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El FMI rebajó sus perspectivas de crecimiento y advirtió sobre una recesión mundial

Así lo indica un informe que enumera los “shocks” que afectan a una economía ya debilitada por la pandemia y que de profundizarse podrían desembocar en la peor recesión de los últimos cincuenta años
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27 de julio de 2022 a las 05:03

La guerra en Ucrania y el precio de la energía; la persiste inflación; la suba de las tasas de interés; el alto nivel de endeudamiento de los países emergentes; el estancamiento de China, Estados Unidos y Europa; la creciente fragmentación de la economía mundial; el descontento social; y el agravamiento de la crisis alimentaria global son los principales factores de riesgo que enumera el último informe sobre Perspectivas de la Economía Mundial (WEO por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Un panorama cada vez más sombrío a medida que los riesgos se materializan", en palabras del organismo. La lectura indica que “es cada vez más probable que se entre en recesión”. Dicho de otra forma: el estancamiento llegó. Estanflación para largo rato, según algunos. Para otros, el anuncio de un inminente y duro aterrizaje. Por lo pronto, el fuerte rebote que registró la actividad económica mundial durante el año pasado se agotó.

Según los técnicos del FMI, el PBI mundial crecería este año un 2,2 %. Un recorte de 0,4 puntos porcentuales con relación el pronóstico de abril. De cumplirse, el crecimiento se reducirá a solo un 2% durante 2023. Una tasa solo registrada en cinco años desde 1970. Los precios al consumidor, en tanto, acumularían un avance de entre 6,6% y el 8,3% en las economías avanzadas, y oscilarían entre un 8,3% y un 9,5% en las emergentes. "Controlar la inflación debería ser la principal prioridad de los gobiernos”, sostiene el FMI.

Aprieten los cinturones

El panorama se torna más alarmante si se tienen en cuenta los pronósticos de reconocidos economistas, como Nouriel Roubini, el hombre que predijo el colapso financiero global por la crisis de las hipotecas en Estados Unidos de 2008. "La idea que esto va a ser corto y superficial es totalmente delirante. Lamento no estar de acuerdo. Hay muchas razones por las que vamos a tener una grave recesión y una grave crisis financiera y de deuda", dijo hace pocos días.

Su pronóstico es que habrá un “aterrizaje duro”. La razón: que la Reserva Federal de EEUU y el Banco Central Europeo (BCE), entre otros reguladores, no lograrán controlar la inflación sin provocar una recesión. La lectura del FMI, contrastada con el análisis de Roubini, se diría optimista. Lo es más todavía la de Janet Yellen, la secretaria del Tesoro estadounidense, quien antes que se publicaran estimaciones del FMI afirmó en el programa Meet the Press de la NBC que su país, aunque “evidencia una desaceleración, no se encamina a una recesión”. Opinión similar a la que sostiene la titular del BCE, Christine Lagarde, con relación a Europa.

Opiniones al margen, lo que parece indudable es que la economía mundial enfrenta una tormenta perfecta. Los shocks vienen por el lado de la demanda y la oferta, en un contexto de alta inflación y un clima de pesimismo, que ralentiza las inversiones y el consumo. "Una política monetaria más estricta inevitablemente tendrá costos económicos y sociales reales, pero la demora no hará más que exacerbarlos", sostiene el FMI.

Los nueve riesgos capitales

En concreto, según el FMI, uno de los principales riesgos sobre las perspectivas globales es el precio de la energía. Se sabe. La principal afectada es Europa. Según el organismo, hay "mucha incertidumbre" sobre los niveles de suministro de gas ruso. “Desde abril se observa una caída del 40% respecto al año pasado”. Sin ir más lejos, Moscú anunció que reducirá desde hoy a 33 millones de metros cúbicos diarios el suministro a través del gasoducto Nord Stream I. La cifra supone alrededor del 20% de la capacidad total de transporte.

En lo inmediato, la decisión de los países de la Unión Europea de reducir en al menos un 15% el consumo de gas entre agosto próximo y marzo de 2023 impactará en el nivel de actividad industrial de las locomotoras del bloque, Alemania, Italia y Francia. Si el suministro de interrumpe, el informe advierte que la situación desbordará las fronteras del continente. “Tendrá un efecto transfronterizo”, puntualiza el documento.

