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El Brexit, Trump y ¿el inicio de una nueva era?

Para que el populismo reine 30 años, necesita más que un éxito electoral
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09 de febrero de 2019 a las 05:00

¿Cuánto va a durar esto? Desde el trastorno político gemelo de 2016 — el voto del Reino Unido a favor del Brexit y la elección de Donald Trump en EEUU — los analistas han estado discutiendo si esto es una aberración temporal o el comienzo de una nueva era. 

Todavía está en sus comienzos. Pero ya parece probable que los futuros historiadores consideren los eventos de 2016 como el inicio de un nuevo ciclo en la historia internacional. La mala noticia para los liberales angustiados es que estos ciclos pueden durar un buen tiempo; 30 años parece ser, aproximadamente, el promedio. 

En los años desde los resultados electorales Brexit–Trump, un movimiento populista global ha cobrado impulso. El hecho de que gran parte de las clases dirigentes y de los medios de comunicación occidentales desprecian a Trump puede ocultar este punto. Pero el presidente estadounidense cuenta con numerosos admiradores, algunos de ellos liderando gobiernos alrededor del mundo.

Jair Bolsonaro, el nuevo presidente de Brasil, el país más grande de Latinoamérica, es un declarado admirador de Trump. En el Medio Oriente, los gobiernos de Arabia Saudita y de Israel definitivamente prefieren a Trump que a Barack Obama, su predecesor. Su club de admiradores también se extiende a Europa. Los gobiernos de Polonia y de Hungría están más cerca ideológicamente de la Casa Blanca de Trump que de la Comisión Europea en Bruselas. Matteo Salvini, el viceprimer ministro de Italia (y el hombre más poderoso del país), también considera a Trump como un modelo a imitar.

El caos del Brexit ha resultado en que haya pocos otros partidos populistas europeos que actualmente estén haciendo campaña para abandonar la Unión Europea (UE). Pero el impulso en contra de las clases dirigentes que dio lugar al voto del Brexit sigue cobrando fuerza en Europa. Este impulso se ha manifestado en diversas formas, desde en el movimiento de los “gilets jaunes” (chalecos amarillos) en Francia hasta en el surgimiento del partido Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), el cual actualmente representa la oposición oficial en el parlamento alemán.

Los precedentes anteriores sugieren que si una “era populista” se afianza, pudiera durar hasta tres décadas. Si bien el esfuerzo puede ser ligeramente artificial, es posible identificar dos épocas distintas en la política occidental de la posguerra, las cuales duraron aproximadamente 30 años. El primer período, de 1945 a 1975 y conocido como “les trente glorieuses” (los gloriosos 30) en Francia, se identificó con un período de sólido crecimiento económico en todo el Occidente, junto con la construcción de Estados benefactores y con la gestión keynesiana de la demanda; y todo esto sucedió en el contexto internacional de la Guerra Fría. 

A mediados de la década de 1970, este modelo se había topado con problemas en el mundo angloamericano, con el Reino Unido sufriendo de “estanflación” y con el presidente Jimmy Carter diagnosticando un “malestar” nacional en EEUU. Una nueva era (a menudo denominada “neoliberal” por sus críticos) comenzó en 1979 con la elección de Margaret Thatcher en el Reino Unido, seguida en 1980 por la elección de Ronald Reagan en EEUU. 

En retrospectiva, esto también fue parte de un cambio global. En 1978, Deng Xiaoping llegó al poder en China e inició una política de “reforma y apertura” basada en el mercado. El bloque comunista en Europa también comenzó a resquebrajarse con la formación del sindicato Solidaridad en Polonia en setiembre de 1980. Los cimientos de una economía capitalista globalizada estaban emergiendo.

Este segundo período, la “era neoliberal”, también duró aproximadamente 30 años hasta que fue desacreditado por la crisis financiera mundial de 2008. Al final de los “trente glorieuses” pasaron algunos años de incertidumbre antes de que surgiera un nuevo movimiento ideológico. Pero eso sucedió en 2016, con la elección de Trump y con el Brexit.

Pero ¿por qué los ciclos en la historia moderna duran aproximadamente 30 años? Una posible explicación es que las ideologías exitosas y los movimientos políticos que éstas generan pasan por un ciclo de emulación seguido por una extralimitación ideológica.

Si los nuevos movimientos o los políticos desarrollan un aura de éxito, encuentran imitadores a nivel mundial. Esa sensación de impulso ideológico crea entonces una demanda para que las ideas originales detrás del movimiento sean impulsadas más allá y más rápidamente. Y eso lleva a la fase de extralimitación del ciclo. Un ejemplo de extralimitación ideológica es la forma en que la demanda ‘reaganita’ de impuestos más bajos y menos burocracia con el tiempo llevaron a una desregulación excesiva de las finanzas, la cual culminó en la crisis financiera.

El hecho de que los partidos populistas y nacionalistas del mundo ya estén siguiendo el ejemplo de Trump sugiere que el ciclo de emulación ya está en marcha. En la actualidad ésta es una práctica habitual de los políticos, como Viktor Orban en Hungría, así como de Salvini y Bolsonaro, para imitar el guion de Trump: condenar el “globalismo”; acusar a los medios de comunicación de difundir noticias falsas; burlarse de lo “políticamente correcto”; y despreciar las organizaciones internacionales que intentan lidiar con problemas como el cambio climático o el reasentamiento de refugiados.

La rápida propagación de este nuevo estilo político pudiera ser sólo el comienzo de una nueva era que dure décadas. Pero existe una importante restricción de esta idea, a la cual debieran aferrarse los liberales angustiados. Si el período de emulación y de intensificación ha de durar, el movimiento populista necesita más que un éxito electoral. También debe mostrar resultados en el mundo real. Los años “trente glorieuses” se consideraron gloriosos porque los niveles de vida estaban aumentando visiblemente en todo el Occidente. De la misma manera, la era Reagan-Thatcher se solidificó con un crecimiento económico renovado y con la victoria en la Guerra Fría. 

En cambio, el Brexit está experimentando serios problemas y la administración Trump está trastabillando. A menos que los populistas puedan ofrecer resultados tangibles, su nueva era pudiera fallecer en su infancia. 

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