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El "hueco" de marzo: la incertidumbre de ollas populares a la espera del nuevo despliegue del Mides
Por Ramiro Pisabarro y María Eugenia Scognamiglio.
Yoana levantó la mano y aprovechó la visita de un senador oficialista.
–Ahora ya no llega la carne y las verduras que daba el Mides por Uruguay Adelante. Nos dicen que en abril abren los nuevos comedores, pero ¿cómo puede ser que no podamos seguir con la olla en marzo?
–¿O sea que hasta abril están sin nada? –le preguntó el cabildante Guido Manini Ríos.
–-Nada.
–Bueno, no debería ser así. Voy a consultar.
El líder de Cabildo Abierto se llevó algunos deberes de ese encuentro en el garaje de un militar retirado en el barrio Santa María, al noreste del hipódromo. A los pocos días, su secretario personal Hugo Arce se comunicó con la presidenta de la comisión barrial, María Silva –una concejal electa por el Partido Nacional que todos conocen como "Marita"– para ponerla al tanto de la situación.
Explicó que el Ministerio de Desarrollo Social no renovó el convenio con la asociación civil Uruguay Adelante para abastecer de insumos a ollas y merenderos del área metropolitana. La cartera conducida por Martín Lema, en cambio, jugará todas sus fichas a un nuevo Programa de Alimentación Territorial (PAT) como "solución estructural", con el protagonismo del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) a partir de abril, dando por cerrado –al menos en lo institucional– el capítulo de las ollas populares que explotaron con la pandemia.
"Es un hueco que dejó el Mides, que no entiendo cómo quedó", opina ahora "Marita", que cuando de necesidad se trata baja las banderas políticas. "Marzo queda como en el aire", agrega.
La olla del salón barrial Santa María, abierta cada noche de martes y jueves desde el 15 de abril del 2020, ya se bajó de la hornalla. Lo que sigue en pie es el merendero, y el puñado de vecinos que cae de a uno a llenar la botella vacía con un litro de leche caliente.
El Mides mantuvo en marzo el apoyo en insumos a unos 60 merenderos e hizo una compra excepcional de 10 mil canastas de 14 kilos para anticiparse al aumento de demanda que pudiera traer aparejado en marzo la caída del convenio por el tema de las ollas. Desde la cartera dijeron a El Observador que la última entrega de Uruguay Adelante antes de cerrar el convenio el 28 de febrero abasteció a unas 230 ollas populares, con un promedio de 7924 porciones diarias distribuidas. “Hay una disminución de la necesidad de la existencia de ollas”, justificó Lema al anunciar el cambio.
La Coordinadora de Ollas Populares –con la que el Mides cortó los puentes y llevó a la Justicia ante presuntas irregularidades en el manejo de insumos– sale a rebatir esa afirmación. "El hambre no era un relato si el Mides tiene que salir a repartir comida", dice Esteban Corrales, uno de los referentes. A su entender "el Mides nunca llegó a cubrir el 100% de la demanda" alimentaria y ahora que se quitó el apoyo "queda demostrado porque las ollas siguen saliendo".
En la cartera apuestan a llevar a otro nivel la asistencia alimentaria a partir de abril, mientras abren las oficinas territoriales para solicitar canastas durante marzo. Para el 15 de ese mes –a dos semanas del fin del abastecimiento a ollas– el Mides había retirado unas 2 mil canastas del depósito del INDA en la Ciudad Vieja, y había entregado 1.641, un poco por encima del promedio mensual de 1.200 que repartía antes de este plazo.
Pese a la disposición extraordinaria de insumos, el titular del INDA, Ignacio Elgue, transmitió a la dirección del Mides su inquietud en tanto la demanda a mitad de mes venía siendo "mucho menor de lo esperada", según supo El Observador. La directora departamental en Montevideo, Carolina Murphy, matizó que el mecanismo de las canastas no alcance para cubrir las necesidades y afirmó que habría que estudiar los números: "Con el dato de mediados de mes para nada comparto que sea menos", dijo.
Las canastas de 14 kilos tienen 11 alimentos que según los cálculos de los nutricionistas del INDA alcanzan para cubrir las necesidades de una persona durante un mes. La misma consta de un litro de aceite, dos kilos de arroz pulido, un kilo de azúcar, medio de cocoa, uno de leche en polvo fortificada, uno de lentejas, dos kilos de fideos, uno de pulpa de tomate y tres latas de atún de 170 gramos cada una. Eso debería garantizar 1.721,50 calorías diarias.
El protocolo para otorgarlas es interno, informaron desde el Mides ante la consulta de El Observador, pero incluye una valoración de ingresos, del núcleo familiar y del nivel de vulnerabilidad.
A pulmón
La casa de Rosita, como la llaman en el barrio, está estratégicamente ubicada en una proa del barrio Las Acacias. Desde ahí ella ve todas las calles aledañas y los vecinos la ven a ella, así que saben cuándo la olla está pronta para servirse.
