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¿Cómo y cuándo tiene que disparar la policía? Dudas normativas y una vara ética y legal

Tienen que definirlo en segundos y bajo dos premisas que en una situación de estrés pueden parecer contradictorias: preservar todas las vidas y protegerse de una agresión que aparenta letal; sindicato reconoce falencias en la formación
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05 de marzo de 2023 a las 05:00

Entre lágrimas, el policía, ante quien definiría su futuro, dijo: "Me defendí. Somos policías 24 horas. Me defendí —llora— Cuando veo que el señor cae, veo que me sigue apuntando y por eso me sigo defendiendo. Y bueno, y cuando logro defenderme, no voy a seguir lastimándolo, incluso voy a asistirlo, llamo a la emergencia, paro a un auto que iba pasando y bueno, eso... No me siento contento por eso que pasó, no quise matar a nadie". Un par de meses después de eso, conoció que el juez Marcelo Malvar lo condenó a dos años y ocho meses de prisión por un homicidio a título de dolo eventual, pero no hizo lugar a la petición de la fiscalía, que pedía siete años, tal y como informó El Observador el jueves. 

"Somos policías 24 horas" fue una frase que repitió mucho durante su declaración el entonces subdirector ejecutivo de la Policía Nacional, Jorge Berriel. "Se les pide que cuando vayan solos, estén en alerta. Porque el Policía tiene que ser policía las 24 horas. Tiene que estar alerta por eso y también porque es una fuente, que la delincuencia en este país la usa, lamentablemente....", dijo el entonces jerarca antes de ser interrumpido por una de las fiscales. 

En este caso, el policía —que iba vestido de civil— había disparado ocho tiros a quien intentó rapiñarlo. A juicio de Malvar, los primeros seis fueron en legítima defensa, pero los otros dos fueron un exceso. 

Pero de las declaraciones de Berriel y del entonces director de la Escuela Policial, Efraín Abreu (quien hoy ocupa el cargo que era de Berriel, que fue cesado tras su imputación en el caso Astesiano) se desprende que las directivas del Ministerio del Interior es buscar eliminar la amenaza, aunque los dos subrayaron que lo ideal sería no utilizar el arma de fuego para eso. 

Cuando se entiende que es necesario disparar, la indicación de la Escuela es que se dispare "de la cintura para arriba, hasta los hombros y cabeza" porque ahí están "todos los órganos que pueden incapacitar a una persona", según consta en la declaración de Abreu. A su vez, el juez de la causa dijo que "la policía no enseña a tirar a las piernas ni a las manos, sino al torso o a la cabeza y aunque nadie desee la muerte del atacante, ella es casi inevitable con las técnicas que se enseñan, las que evidentemente están diseñadas para preservar la vida de los habitantes y de los propios funcionarios". 

Pero el exdirector del Instituto de Derechos Humanos y exsubsecretario del Ministerio del Interior (2005 a 2007), Juan Faroppa, problematizó esa afirmación en diálogo con El Observador. "A veces dicen que no hay que disparar para arriba, o a determinadas zonas del cuerpo, y que hay que disparar para abajo. Pero si vos disparas a una pierna y le das en la arteria femoral, esa persona se desangra rápidamente. Entonces, la pregunta no es ¿a dónde disparar? sino ¿es necesario disparar?", señaló el profesor adjunto de la Cátedra de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho. 

En ese sentido, se preguntó si siempre que se dispara, realmente no había otra forma de eliminar la amenaza. "La Policía uruguaya, como muchas del mundo, todavía tiene resabios machistas en referencia a la valentía y al arrojo. ¿Qué problema hay que si el policía ve que está en una situación complicada, retirarse? Buscar refuerzos, buscar tener una superioridad táctica y ahí intervenir de otra forma", valoró. Pese a eso, insistió en que entiende que hay situaciones en las que disparar es la única vía posible de evitar un mal mayor, como la muerte o lesión propia o la de un rehén. 

De hecho, recordó que cuando trabajaba en Naciones Unidas un agente del FBI decía que cuando él sacaba su arma, apuntaba a los testículos, pecho o cabeza del atacante. Él entendía que cuando sacaba el arma, era porque realmente no había más nada que hacer que eliminar el objetivo. Lo hacía únicamente cuando tenía la firme convicción que si él no neutralizaba el objetivo, lo iban a matar. 

