Fútbol > ASÍ SE VIVE EN EL CDS
Toda América habla del regreso del público al fútbol uruguayo en una noche histórica
Hacía menos de una hora que se habían abierto las puertas del Estadio Campeón del Siglo este miércoles para el partido entre Peñarol y Sporting Cristal por los cuartos de final de la Copa Sudamericana.
Eran exactamente las 17.25 y unos pocos hinchas rompieron el silencio.
La falta de costumbre hizo que todos los que estaban en el estadio de Peñarol, se miraran asombrados.
Hace 525 días que Peñarol no jugaba con público en las tribunas.
"¡Peñarol, Peñarol!", se comenzó a escuchar. Al principio fueron 10, luego 30 y en pocos segundos ya eran unos 500 de los 5 mil habilitados. Eran los que llegaron temprano.
"¡Cómo se extrañaba esto!", dijo uno de los hinchas que estaba cerca de Referí.
De a poco, el ambiente fue creciendo y además de los gritos de los hinchas, comenzaron los aplausos y la gente comenzó a vibrar el partido aunque faltaban casi dos horas para el inicio, mientras de fondo, se escuchaba la música del club para amenizar el rato.
La explosión mayor se dio a las 17.43 cuando ingresaron algunos jugadores a ver cómo estaba el césped de la cancha.
Asi cantaban los hinchas antes del partido antes Sporting Cristal, una imagen que no se veía desde hacía 16 meses.
La gente fue llegando de a poco al Estadio Campeón del Siglo.
Muchos lo hicieron después de trabajar, por lo que las colas tanto de público, como de automóviles fuera del estadio, faltando 15 minutos, eran muy largas.
En el inicio, los hinchas cantaron en el mismo momento en que se hacía el minuto de silencio por las victimas del covid-19. Eran tantas las ganas de apoyar al equipo, había tanta ansiedad luego de tantos meses, que se olvidaron de respetar esos pocos instantes.
En las tribunas, cada lugar a ocupar tenía un cartel en verde con una frase "asiento disponible".
Entre esos disponibles y los otros, había entre medio, dos asientos sin ser ocupados.
única de las cuatro tribunas en la que los espectadores vieron sentados el partido, fue en la Henderson. En las otras tres, el público estuvo parado, salvo en un espacio que había en la Damiani cercano a la Guelfi.
A su vez, en cada una de las cuatro tribunas hubo voluntarios que evitaban aglomeraciones.
¿De dónde salieron esos voluntarios? De las distintas peñas barriales. Tres por peña y vestidos de verde, de manera honoraria, fiscalizaban todo y lo hicieron muy bien.
La vibración con el partido
Con el partido comenzado, había más de 500 personas para poder ingresar aún en las Tribunas Damiani y Guelfi. Fueron socios que llegaron muy sobre la hora.
La primera ovación se escuchó a los 12 minutos. Fue un centro de Pablo Ceppelini que cabeceó Agustín Álvarez Martínez y el balón dio de lleno en el palo.
Cada tanto, con el transcurrir de los minutos, a través de los altoparlantes, se le pedía a los hinchas que mantuvieran las distancias y que tuvieran los tapabocas puestos.
El otro que se llevó los aplausos y el ¡Bieeeen! fue el arquero Kevin Dawson cuando salvó su arco en una llegada por derecha de los peruanos sobre los 25 minutos.
Y casi enseguida, todo el estadio gritó por una fuerte falta que sufrió Agustín Canobbio que llevó a que Madrid recibiera la tarjeta amarilla.
La explosión mayor de todo el Estadio Campeón del Siglo se dio a los 39 minutos. Allí fue cuando Jesús Trindade recibió a más de 30 metros del arco un rebote, le pegó de primera y marcó el 1-0.
Como en los viejos tiempos, se pudo escuchar el grito de gol en un estadio uruguayo.
"¡Peñarol! ¡Peñarol!", se escuchó a coro desde las cuatro tribunas cuando terminó el primer tiempo con el resultado de 1-0 a favor,
Al finalizar la primera parte, por los altoparlantes del estadio se pidió un fuerte aplauso para Facundo Torres, el juvenil de Peñarol que no pudo jugar por lesión.
Estaba situado en el Palco de las Leyendas con una campera blanca y se paró para saludar a todos y después, estuvo 10 minutos firmando autógrafos y tomándose fotos con todos los que aparecían por su sector.
Hasta uno de los invitados especiales al partido, el Lolo Estoyanoff, le pidió una selfie.
Para el inicio del complemento, se pidió a los socios que estaban en la Henderson que parte de ellos que se encontraban en el primer anillo, subieran al segundo, porque no se mantenía el distanciamiento social necesario.
En el segundo tiempo, el partido no invitó a mucho. Peñarol ya se sabía clasificado y trató de manejar la pelota ante un rival que llegó más en esos 45 minutos y que estuvo cerca del empate.
Por eso, los hinchas no vibraron tanto como en el período inicial.
Sí aplaudieron cuando se realizaron las distintas variantes y lo hicieron en especial cuando salió Jesús Trindade, el autor del gol, de la cancha.
Y ni que hablar cuando salió el capitán Walter Gargano a los 81 minutos. El estadio se vino abajo y le respondió con aplausos al grito de "Mota, Mota".
Así se fue el regreso de Peñarol a una semifinal internacional luego de 10 años. La última vez había sido en 2011 cuando llegó hasta la final de la Copa Libertadores de América de la mano de Diego Aguirre en la dirección técnica.
El público pudo volver y se fue feliz. Por el resultado, por la clasificación, y porque de alguna manera, entraron en la historia.
"Jugadores/se los pide la hinchada/hay que ganar la copa/la Sudamericana/", fue la explosión final de las 5 mil personas que se hicieron oír como si el estadio hubiera estado lleno.
