Un apretón de manos histórico en el Palacio de la Revolución.<br>

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Deshielo y críticas

Los líderes de EEUU y Cuba celebraron el momento histórico pero no se ahorraron reproches
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22 de marzo de 2016 a las 05:00
No caben dudas de que la jornada de ayer fue histórica. Estados Unidos y Cuba, separados por cinco décadas de relaciones congeladas, se volvieron a encontrar en la figura de sus mandatarios en la ciudad de La Habana, algo que no ocurría desde hacía 88 años. La imagen rezuma optimismo, aunque ninguno de los protagonistas se demostró ingenuo.

La jornada oficial comenzó con una visita del estadounidense a la Plaza de la Revolución, donde depositó una ofrenda floral ante el monumento de José Martí y entonó el himno de su país. Con esto incluso alcanzaba para hacer historia, pero claro que no fue suficiente.

Después del mediodía, Barack Obama se reunió con el presidente cubano Raúl Castro en el Palacio de la Revolución. El encuentro fue a puertas cerradas pero al término del mismo los dos ofrecieron una declaración y se prestaron para responder las preguntas de los periodistas presentes.

Los dos destacaron la historicidad indiscutible del momento. El locatario se refirió a la disposición de su gobierno a seguir avanzando en la normalización de relaciones con Estados Unidos, después de que el presidente de aquél país diera un puntapié inicial a fines de 2014, por intermediación del papa Francisco. El cubano incluso propuso a Obama superar las dificultades y que "acepte y respete las diferencias y no haga de ellas el centro de la relación, sino que se promuevan vínculos que privilegien al beneficio de ambos países y pueblos".

Obama también se mostró ilusionado por el "nuevo día" que comenzó en las relaciones bilaterales. "Tenemos que aprovechar lo que hemos hecho y esperamos que eso pueda ayudar", indicó.

Pero al tiempo que fueron complacientes con su interlocutor, cada uno de ellos dejó clara su posición en torno a varios temas en los que al momento no hay acuerdo ni perspectiva de diálogo.

Por ejemplo, Castro recriminó que "mucho más podría hacerse si se levantara el bloqueo de los Estados Unidos", pues esa medida tiene sobre la isla unos "efectos intimidatorios de alcance extraterritorial" que tienen "consecuencias negativas" para Cuba.

El hermano del artífice de la Revolución cubana tampoco olvidó el reclamo por el territorio donde EEUU tiene su cárcel de Guantánamo. "Existen profundas diferencias en nuestros países que no van a desaparecer", dijo Castro con sinceridad meridiana. Y a su turno Obama pronunció una frase muy similar: "La relación entre nuestros dos gobiernos no se va a transformar de la noche a la mañana; tenemos muchas diferencias".

El estadounidense también trazó la línea divisoria entre ambas naciones, e hizo énfasis en los derechos humanos y la democracia. "Son asuntos sobre los que hemos mantenido conversaciones muy francas y sinceras", afirmó.

"Creemos que cuando compartimos nuestras más profundas creencias e ideas al respecto, sobre la base del respeto mutuo, los dos países podemos aprender y mejorar la vida de nuestros pueblos", subrayó Obama. Pero Castro no le dio toda la razón, pues cuando fue interrogado específicamente por los presos políticos retrucó pidiendo la lista de los mismos. Y luego aseguró que "de los 61 derechos humanos, Cuba cumple 47".

"Si hay esos presos políticos antes de que llegue la noche van a estar sueltos", indicó, y más adelante volvió sobre el asunto para agregar: "No es correcto preguntarnos por presos políticos. Díganme el nombre del preso político y ya".

Igual Obama aclaró que este asunto no impedirá el avance de las relaciones. "Tengan presente que yo tengo muchísimos desacuerdos con los chinos con respecto a los derechos humanos", dijo por ejemplo.

Determinado por los cubanos

Pero en todo caso, el presidente de EEUU no se erigió en el salvador del pueblo cubano y le recordó a los locatarios que no son más que ellos los dueños de su destino. "Cuba es un país soberano, y el futuro de los cubanos será determinado por los cubanos y por nadie más".

Con el asunto del embargo económico que su país aplica a Cuba sí fue un poco más condescendiente, pues él mismo está en contra de la medida pero no logra que el Congreso, de mayoría opositora, apruebe el cambio. "El embargo va a terminar, lo que no estoy del todo seguro es cuándo", pudo comentar.

"Lo que hicimos por cincuenta años no sirvió ni nuestros intereses ni a los cubanos. Si seguimos haciendo algo repetidamente que no ha funcionado, tiene sentido intentar algo nuevo", ratificó, y se dijo dispuesto a hacer "un llamado al Congreso para que lo levanten".

La de ayer fue la tercera reunión de ambos mandatarios desde que decidieron normalizar la relación entre sus dos países en diciembre de 2014. No se sabe qué hablaron en privado, pero al menos se destaca que hayan podido intercambiar ideas.

Después de la conferencia de prensa, Obama se reunió con incipientes empresarios locales, y este martes se encontrará con disidentes políticos.

La jornada de hoy marcará un nuevo hito, pues el estadounidense ofrecerá un discurso para el pueblo cubano que será transmitido en directo por televisión. Por la tarde asistirá a un partido de béisbol entre un equipo de su país y otro de Cuba, y al final volará hacia Argentina.

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