Nacional > RECORRIDA

El cante más antiguo de Montevideo sigue esperando por el traslado

A cinco cuadras de avenida Italia y a no más de 10 minutos de la rambla, esta Isla de Gaspar
Tiempo de lectura: -'
30 de agosto de 2015 a las 05:00

Cuatro caballos pastan en el abandonado cantero central de la avenida Larravide, en Malvín Norte, a cinco cuadras de avenida Italia y a no más de seis o siete minutos de la rambla del Buceo. En el aire hay un olor levemente agrio: mire para donde uno mire hay basura. En la esquina unos muchachos conversan parados en la mitad de una calle por la que pasan muy pocos autos, salvo un coche de la Policía, que circula lento de un lado para el otro.

Son las 10 y poco de la mañana de un sábado. El día arranca en Isla de Gaspar, el cantegril que, según dicen, es el más antiguo de Montevideo. Pero este lugar tiene fecha de caducidad: la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Vivienda pretenden realojar a todos sus habitantes el próximo año.

"Viene lento", dice Shirley Medina, sentada en lo que queda de un chasis de una camioneta, frente a su casa, en "la orilla" del asentamiento. La suya es de las pocas viviendas de material y con algo tan elemental como un pozo negro, que evita tirar las aguas servidas a la calle. Vive en Isla de Gaspar desde la década de 1970 y nadie la conoce como Shirley: para todos es Pelusa. Ella lidera el movimiento de vecinos que hace unos cinco años logró que la intendencia y el ministerio anunciaran que el nivel de contaminación del lugar era irreversible y que era necesario realojar el asentamiento.

"La contaminación está en profundidad, no es superficial. Hay que sacar a la gente", exdirectora de Tierras y Hábitat de la intendencia, Noemí Alonso, a El País

"La contaminación está en profundidad, no es superficial. Hay que sacar a la gente", dijo en marzo de 2012 al suplemento Qué pasa de El País la entonces directora de Tierras y Hábitat de la intendencia, Noemí Alonso. Pero pasó el tiempo y el realojo se ha demorado.

Siete de cada 10 habitantes de Isla de Gaspar tenían parásitos a inicios de 2010, cuando el Ministerio de Salud Pública difundió un estudio. En el suelo se encontraron niveles altos de materia fecal. El actual director de Tierras y Hábitat, Daniel Espósito, recuerda que también se hallaron niveles muy altos de plomo y otros metales en el suelo.

Hoy Isla de Gaspar es "la prioridad número uno", dice Espósito a El Observador. El traslado total del asentamiento está proyectado para 2016, afirma el funcionario. Será a diferentes complejos de viviendas que se construirán, todos en lugares no demasiado alejados de Malvín Norte.

El barrio en el que está Isla de Gaspar tiene una realidad de las más complicadas de Montevideo. Los complejos de Euskalerria e INVE, con una fuerte tradición de clase media, están rodeados por distintos asentamientos que han crecido en las últimas décadas.

A menos de 10 cuadras de Isla de Gaspar está la escuela 317 Islas Baleares, que hace años es la que tiene mayor porcentaje de repetición. El año pasado, por ejemplo, no pasó de año entre el 20% y 30% de los alumnos. La 317 está identificada como "la escuela del cante", ya que la mayoría de los niños de los asentamientos van a esa institución pública y no a otra que está a unos metros y por la misma calle, Iguá.

A tres cuadras de la escuela 317 está la esquina de Hipólito Yrigoyen e Iguá, donde ocurrió la mayor cantidad de rapiñas de Montevideo entre enero de 2011 y julio de 2015, según informó hace unos días en el Parlamento el director del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad, Javier Donnangelo. En esa misma esquina hubo un saqueo a un supermercado el fin de semana pasado.

La mudanza

La intendencia dice que ya se han realojado cerca de 80 familias en Isla de Gaspar (unas 30 fueron a un complejo en Zum Felde y camino Carrasco y el resto compró vivienda usada con el dinero que le dieron) y que quedan unas 120 por mudar. Eso no coincide con lo que afirman los vecinos: dicen que hay unas 170 familias por realojar, algo menos de 1.000 personas.

"El proceso de realojo sigue adelante, pero no de la manera que todos quisiéramos, nos imaginábamos que iba a ser más rápido", lamenta Pelusa, de 59 años, pelo algo canoso y hablar lento. En teoría el realojo se iba a concretar "antes que terminara el gobierno de Mujica, cosa que no ha pasado", afirma.

La burocracia es muy lenta, dice, y suspira. Por los datos que tiene, el proceso no terminará antes de 2017.

De buzo gris, pantalón negro y crocs rosados, cierra la reja de su casa e inicia una recorrida por el asentamiento. Atrás queda Tyson, el pitbull que cuida su hogar. En Isla de Gaspar muchos tienen perros agresivos: es la forma de cuidarse de los robos. El aspecto de los perros malos, generalmente bien cuidados y alimentados, contrasta con el de los perros vagabundos y flacuchos que deambulan por los caminos.

El cielo gris anuncia lluvia y esas son muy malas noticias. Algunos caminos internos ya están llenos de barro y el agua lo único que hace es complicar más las cosas. Cuando llueve mucho el agua baja desde "la montaña", como le dicen al lugar que ocupa el centro del asentamiento, inunda las casas y convierte los caminos en pequeños ríos.

El olor a podrido se intensifica cuando uno se introduce por los caminos polvorientos de Isla de Gaspar. Por los costados corren las aguas servidas que salen de las casas: casi ninguna tiene pozo negro. Ahí, al lado del arroyito, tres chiquilinas, de no más de 12 o 13 años, pasan la mañana sentadas en una especie de sillón inflable. Más allá dos perros están echados sobre un viejo colchón.

