Joanna estaba haciendo las tareas de su casa e intentaba ponerse al día con el trabajo, cuando pasó por al lado de su hijo que miraba Instagram incesantemente, en esa especie de letanía silenciosa que adoptan los adolescentes cuando consumen redes sociales, en la que van marcando con un Me Gusta casi todo lo que se les pasa por la vista. Estas y otras redes sociales tienen sectores llamados Explorar, en los que el usuario ve lo que el algoritmo quiere que vea y no solo los contenidos de las cuentas que sigue, de acuerdo en parte a sus gustos previos pero también a la maquinaria publicitaria que se mueve detrás de estas plataformas, que se basa en los datos personales y socioeconómicos que las maquinitas recolectan con infernal precisión. El chico de unos 14 años le acaba de dar “corazoncito” a un meme de Hitler.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá