Un día de 2003, Rodríguez apareció muerta. Volonté dijo que se había suicidado con una dosis de pentotal. La opinión de un experto como Volonté era para respetarla, salvo que había algunos detalles: la mujer tenía un golpe en la cabeza y moretones en los brazos.
Las autoridades judiciales de la época a conformaron una junta de médicos forenses –ajenos al departamento- para esclarecer el caso. Además, algunas amigas y compañeras de trabajo de la mujer, del Hospital de Maldonado, establecieron que Rodríguez les había anunciado que dejaría a Volonté, lo que ofreció a las autoridades una pista acerca del móvil que pudo conducir al ex forense a cometer el crimen.
La Junta se expidió en 2004 estableciendo que efectivamente no se había suicidado como Volonté pretendió hacerlo ver, cuando dio cuenta a la Policía que había encontrado el cadáver en su casa del balneario Buenos Aires, de Punta del Este.
Todo indica que Volonté utilizó sus conocimientos forenses para inyectare pentotal e intentar hacer ver que era un suicidio. Cuando la Junta médica se expidió, Volonté ya se ido hacia Chile, según luego se supo La jueza a cargo de la sede penal de cuarto turno del departamento, Graciela Eustachio, pidió a Interpol su captura internacional.
Volonté había conseguido un trabajo por US$ 6 mil en el gobierno chileno.
Pero el médico no pudo ser ubicado por la policía trasandina y recién fue detenido por Interpol en Brasil, en noviembre de 2004, cuando se disponía a viajar a España. Desde ese país fue extraditado el pasado viernes y puesto a disposición de las autoridades judiciales fernandinas.
Según supo Oberva, el médico continuó negando su participación en los hechos y objetó que la dosis de pentotal encontrada en el cadáver de su ex compañera pudiera ocasionarle el deceso.