Daniel Salinas miró de reojo el micrófono que parecía no funcionar, puso las manos en jarro y expresó: “Como ven, me falta experiencia”. Los militantes lo aplaudieron. A dos o tres metros, algunos de sus colegas ministros hicieron muecas y entre bromas y carcajadas, le contestaron: “¡Ya fue eso!”, “¡ya está!”.
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