De niño, Ryan Murphy quería ser el papa. Sin embargo, también quería contar historias. Influenciado por una familia abocada a la escritura (su madre fue autora de novelas y su padre trabajó en varios medios escritos), el joven Murphy terminó optando por la segunda opción, sobre todo porque la Iglesia Católica difícilmente hubiese aceptado a un hombre abiertamente homosexual al frente de su organización.
Antes de que su cabeza y sus manos comenzaran a fabricar algunos de los éxitos actuales de la televisión, Murphy trabajó para publicaciones como Los Angeles Times, The Miami Herald o New York Daily News. Durante su paso por Entertaiment Weekly, una revista especializada en la industria del espectáculo, Murphy puso, por fin, su escritura al servicio de la
ficción: un guion suyo, titulado
Why Can't I Be Audrey Hepburn?, fue adquirido por Warner y estuvo a punto de ser llevado a la pantalla grande por Steven Spielberg, algo que finalmente no sucedió. Sin embargo, eso sentó un precedente importante en su carrera, ya que fue allí donde obtuvo el reconocimiento necesario como para ser contratado por la serie
Popular, para la que escribió varios episodios.
El éxito como tal llegó con
Nip/Tuck, una ficción que presentaba a dos amigos cirujanos en una crisis de mediana edad. La producción le dio a Murphy, además de un millonario contrato, un hogar para sus historias: la cadena Fox, donde desarrollaría sus mejores series.
Después de
Nip/Tuck, Murphy encontró la oportunidad de explorar sus inquietudes sociales, así como la relevancia y el lugar de las minorías en la sociedad estadounidense. A través de la serie
Glee, Murphy presentó la historia de un grupo de jóvenes liceales impopulares, con grandes habilidades para el canto como factor común.
Amoríos imposibles, embarazos adolescentes, música, despertar sexual, bullying e igualdad: todo formaba parte del combo adolescente que
Glee cultivó hasta su final en 2015.
El viraje a la antología
Con sus inquietudes narrativas siempre a flor de piel, y con producciones desarrollándose en simultáneo (la serie para adolescentes
Scream Queens, por ejemplo), Murphy encontró en el viejo género de las antologías un lugar fértil para explorar y plantar una semilla que germinaría hacia arriba y los costados. ¿Por qué? Porque con la puesta al aire de
American Horror Story, antología de terror que presenta una historia diferente cada año, esta forma de televisión se convirtió en una moda y comenzaron a aparecer producciones similares en otras cadenas (
True Detective en HBO o
Fargo en FX, por citar dos ejemplos).
American Horror Story –que el pasado miércoles estrenó
Cult, su séptima temporada– contó además con un elenco que se perpetuó en la filmografía televisiva de Ryan Murphy encabezado por la actriz Sarah Paulson, su insignia y estandarte.
El clamor popular ya había aparecido en la carrera de Murphy con
Nip/Tuck,
Glee y
American Horror Story, pero fue con su siguiente serie, hermana de la última, con la que consiguió el calor de la crítica especializada, la misma de la que él mismo había formado parte en sus primeros años en el periodismo.
Tomando una historia tan estadounidense como el caso de OJ Simpson, Murphy puso en pantalla la primera temporada de
American Crime Story, donde se despachó con una de las mejores historias que pasaron por la pantalla de la televisión en 2016, si no la mejor.
American Crime Story se llevó nueve premios Emmy y dos Globos de Oro, entre ellos el de mejor miniserie o película hecha para TV.
Su tercera y más reciente antología,
Feud, llevó de vuelta a la pantalla chica el esplendor del
Hollywood de la década de 1960, y se enfocó en la rivalidad de las actrices Bette Davis y Joan Crawford en el set de la película
¿Qué pasó con Baby Jane? (1962). Con las actuaciones de Susan Sarandon y Jessica Lange, la serie fue nominada a los Emmy 2017 como mejor miniserie y demostró que las ideas de Murphy no se acotan a ningún género.
Pero su mente incansable ya tiene pensada una cuarta antología, que se titulará
Pose y será su proyecto más comprometido con las luchas sociales y culturales, ya que reflejará en cada temporada un escenario diferente en la ciudad de Nueva York, desde su influencia como polo literario y cultural, hasta las luchas de minorías.
Además, Murphy está planeando una serie para Netflix que funcionará como precuela de la película
Atrapado sin salida (1975), que protagonizó Jack Nicholson. La serie se centrará en el personaje de la enfermera Ratcher, la antagonista del clásico de Milos Forman, y será interpretada por, cuando no, Sarah Paulson.
Murphy ha sido una de las personas más comprometidas con la igualdad de oportunidades dentro de la industria, ya que desde 2015 su fundación Half, junto a FX Networks, aboga por una mayor participación de mujeres y representantes de las minorías en la dirección de las
series que emiten. La apuesta surtió efecto ya que, según cifras de la empresa, la lista de directores mujeres o provenientes de grupos minoritarios aumentaron su participación de un 12% en 2015 a un 51% en 2016.
Delante y detrás de cámara, las inquietudes de Murphy de alguna manera pautaron una forma de hacer televisión en los últimos diez años, y por lo que se sabe, todavía le quedan muchas historias que contar.
Regreso. El pasado miércoles se estrenó la séptima temporada de
American Horror Story, denominada
Cult. Tendrá 13 capítulos que se emitirá todos los miércoles a las 22 horas por FX.
Sus series destacadas
Nip/TuckSeis temporadas (2003-2010)
GleeSeis temporadas (2009-2015)
American Horror StorySiete temporadas (2011-presente)
American Crime StoryUna temporada (2016-presente)
FeudUna temporada (2017-presente)