Aunque el FMI “espera" que la inflación regrese a los niveles previos a la pandemia antes de fines de 2024, “las presiones adicionales podrían hacer que la inflación se arraigue”. ¿Cuáles son esas presiones? Los factores de riesgo que enumera el informe. Según el organismo, si las presiones son fuertes y las subas de las tasas son poco agresivas se crearían las condiciones para una "estanflación"; economías estancadas con alta inflación. Si las posturas de los bancos centrales son agresivas “el riesgo de una recesión es prominente en 2023". En definitiva, se trataría de optar por la menos peor de las opciones.

Para las llamadas economías emergentes el panorama es complejo. Por el lado del canal financiero, el organismo advierte lo obvio: “El aumento de las tasas de interés en las economías desarrolladas encarecerá el créditos, y sin una política monetaria adecuada existe el riesgo de que las monedas nacionales se deprecien considerablemente frente al dólar”.

Algo que ya ocurre, pero podría profundizarse. En América Latina y el Caribe son muchos los países que enfrentan una situación fiscal complicada. “Tensa”, según el FMI. A nivel global, los técnicos del FMI estiman que “seis de cada diez países de bajos ingresos corren el riesgo de entrar en cesación de pagos”. Hace 10 años, la proporción rondaba el 20%.

Otro factor de riesgo que tiene en vilo a los gobiernos es China. El gigante asiático ya no crece a “tasas chinas”. Pese a todo, el país sigue siendo una de las principales locomotoras. Al menos por ahora. Las expectativas del FMI prevén “un repunte de su economía durante el segundo semestre de 2022”, después de una primera mitad de año marcada por medidas restrictivas debido a los rebrotes del covid-19. Nuevos brotes acompañados de una política de cero Covid como la aplicada por Beijing tendrían "importantes repercusiones a nivel mundial".

El FMI también teme un "riesgo grave para las perspectivas de medio plazo por la guerra en Ucrania". Entre otras, “la fragmentación de la economía mundial en bloques geopolíticos con diferencias significativas en estándares tecnológicos, sistemas de pago internacionales y reservas de divisas”. La lectura señala que “la fragmentación también podría disminuir la eficacia de la cooperación multilateral para responder al cambio climático, con el riesgo adicional de que la actual crisis alimentaria se convierta en la norma".

Si esto ocurre, los gastos en alimentos y energía -que son insustituibles-, sumados a la inflación actual, "representarían una amenaza no solo para la estabilidad económica, sino también para la estabilidad social". La profundización del malhumor y el consecuente aumento de las protestas por el alto costo de visa ya se verifican en muchos países. No hay que ir muy lejos. Ya se han registrado en Perú, Ecuador y Panamá durante los últimos meses, solo por nombrar algunos países de América Latina.

Un regreso a la tasa tendencial

Aunque relativa, una excepción al sombrío panorama que describe el FMI es América Latina y el Caribe. Según el organismo, la región crecerá en su conjunto un 3%; es decir: 0,5 puntos porcentuales por encima de su estimación de abril. El promedio, sin embargo, será resultado  de las recuperaciones de las economías más grandes: Brasil, México, Colombia y Chile. Para Brasil el cálculo arroja un 1,7% (+0,9 pp), mientas que para México un 2,4% (+0,4 pp).

Sin embargo, en 2023, ambas economías se expandirá menos de lo pronosticado a fines del primer trimestre. Brasil lo haría un 1,1% y México un 1,2%. La dinámica se replicará para el conjunto de la región. El informe, de hecho, recorta del 2,5% al 2% la perspectiva para 2023.

La lectura del FMI es un poco más optimista que el diagnóstico de la Comisión para América Latina y el Caribe (CEPAL), que advirtió en su último informe que la suba de los precios de las commodities que benefician a la región se debe a una combinación extraordinaria y no necesariamente persistente de factores. Según la CEPAL, tras la recuperación de 2021, la región volverá este año a la tasa tendencial de la prepandemia, del orden del 2,5%, como producto del regreso de la receta monetarista que ralentizará la recuperación en un intento por contener la inflación.

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