A las ocho de la noche de un jueves, Rosa acaba de terminar de servir la porción número 40 de ese día. El guiso, con lentejas, fideos, carne, papa, gallina, cebolla y morrón le llevó cinco horas cocinarlo.
Hasta fines de febrero recibía insumos de Uruguay Adelante.
Pero esta semana de marzo tuvo que conseguirlos de varios lugares: la organización “Garuveva” le llevó bolsas de red grandes con cebollas y otras verduras, un hombre de Colonia Nicolich aportó seis kilos de carne y la cooperativa de viviendas a unos metros de su casa le acercó otras tantas fundas de alimentos. Algunas veces recurrió a la feria barrial para tener donaciones en los puestos de verduras, sobre todo cuando la comida que tenía no alcanzó para llenar la olla, como ocurrió el jueves anterior. Esa noche no sirvió.
Rosa coloca todos los días la olla en un banquito del lado de adentro de la puerta de su casa. No la puede sacar al patio del frente porque se volcaría por llenarla hasta rebasar. Ella sirve, en tuppers de helados de cinco litros, y otra mujer que la ayuda entrega las porciones por la rendija del portón de la casa.
Pero, además de preparar la olla diaria para los vecinos del barrio, Rosa atiende todos los días a unos quince niños. En el patio del frente de su casa, en una mesa de madera soportada por dos caballetes los niños del barrio Las Acacias meriendan leche que llega en polvo en “bolsas chicas” y de noche cenan. Cuando recibía apoyo de Uruguay Adelante, llegaban “algunas cosas” para el comedor de los niños, pero ahora es “un poco por aquí y otro poco por allá”.
Desde la Coordinadora sostienen que los insumos que repartía Uruguay Adelante "eran insuficientes pero necesarios" y a partir de este mes están recurriendo a un "entramado solidario" de vecinos y organizaciones sociales", así como al plan ABC de la Intendencia de Montevideo, que cubre unas 400 iniciativas.
En Santa María, Giselda (71) cuenta los días hasta el trámite de la cédula. "Esperaremos que Dios nos acompañe ahí, que nos den una ayuda de algo. Venimos de Cuba y no tenemos nada", relata. El 28 de diciembre cayó en el barrio junto a su marido, a los días –y urgida por la necesidad– dio con el merendero. Para quedar comprendida en el nuevo sistema que el Mides ponga en práctica, precisará el documento uruguayo.
Solo recordar la peripecia de 11 días por la selva y la Guyana, se le quiebra la voz. "Ya todo va pasando. Se nota es un país que cuida a los más pobres".
La nueva apuesta
A partir de abril el Mides implementará el Programa de Alimentación Territorial (PAT). La idea es abordar el problema de la inseguridad alimentaria de forma “estructural” y no “coyuntural”, insistieron fuentes de la cartera. Aunque las autoridades reconocen que en marzo iba a quedar un período ventana entre la salida de Uruguay Adelante y el nuevo plan, prefieren no concentrarse en este mes, aunque la acción fue reforzar la cantidad de canastas.
En Montevideo habrá puntos fijos y móviles en más de 20 sitios y los comedores del sistema gestionado por INDA en la capital pasarán de cuatro a seis.
Los cinco puntos fijos en Montevideo serán contenedores que abran de lunes a domingo en la misma ubicación: uno en Camino Maldonado y Libia (sobre el Instituto Nacional de Ciegos), otro en el predio militar del Grupo Artillería n°1 sobre Camino La Boyada en el Cerro; el tercero en Aparicio Saravia y Azotea de Lima (también en predio militar, en el Batallón de Ingenieros n°5); uno en la seccional n°23 de Paso de la Arena y el último en un local privado en Barros Blancos, como referencia de Canelones.
Casi todos estos dispositivos son en predios militares o policiales para garantizar la seguridad, aseguraron fuentes del INDA. El clima de trabajo es un reclamo recurrente de los funcionarios que atienden en los comedores. "Valoramos el trabajo de las ollas, pero de pronto tenían que avisarle a los vecinos, a veces funcionaban dos veces por semana y eso no daba determinadas certezas. Esto es los seis días de la semana, la gente tiene la certeza de que retira siempre en el mismo lugar", dijo la directora Murphy.
Los puestos móviles serán camiones refrigerados que recorrerán la ciudad para la entrega de las viandas congeladas. La premisa del Mides es que antes había usuarios que tenían que tomarse hasta dos ómnibus para concurrir al comedor. La cartera aseguró que la ubicación de cada uno se hizo con un mapa de calor para detectar dónde estaban las mayores necesidades de alimentación.
El Mides cierra así un capítulo con las ollas, y las iniciativas populares aún dudan cómo será su futuro.