Los cables de la luz cuelgan de las columnas: acá nadie paga a UTE. Ese será un cambio grande respecto a la vida después del realojo, pues pasarán de no pagar casi nada a abonar al menos luz y agua.

La misma pregunta

Caminar con Pelusa por Isla de Gaspar significa detenerse cada pocos metros. La pregunta de la gente es siempre la misma: ¿cuándo es la mudanza?

Alejandro, un hombre cuarentón, de pelo largo y andar ágil, se acerca sonriente y le dice que, cuando se concrete el realojo, lo primero que hará es agradecerle en forma pública.

–Acá nadie te agradece y todo esto es por vos. Yo me voy a acordar de vos.

–No importa –responde ella, a las risas.

–No, no, yo aunque sea te voy a agradecer por Facebook. Voy a poner: "Gracias a la señora Pelusa".

Se nota que esta mujer es una persona respetada y querida en Isla de Gaspar. Dice que será la última en irse y por ahora lo viene cumpliendo.

El Polilla se dedica a hacer changas y al reciclaje. Vive al fondo de Isla de Gaspar. Se cruza con Pelusa y le pregunta lo mismo.

–¿Falta mucho?

–El primer semestre de 2017 nos vamos –responde ella.

–O sea, el año que viene no, el otro. Quedan dos inviernos capaz.

–Sí –dice ella, resignada.

–Yo lo que pasa es que estoy lleno de ratas, lleno de ratas. No sabés lo que es.

–Pero vinieron a desratizar el otro día.

–Sí, pero estoy lleno. Y quiero hacer el techo del baño para el próximo invierno. Otra vez no me puede agarrar así.

–Pero yo no quiero que gastes –dice Pelusa–. ¿No te conviene esperar a que nos vayamos?

–Bueno, pero el techo lo tengo que hacer –termina el hombre.

En Isla de Gaspar hay mucha gente que se dedica al reciclaje, como el Polilla. También hay empleadas domésticas, obreros, cuidacoches, municipales, guardias de seguridad y dos policías. Hay un almacén y también hay bocas de venta de droga. Como pasa en todos lados, los vecinos saben pero prefieren no denunciar.

Y hay gente que triunfa. Como Christian Núñez, uno de los siete hijos de Pelusa, quien nació en Isla de Gaspar y hoy es un futbolista medianamente exitoso. Empezó en Huracán Buceo, el cuadro del barrio. Estuvo varios años en Nacional y ahora juega en el Independiente José Terán de Ecuador. Ella lo cuenta con orgullo, tanto que parece que le brillan los ojos

El Polilla y Pelusa se despiden con un beso y ella sube hasta "la montaña", el gran descampado desde donde hay una vista de todo el asentamiento y de buena parte de Malvín Norte. Allá a lo lejos se ve el edificio de la Facultad de Ciencias, que contrasta con la pobreza de su entorno. También se ven los chanchos que cría un vecino y las canchas de Albión y Huracán Buceo, ambas abandonadas.

En este descampado hace un tiempo se había instalado un grupo de familias que pretendía aprovechar el realojo, pero algunas ya fueron sacadas del lugar y a otras se les dejó claro que no entran en el plan de relocalización porque no estaban en el censo inicial.

Pelusa camina un poco más y se cruza con Valeria, una de las pocas vecinas que la acompaña activamente en todas las acciones para agilizar el realojo, desde ir a llevar una carta al intendente o al alcalde hasta organizar reuniones en el barrio. "Pero yo soy la más atrevida", dice Pelusa y se ríe.

Frente a una de las tantas casas de lata hay un Volkswagen Gol casi nuevo. Pelusa camina, sigue adelante y señala una casa con pilotes. "Esa la hizo Techo y no se inunda", dice, en referencia a la organización Un techo para mi país. "Las casas de Techo no se inundan", insiste.

Pelusa está segura que, como mucho, en 2017 estarán todos mudados. Mientras, se conforma con pequeñas satisfacciones como la organización del festejo del Día del Niño, que se realizaba ese sábado en el cantero de Larravide e Isla de Gaspar, con juegos inflables, espectáculo circense y comparsas. Ahí mismo donde ahora pastan los caballos.

Cómo será el realojo

En los últimos tres años han sido realojadas unas 80 familias de Isla de Gaspar. Cada vez que una familia se va, la casa se tira y el lugar queda vacío.

Pero han habido problemas con este sistema. Daniel Espósito, director de Tierras y Hábitat de la Intendencia de Montevideo, dice a El Observador que no insistirán con la estrategia "de picoteo". La idea ahora es hacer en la segunda mitad de 2016 un desalojo masivo o al menos por sectores, de modo de no repetir lo que ha pasado: otorgan viviendas, tiran casas, pero se instala en el lugar gente que ya no puede ser realojada.

Tampoco irán todas las familias al mismo sitio porque la intendencia considera que la estrategia de mover un cantegril entero no funciona, ya que "reproduce la pobreza".

Espósito adelanta que ya están elegidos y comprados los terrenos donde se construirán las viviendas. Por ejemplo, uno es en la calle Cochabamba, en Flor de Maroñas, y otro en Alberto Zum Felde, en Malvín Norte. El proceso se demoró, explica el jerarca, porque hubo que comprar los terrenos y definir urbanizaciones, que en algunos casos incluirán escuela y cooperativa de viviendas.

Una vez que Isla de Gaspar no exista más, la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Vivienda definirán qué hacer con ese espacio público.



Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...