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16 de febrero 2013 - 19:27hs

Este domingo Rafael Correa, el actual presidente de Ecuador, va camino a convertirse en el presidente con el mandato ininterrumpido más largo de la historia del país, frente a una oposición dividida.

Unos 11,6 millones de ecuatorianos votarán hoy dentro y fuera del país, después de que el jueves terminara una campaña electoral, que fue corta y sin debates entre todos los candidatos porque Correa se negó a participar, aunque dijo que lo haría en una segunda vuelta, si es que llega a celebrarse.

Además de Correa, a la Presidencia se presentan el exbanquero Guillermo Lasso, el expresidente Lucio Gutiérrez, el exministro Alberto Acosta, el empresario bananero Álvaro Noboa, el pastor evangélico Nelson Zavala, el izquierdista Norman Wray y el independiente Mauricio Rodas.

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El 7 de febrero, el último día en que se publicaron encuestas en Ecuador, el mandatario aventajaba al segundo clasificado, Guillermo Lasso, con entre 38% y 51% en intención de voto. Para no ir a una segunda vuelta, Correa necesita más del 50% de los votos o el 40% con una ventaja de diez puntos porcentuales frente al segundo.

Diez años en el cargo

El mandatario ha mantenido un alto nivel de popularidad durante toda su gestión, principalmente debido al buen desempeño de la economía, apuntalada por el alto gasto e inversión públicos. Correa, un economista de izquierda aliado del presidente venezolano Hugo Chávez, ocupa desde 2007 el Palacio de Carondelet, la sede presidencial en el centro colonial de Quito. En 2009 los electores lo refrendaron en el cargo, en unos comicios realizados bajo las reglas de una nueva Constitución, impulsada por el propio Correa.

De ser elegido Correa puede cumplir diez años en el poder y batir el récord de permanencia en la presidencia, ostentado por ahora por el militar Ignacio de Veintemilla, que presidió Ecuador por siete años a finales del siglo XIX.

Correa, de 49 años y educado en Bélgica y Estados Unidos, llegó a la Presidencia a la cabeza de una coalición heterogénea de grupos de izquierda e indígenas después de una década en la que cuatro presidentes fueron derrocados. Superar esa inestabilidad y dar “continuidad administrativa, de proyectos e inversión” ha sido uno de sus principales logros, opinó Gonzalo Ortiz, miembro de la Academia Nacional de la Historia de Ecuador. No obstante, la reelección también tiene sus peligros, como demuestra la “gran desigualdad” entre él y los otros siete contendientes a la Presidencia durante la campaña, aseveró.

La oposición se ha quejado del supuesto uso en la campaña de Correa -quien goza de licencia por la campaña electoral- de recursos públicos, como vehículos, seguridad y logística. Ortiz también destacó las visitas del canciller Ricardo Patiño a Estados Unidos y España, en teoría para atender las preocupaciones de los emigrantes, pero que en su opinión fueron parte de la campaña electoral en pro de Correa. Franklin Ramírez, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera la introducción de la reelección en Ecuador como “una especie mimética de reforma constitucional a nivel regional”.

En su opinión el “presidencialismo” se ha enraizado en países como Venezuela, Bolivia y Brasil en los últimos años, y ahora en Ecuador.

A finales de los noventa, explicó, la izquierda ecuatoriana se quejaba de que el poder excesivo del presidente permitió la aplicación del modelo neoliberal y propugnaba un fortalecimiento de la Legislatura. Sin embargo, cuando llegó al poder con la figura de Correa abandonó esas propuestas, dijo.

Precisamente las críticas al “hiperpresidencialismo” del mandatario han sido una de las letanías principales de sus rivales. Lo acusan de colocar a personas afines en otras funciones del Estado para controlarlas, como el sistema judicial y el propio Consejo Nacional Electoral.

Esas críticas no han hecho mella en Correa, que niega haber violado la independencia de poderes. “Ni un paso atrás”, ha repetido en la campaña, una de sus frases preferidas.

Estado inversor

La inversión pública, que ha aumentado en más de un 80% en los últimos cuatro años, ha tenido un costo: un enorme crecimiento del estado que no es sustentable en el largo plazo. “Hay un comportamiento del nuevo rico, se distribuye y así se impacta”, dijo el catedrático e investigador de la Flacso, Jorge León.

En un informe de diciembre del año pasado, la organización no gubernamental Observatorio de la Política Fiscal indicó que desde 2007, cuando Correa llegó al poder, la burocracia estatal creció de 16.000 a 90.000 empleados. Actualmente, el estado ecuatoriano tiene dos secretarías nacionales, 28 ministerios y siete secretarías de Estado. Durante el gobierno de Lucio Gutiérrez (2003-2005), había tres secretarías y 16 ministerios.

Para sus seguidores, Correa ha construido un país de “esperanza” con una política de inversión social con tono redentor. Una esperanza que, según el analista, se ve en las cientos de escuelas reconstruidas o hechas y en las decenas de hospitales habilitados y dotados, en la redistribución de la riqueza y en la recuperación del estado como ente regulador que, incluso, ha prohibido a los ecuatorianos beber licor los domingos o estudiar la carrera deseada sino se alcanza el puntaje requerido en la prueba oficial. (EFE y AP)

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