En un predio de 65 hectáreas en Progreso, Canelones, la familia Pigato hace 40 años que produce manzanas y hace 15 que las exporta a Italia y, en menor medida, a Brasil. El trabajo en familia potenció esa producción y el camino recorrido generó aprendizajes, con una expansión relevante gracias al esfuerzo, al trabajo y a la dedicación. “Todos los días estamos aprendiendo y casi todos los días nos estamos equivocando”, contó a El Observador Sebastián Pigato, director de Pigato Hermanos.
El crecimiento fue lento, pero los frutos fueron apareciendo. Primero llegaron las cámaras, un local de ventas en el Mercado Modelo y distribuidores en gran parte del país. Luego, hace 15 años, surgió el desafío de exportar manzanas y peras, cuando se concretó el primer envío a Italia.
Mantener un mercado abierto “siempre es bueno”, porque exportando el 20% de la producción “hay un 20% menos que está compitiendo en plaza” y, por ende, se logran equilibrar mejor los precios de venta.
“Tenés que mantener el camino abierto siempre, haya poco o haya mucho. Diría que es la vía principal, pero casi todos los que están en este rubro viven en base al mercado interno”, indicó.
Los volúmenes exportados por la empresa son pocos –en 2018 exportaron 150 toneladas–, pero ayudan. “Si todos tenemos la posibilidad de exportar algo, la plaza nunca va a estar sobreabastecida, algo que es muy malo porque hace caer los precios”, explicó.
El productor indicó que los valores de la exportación “no siempre son mejores” que lo pagado en el mercado local.
“El año pasado, por ejemplo, fue muy superior porque no había mucha cosecha y el precio del mercado interno superó al del exportación”, recordó.
La empresa apuesta fuertemente a la incorporación de tecnología, desde el manejo de las plantas y de la fruta, hasta en la adaptación y el trabajo en las cámaras.
En 65 hectáreas produce principalmente manzanas –en todas sus variedades–, pero también se dedican a la producción de peras y duraznos, y en volúmenes más pequeños a ciruela y membrillo.
En un año bueno, la empresa llegó a producir 50 mil kilos de manzanas por hectárea por año, pero la media, entre montes jóvenes y otros más adultos, es de unos 35 mil kilos anuales por hectárea.
El sector frutícola tiene varias dificultades, muchas ajenas a los problemas del país, reconoció Pigato. Señaló que la situación de Argentina y Brasil tiene sus consecuencias en el sector, así como también la ausencia del turismo argentino le pega muy fuerte a los fruticultores.
El clima –el talón de Aquiles del sector en general– es un factor clave para el buen desarrollo del producto. “Necesitamos ‘x’ cantidad de unidades de frío y no las tenemos. De repente tenés exceso de agua. En dos meses te llueve lo que debería llover en todo un año. Tenemos unas cuantas cosas que nos juegan en contra, pero haciendo las cosas bien se puede. Hay que ser muy prolijo, muy ordenado y bastante conservador”, concluyó el productor.
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