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Disparos, un cuchillo y un golpe mortal en la cabeza: así terminó una mala relación entre vecinos

El presunto homicida entró a la casa de su víctima, la sacó a la fuerza y la mató de un golpe en la cabeza
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19 de septiembre de 2018 a las 12:04

Alcoholismo, invitaciones a pelear, tiros al aire y amenazas con un cuchillo: esos fueron algunos de los componentes de un escenario salvaje que terminó en un homicidio a sangre fría entre vecinos del barrio de Los Ingleses, de la ciudad de Salto, que desde hacía tiempo tenían serios problemas de convivencia.

El asesinato ocurrió en la madrugada del 16 de setiembre, cuando la víctima llegó a su casa, luego de haber salido a tomar algo y emborracharse, según relató la fiscal del caso. Antes de sentarse a tomar mate, explicó Mirna Busich en su pedido de formalización que presentó este martes en la Justicia, la víctima salió al exterior de su vivienda porque escuchó ruidos extraños.

Fue entonces cuando salió a su encuentro la madre de su vecino, que desde el límite de ambas casas le espetó que guardara silencio. Testigos de lo ocurrido resaltaron después que esa recriminación se debía a lo alto que sonaba la música dentro de la casa.

El hombre de 50 años retornó al interior de la vivienda y comenzó a calentar agua para tomar mate. En ese momento, el imputado –que aguarda en prisión preventiva por 120 días desde este miércoles–, salió de su casa y disparó dos veces al aire con su revólver calibre 38.

La víctima dejó el mate y salió a la calle con un cuchillo que siempre llevaba en su cintura e invitó a pelear a su vecino; como no obtuvo respuesta, volvió a su casa.

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Pero su vecino, de 35 años, sí respondió, aunque con retraso. Salió de su casa a los pocos minutos e irrumpió en la de su vecino –en donde estaba toda la familia reunida–, “portando en una mano un trozo de caño estructural de aproximadamente 80 centímetros”, describió la fiscal, con el que golpeó al vecino de 50 años. Lo tomó del brazo para sacarlo de su asiento y comenzó a arrastrarlo hacia afuera.

La víctima, alcoholizada y con dificultades de movimiento –según apuntó Busich, el hombre era beneficiario del BPS por quemaduras y deformación de las articulaciones de sus piernas– no pudo ofrecer resistencia. Ya en el fondo de la vivienda, el imputado le pegó en el brazo y luego le dio el golpe final que le partió la cabeza. 

La fiscal anotó que cuando llegó la policía el imputado prestó total colaboración: confesó el asesinato y ayudó a los efectivos a encontrar el objeto que usó. Además, sus familiares entregaron el revólver con el que disparó dos veces al aire.

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