua. Esperé ahí hasta que me vino a buscar y el encargado del Complejo me llevó al vestuario de los jugadores. Vinieron el profe Herrera y Otero a pedir disculpas por la demora y me comentaron las tareas".

Acto seguido fue el gimnasio. "Estaban Matías Vecino, Martín Silva, Campaña y Maxi Gómez jugando un frontón con la pelota y ta, lo más bien, me saludaron como si ya me conocieran".
Dos horas después de lo previsto los celestes salieron a la cancha y junto a ellos un ilusionado Maxi Lauz. Luego de la tarea física se armaron equipos. Y de pronto, se vio ante la dificultad de tener que atajar ante Luis Suárez. Lauz se acuerda de todo. ¿Cómo olvidarlo? "Fue increíble. Le tapé dos remates a Suárez, uno a Bentancur y otro a Carlos Sánchez".

Viví un sueño. No solo estar ahí, sino entrenar. ¿Si pedí la ropa para tenerla de recuerdo? No, no se me pasó por la cabeza porque no me gusta pedir. No le pido a nadie. Es obvio que me hubiese gustado tenerla, claro, pero no le pediría nada a nadie". Maximiliano Lauz Golero de la Mutual que entrenó con la selección

Hasta que el trabajo lo puso mano a mano con Suárez. "Me abrió el pie y definió con zurda. Nada que hacer... ¡qué calidad!".

Cuando el sueño llegaba a su final Maxi fue sorprendido una vez más. "Me invitaron a almorzar pero no me pude quedar porque se me hacía muy tarde. Hago Uber. Tenía que ir a buscar a mi nene de 5 años a la escuela y no podía quedarme a comer. Soy del Cerro y de ahí se me hace lejos", contó. "Estoy sin equipo y no me queda otra que salir a manejar un Uber porque hay que sacar a la familia adelante. Hay que salir a trabajar. Por suerte cuando estuve en Torque me ayudaron y me pude comprar un auto, entonces entreno de mañana y de tarde salgo a manejar", agregó.
Cuando se retiraba, Martín Silva le regaló un par de zapatos de fútbol y Vecino championes.
"La verdad que estoy agradecido porque uno que vive la realidad le cuesta comprar un par de zapatos. Son caros para cualquier persona y más en la situación en que estoy. que no tengo nada y estoy trabajando de Uber".

Maxi asume: "La verdad que viví el sueño de cualquier chiquilín. Estar al lado de Suárez, Cavani, Godín, Muslera, a cualquier uruguayo le gustaría estar ahí".

Pero la vida sigue para Maxi. Y ayer, como hoy, se volvió a levantar temprano para volver a luchar por su sueño.

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