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Reforma educativa: Codicen agrega notas del 1 al 10 desde la escuela tras desmarcarse de propuesta de técnicos
¿Cómo se va a evaluar a los estudiantes a partir del año que viene? Las respuestas a esta pregunta eran, en los borradores, las medidas más innovadoras que se irían a aprobar en la llamada transformación educativa. Pero ayer—en una sesión extraordinaria del Codicen en la que no participaron los representantes de los docentes— se dio un giro de timón de último momento.
Ocurrió que los consejeros votaron que la propuesta técnica pase a consideración de las asambleas de maestros y profesores con un cambio medular: en vez de que se eliminen las calificaciones en la escuela (como era la iniciativa original de los técnicos), propusieron que haya notas del 1 al 10 en todos los años de escuela, UTU y liceos.
Este revés a la propuesta técnica haría caer una posible modificación del régimen de abanderados —como pensaban en Primaria—, y deja por el camino la justificación de los académicos que consideran que en las edades escolares es innecesaria la evaluación sumativa (como le dicen al hecho de calificar con una escala que puede ser alfabética o numérica).
“Al llegar a ciertas instancias aparecen requisitos administrativos y formales que hacen ‘necesarias’ las calificaciones. Pero tienen muy poco sentido a nivel de estudiantes en edad escolar”, había explicado a El Observador Graciela Loureiro, una de las especialistas uruguayas en evaluación y quien coordinó el Departamento de Evaluación de Aprendizajes de ANEP.
Pese a las idas y vueltas, el nuevo régimen de evaluación y pasaje de grado sí cuenta con algunas innovaciones. Lo primero es que los liceos y UTU pasarían a contar con un reglamento único. A su vez, se elimina la repetición automática (por cantidad de “bajas” o por inasistencias) y se limita el uso de la herramienta de repetición al fin de ciclos o tramos. Solo se podría repetir a fin de segundo, cuarto y sexto de escuela, así como al término de octavo y noveno de liceos y UTU.
Entre las innovaciones, como había adelantado El Observador, se suprimen los exámenes (las evaluaciones tribunalizadas) en liceos y UTU. Porque más allá de que siga habiendo calificaciones, la centralidad del diagnóstico y evaluación estará en lo conceptual y formativo. Es decir: el docente debería indicarle al estudiante (y comunicarle a sus familiares) en qué fase de aprendizaje está el alumno, cuánto avanzó, cuánto no, qué le falta.
En ese sentido, el nuevo reglamento pone énfasis en que los estudiantes con escasos o mínimos avances tengan un acompañamiento. Eso corre durante tres semanas a fin de los cursos de diciembre, otras tres en febrero si continúa en desventaja y puede incorporarse en el resto del año. Incluso la dirección del centro educativo podría pedirles a los docentes que, en fechas pagas que no están dando clases, asistan a acompañar a alumnos.
Como “curiosidades” del nuevo reglamento, se explicita que las reuniones de profesores dejarán de ser una ronda en que cada docente “canta una nota”, para pasar a evaluaciones y estrategias de intervención. A su vez, se deja en claro la relevancia de asistir a clase, se recuerda que es una obligación y se determina que “los estudiantes que faltaren a clases por motivo de fallecimiento de abuelos, padres, tíos, hermanos o figuras equivalentes no se les computarán hasta 10 inasistencias desde el momento del deceso”.
MIRÁ LA PROPUESTA:
Nuevo reglamento de evaluación by El Observador on Scribd
