Fútbol > LA EXPULSIÓN
El amargo clásico de Britos: un movimiento de karateca marcó el camino al vestuario
Minuto 62. Krizstian Vadocz, que durante toda la tarde le dio buen destino al balón, pone una pelota en el área, Matías Britos, sin mirar ni medir las consecuencias, levanta la pierna hasta la altura de la cabeza de Matías Suárez, impacta con los tapones en el rostro del lateral derecho de los tricolores y roja. Así terminó la historia del delantero aurinegro en su primer clásico.
La correcta expulsión del árbitro Christian Ferreyra truncó el estreno del delantero y marcó su primer partido ante Nacional, al que había sido designado por Diego Forlán para comandar el ataque, para llevar con su velocidad todo eso que tarde o temprano se transforma en su gol o en asistencia.
El elegido por Forlán, y por Peñarol (porque le dieron la camiseta número 8 que no tenía dueño desde que en 2016 se retiró Antonio Pacheco, más allá de las formalidades que exigía Conmebol para las copas), esta vez quedó lejos de ese escenario que había imaginado el entrenador y se fue a las duchas por la roja y dejó con 10 a los aurinegros.
A Britos lo condenó el movimiento de karateca.
Levanta su pierna izquierda.
Impacta en el defensa albo.
Lo que no imaginaban quienes quedaban contemplando la imagen de la televisión con el futbolista caminando hacia el túnel fue que Peñarol expresaría en el final del partido su mejor juego para empatar con un futbolista menos.
Britos, que llegó como la carta de Forlán para el gol, sigue en deuda con el entrenador, y entre el desgarro que le impidió jugar en el inicio de la temporada, la pandemia y la expulsión, su recorrido por los aurinegros tiene, hasta ahora, sabor amargo.