En el caso en cuestión, el policía se había cruzado de vereda y había intentado subirse a un ómnibus para evitar el encuentro con el rapiñero. Pero finalmente, cuando la víctima le apuntó de lejos con un arma de juguete, el policía comenzó a disparar. 

La ley de procedimiento policial, en su artículo 18, expresa que el uso de armas y la violencia "debe ser moderado, racional, progresivo y proporcional, considerando el riesgo a enfrentar y el objetivo legítimo que se persiga". En el artículo 23, literal C, indica que el policía tiene el deber de reducir "al mínimo los daños y lesiones que pudiera causar al agresor, siempre y cuando ello no ponga en riesgo su vida o integridad física o las de terceras personas"

Para elegir cuándo disparar, entiende Faroppa, lo más importante es la profesionalización para poder decidir de la mejor manera en un momento de muchísimo estrés. "Para resolver ese momento, el policía tiene que estar preparado como está preparado un médico, un paramédico o un enfermero cuando va a realizar una intervención. Que sea urgente y última. Que sepa que si corta mal o si conecta una vía mal puede terminar con la vida de la otra persona. Pero eso se debe hacer por reflejo, porque no hay tiempo para pensar. No hay tiempo para poder reflexionar. Es algo que se genera con entrenamiento y capacitación. Fundamentalmente entrenamiento práctico", manifestó. 

Falencias en la formación

Abreu, Berriel y la presidenta del sindicato policial, Patricia Rodríguez, repitieron también lo mismo: "En ese momento hay que estar ahí... es un segundo". Así, en diálogo con El Observador, la sindicalista pidió ponderar que el funcionario en ese momento, de mucho estrés, debe decidir rápidamente qué acción tomar y ella puede definir su futuro. 

El juez Malvar, que finalmente terminó condenando al acusado, indicó que inicialmente él había actuado conforme a las enseñanzas de la academia y que no es imputable las eventuales discrepancias con ellas y "mucho menos cuando ellas provendrían de personas inidóneas como los operadores judiciales".

Faroppa discrepa. De hecho, intercambió sobre el punto con un policía cuando estaba dando un curso para efectivos en otro país. Cuando el exjerarca departía sobre la importancia de la preservación de los derechos humanos, el policía le dijo: "Para usted es muy fácil hablar, está ahí, en su escritorio, los que estamos ahí recibiendo tiros y viendo que matan a nuestros camaradas somos nosotros". "La respuesta mía fue que si él no servía para eso, tenía que dedicarse a otra cosa, porque un cirujano interviene a un niño que se está muriendo desangrado y se muere en el quirófano, no le va a decir a los padres '¡ah, pero hay que estar ahí eh, hay mucha sangre, es tremendo!'", contó. 

Pero a la discusión sobre cuándo es éticamente correcto disparar, se suma a que los funcionarios no siempre saben cuándo es legal. Me defendí, decía entre lágrimas el oficial cuando a juicio de Malvar había cometido un homicidio. La presidenta del sindicato, Rodríguez, contó a El Observador que en el gremio se formó una Secretaría de Formación porque percibían que "había falencias complicadas a la hora de actuar"

Lo notaron porque en las intervenciones penales que tenían —abogados del sindicato patrocinan a la mayoría de sus socios que deben comparecer ante la Justicia— se daban cuenta que las justificaciones que daban los policías por su proceder "no tenía que ver mucho con la realidad jurídica" sino que referían a "voces de pasillo". No tenían claras las reglas. 

"Si vos salís (de la escuela) y te toca compartir con un policía que tampoco lo tiene muy claro y tiene más años que vos, vos le vas a hacer caso a lo que te diga por más de que quizás no está bien. Había falencias estructurales", comentó Rodríguez. Ejemplificó que cuando en el fragor del debate por la ley de urgente consideración (LUC) se viralizaban videos de policías en procedimientos, muchos de ellos creían que era ilegal que la gente los filmara y que podían requisarles el dispositivo por eso. "No era que el policía era malo, era que no sabía realmente si la persona podía hacerlo o no", explicó. Luego de eso, el sindicato dio unas charlas al respecto y gracias a eso y al boca a boca, dejó de suceder. 

Por eso, Rodríguez reclamó más y mejor formación: "Históricamente se decía que el policía se hacía en la calle con la experiencia de los más viejos. Pero eso no se puede seguir tomando en cuenta, porque como cambia la criminalidad, las bandas de narcotraficantes. No es lo mismo, porque un policía que hoy recién sale de la escuela se puede enfrentar a cualquier suceso de esa índole y nadie le va a preguntar si tiene un día o 10 de policía". 

En el juicio, Berriel declaró que es responsabilidad de los superiores mantener a los efectivos aggiornados en el conocimiento y que la creciente violencia de los criminales los obligan a actuar rápido. 

"La profesión policial es muy seria. Ese es uno de los problemas que tenemos, que pensamos que poner siempre más gente en la calle porque la sociedad reclama más policía y estamos sacando gente sin ninguna formación. No cualquier persona está capacitada psicológicamente, educativamente, para ser policía. Pero como el sistema político de todos los partidos responde al clamor popular, que pide más policías, se vuelve una máquina de hacer chorizos. La responsabilidad es política", reflexionó Faroppa.

El Observador intentó entrar en contacto con jerarquías de la Escuela Policial, sin éxito. 

Las rapiñas a policías y la legítima defensa

La defensa del acusado —que la llevaron adelante Joaquín Abal y Emiliano Chimuris— argumentó que fue un caso de legítima defensa. Que el policía tuvo que definir qué hacer en nueve segundos y que a sus ojos, siempre que disparó, el hombre representaba una amenaza para su propia vida. 

El fiscal de Homicidios Carlos Negro, dijo a El Observador que para que en un homicidio se configure legítima defensa "la jurisprudencia dice que la situación tiene que ser muy clara" y en función de eso se archivan o no los casos. En casi dos años al frente de esa fiscalía, trató entre seis y ocho casos y todos fueron configurados como legítima defensa. Quienes habían disparado lo habían hecho para defenderse. Algunos de ellos habían sido derivados de rapiñas y en un caso, por un hurto, en el que se disparó hacia el suelo en forma disuasoria pero la bala rebotó y terminó matando a la otra persona. 

Adriana Edelman, por su parte, indicó a que desde que está al frente de su turno —el tercero—, junio de 2020, tuvo al menos entre 12 o 14 casos en los que tuvo que analizar si el policía había cometido un homicidio o había actuado en legítima defensa

A su vez, la defensa puso la lupa en cómo afectan las rapiñas a la comunidad policial. Por eso, informaron que entre el 1 de enero y el 5 de febrero de 2020 (la fecha del hecho) hubo 77 policías víctimas de un delito doloso (homicidios, rapiñas, hurtos y atentados). A diez de ellos les sustrajeron el arma de reglamento y en un 93% los policías no estaban uniformados.

Sobre el punto, Patricia Rodríguez afirmó: "Hubo un pico muy grande en la última etapa del gobierno anterior y tuvimos muchos compañeros muertos por ese hecho porque a veces dudaban de si podían defenderse o no, si podían disparar o no ante ciertos hechos. Eso creo que quedó saldado y hoy el policía se va a defender. Es una persona que no tiene porqué regalar su vida, más allá de haber elegido ser policía". 

Además, cree que se cae por su propio peso el argumento de que la policía uruguaya genera "miedo" o "terror". "Vos miras videos de procedimientos y la gente se les viene arriba, no los dejan hacer el procedimiento, está bien filmar, lo que no está bien es entorpecer. Les quieren sacar a los detenidos...", sostuvo. 

En el juicio, Abreu declaró que tuvieron policías que terminaron asesinados por "confiarse" y no disparar más. "Son momentos únicos con mucho estrés, que, obviamente y con las disculpas del caso, capaz no estaríamos acá si no hubiera una persona fallecida, pero por lo menos no tengo que lamentar la muerte de un policía como ha pasado en otro momento. Es solamente una apreciación personal. Si el agresor todavía tiene posibilidad de movimiento y está armado y el policía no tiene esa situación dominada, sí, los disparos se pueden dar", señaló entonces. 

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