Nacional > CONDENA
Entró al cuarto, ejecutó a la novia de su amigo y la Justicia lo condenó pero no pudo determinar el motivo del crimen
Cuando la jueza Blanca Rieiro enunciaba el relato de los hechos por el que condenaría a un joven de 18 años, faltaban dos aspectos fundamentales. Él nunca confesó el motivo por el que la había ejecutado de un tiro, a menos de 120 centímetros de distancia, a una adolescente de 17 y la pericia del arma no pudo contar lo que él calló porque nunca apareció.
Según el relato de los hechos que hizo la fiscal del caso, Adriana Edelman, en la audiencia judicial que presenció El Observador, el 31 de julio de 2022 la joven estaba en el dormitorio de su novio en la casa de él en Villa Española. Habían pasado tendidos en la cama horas, pero en un momento en el que él salió, entró su amigo –el ahora condenado– y sin mediar palabra, la ejecutó de un tiro en la cabeza cuando ella todavía estaba recostada.
Pasaron 40 minutos entre el hecho y la llegada de la Policía al lugar. Los efectivos llegaron luego de que su novio, de 16 años, saliera desesperadamente a buscar a un patrullero que lo pudiera ayudar. En el medio, el 911 recibió una llamada anónima reportando que la joven se había suicidado, cuando no fue así.
En primera instancia, el homicida relató que una tercera persona había ingresado a la habitación, con ella ya muerta, había tomado el arma y se la había llevado. Eso abrió una serie de interrogantes para la Fiscalía.
Según reconstruyó El Observador, la versión que dio el investigado fue que se le escapó el tiro, que había sido sin querer. Sin embargo, como el arma nunca fue recuperada, Policía Científica no pudo determinar si eso había sido así. La pericia hubiera podido determinar si efectivamente se le escapó.
A su vez, por eso, y por la falta de motivación aparente para cometer el homicidio, fue que creyeron que podía llegar a querer proteger a esta tercera persona que se llevó el arma. En audiencia la fiscal dijo que era usual que en esa casa utilizaran armas y drogas. Los investigadores estiman que tanto el condenado como el novio de la adolescente trabajaban realizando tareas menores de narcomenudeo para otra persona.
Pero esta posibilidad –la de proteger a este tercer hombre– quedó desterrada cuando otra Fiscalía de Homicidios citó al condenado a declarar como testigo por otro caso y el joven incriminó al sujeto en cuestión. La teoría de querer "salvarlo" no cerraba.
El otro elemento que le podía brindar alguna pista era el arma homicida, pero nunca apareció. La Policía allanó el domicilio del señalado como el responsable de habérsela llevado, pero no la encontraron.
Este martes, la Justicia condenó al joven a 7 años y 8 meses de prisión a través de un proceso abreviado. Al no haberse podido probar el motivo –que podría haber significado un agravante y por ende más pena–, se le tipificó como homicidio simple, únicamente agravado por el uso de un arma de fuego. Se trató de un acuerdo conversado entre la Fiscalía, la defensa del imputado y la abogada de la víctima.
En la audiencia judicial, oyendo la sentencia, estaba la madre de la víctima. Que lloraba y fijaba sus ojos en el acusado, que no la miró en ningún momento.
