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El expresidente de Eduy21 dijo que “hay un silencio de radio sobre los temas importantes” de la educación
Eduy21, think tank educativo nacido en 2017, dio “por cerrado” su ciclo este lunes 26 de diciembre. Su expresidente, Juan Pedro Mir, atribuyó este martes ese cierre a una falta de diálogo con el sistema político.
“Hay un silencio de radio sobre los temas importantes” de la educación, expresó el maestro.
En tal sentido, al dialogar en radio Sarandí, Mir puntualizó que “quizá” el punto donde dijeron “esto no da para más” es cuando se dieron cuenta de que “no había ese clima para poder construir acuerdos”. O quizá, añadió, se cansaron; “es muy difícil sostener espacios de participación social con actores como nosotros, que trabajamos en otros lados”, confesó.
“Sostener esa maquinaria es un tiempo complejo, lo hacemos en la medida que valga la pena”, agregó el docente.
Consideraciones finales y evaluación
Así, a la hora de hacer un balance, manifestó que el gobierno actual está “muy comprometido” con la educación pública. “Nadie puede decir que [el presidente del Codicen, Robert] Silva y su equipo no están comprometidos en querer avanzar en las transformaciones del sistema educativo”, indicó el experto.
Al respecto, pues, se refirió al proceso de transformación educativa que desde la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) se ha impulsado. A su entender, se tomó la decisión de “acelerar” esta reforma en la que se “está dejando en el tendal a la gente”. “Ahí es donde el gobierno se equivoca, porque está generando procesos de extensión curricular donde la gente se entera de un día para otro del modelo de cambio que afecta fuentes laborales, trabajos para el año que viene… Entonces te estás ganando la adversidad de todo el sector central, que es el docente”, profundizó.
Según señaló Mir, él está de acuerdo con el primer documento que estructura el gobierno de marco curricular a nivel nacional. “Es excelente. Es la educación que quiero para mi hija y mis nietos”, aseveró.
No obstante, es a la hora de concretarlo que se cometen los errores, ya que se hace sin la financiación correspondiente y sin establecer un cronograma y calendario que lo acompañe. Eso genera que se convierta en “una olla a presión”, acotó.
“Ese marco curricular nacional, cuando entró en la lógica de la aplicación, lo agarró la multiprocesadora de un sistema educativo formateado por el siglo XX. Lo tomaron las inspecciones por acá, las oficinas de planificación por allá… Eso hizo que salieran documentos que son un híbrido donde tenés una reforma que plantea, en su primer documento, que los contenidos no son el centro”, finalizó.
