Nacional > RELACIONES BILATERALES

El nuevo canciller brasilero: trumpista, antisistema, nacionalista y contrario a China

El nuevo jefe de Itamaraty con el que deberá tratar el gobierno uruguayo no cree en el respeto a los regímenes internacionales
Tiempo de lectura: -'
16 de noviembre de 2018 a las 05:02

Ernesto Araújo, el diplomático de carrera que el presidente electo Jair Bolsonaro eligió como canciller, lleva 28 años de servicio público pero su nombre resulta desconocido para varios diplomáticos uruguayos con experiencia que, por estas horas, leen con asombro el blog que el brasilero creó hace un par de meses.

La extrañeza que despierta esa lectura se desprende de una cuestión de forma y otra de contenido.

La primera refiere al infrecuente hecho que un profesional de la diplomacia haga pública sus posiciones ideológicas y visiones políticas, tal como Araújo lo hizo en las 31 entradas que están en línea desde el 22 de setiembre en “Metapolítica 17. Contra el globalismo”. El blog tiene una advertencia que anuncia que las visiones expresadas son personales y no representan a la institución para la que trabaja. Más aún, en una de las entradas agradece a “las altas jefaturas” de Itamaraty “por su compromiso con la libertad de expresión y con el pluralismo”, que le da la oportunidad de compartir esas “reflexiones”.

La segunda, más importante, refiere a la mala noticia que recibe la cancillería por estas horas que da cuenta que deberá tratar con un trumpista antisistema que nada quiere saber con China (con quien el gobierno uruguayo busca un acuerdo de libre comercio a través del Mercosur) y que evoca el sentimiento nacionalista en contraposición al respeto de los regímenes internacionales.

En “Metapolítica 17” el designado canciller hace una declaración de principios: dice que quiere “ayudar a Brasil y al mundo” a que se “liberen de la ideología globalista”. Según Araújo, el “globalismo” y la “globalización económica” pasó a ser comandada por el “marxismo cultural”, un “sistema” que caracteriza como “anti-humano” y “anti-cristiano”.

“La fe en Cristo significa luchar contra el globalismo, cuyo objetivo último es romper la conexión entre Dios y el hombre, haciendo que el hombre sea esclavo y Dios irrelevante”, escribió en un pequeño apartado en el que se presenta.

De hecho, las referencias religiosas aparecen de forma continua en su blog “Metapolítica 17” junto a consideraciones políticas e históricas. En este marco particular, el Partido de los Trabajadores (a quien llama el Partido Terrorista o el Partido Totalitario) toma el lugar del anti-cristo y Bolsonaro el del mesías que viene a salvar a Brasil de las fuerzas de la globalización y a recuperar los símbolos nacionales y el patriotismo.

"El globalismo -es decir, la configuración actual del marxismo- es una enorme empresa de deforestación del alma".

“Para los pobres, la nación brasileña y la fe cristiana son todo lo que poseen para ligarlos a una realidad mejor, superior, más auténtica”, escribió en el texto Los ignorantes y los instruidos en el que afirma que las clases “intelectualizadas” que se formaron en base a las lecciones de“sub-marxistas” están “atrapados en el calabozo mental nominalista que la posmodernidad liberal-marxista creó”.

En Viva la polarización hace una defensa del concepto en el entendido que se necesitan personas que “defiendan el bien” (contra el mal) y no se diluyan en posiciones moderadas o de centro que, en su opinión, es patrimonio del “complejo liberal-marxista”.

“El centro defiende algunos aspectos de pretendida racionalidad económica que lo hacen parecer liberal, pero por detrás es maniobrado por la tiranía de los valores izquierdistas que controlan el pensamiento de las personas y las hacen creer que una frase mal interpretada sobre mujeres o gays es más importante que la corrupción devastadora o la delincuencia organizada”, escribió.

En este contexto de “hacer el bien” sin importar las consecuencias es que Araújo esboza su simpatía por una intervención humanitaria en Venezuela.

“¿Si algunos países pretenden organizar a través de la OEA una intervención humanitaria en Venezuela deben detenerse a pensar: ah, pero en 1965 la OEA intervino en la República Dominicana perjudicando el proceso democrático de aquel país? Así nunca nadie haría nada en defensa del bien, así el bien desaparecerá en favor de la moderación”

No resulta extraño entonces que en otra de las entradas de su blog reproduzca textualmente las palabras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la última Asamblea General de la ONU cuando el mandatario se refiere a las sanciones que su país aplicará al gobierno de Nicolás Maduro.

Araújo, quien estaba al frente de la sección de América del Norte de su cancillería, sorprendió en Itamaraty cuando publicó su texto Trump y Occidente en el caracteriza al presidente estadounidense como un cruzado con la misión de liberar a Occidente de la tiranía del mundo moderno y bien pensante.

Más aún, para el futuro ministro el presidente de Estados Unidos tiene razón cuando se para contra un “dogma científico” como el del cambio climático.

“Este dogma viene sirviendo para justificar el aumento del poder regulador de los Estados sobre la economía y el poder de las instituciones internacionales sobre los Estados nacionales y sus poblaciones, así como para sofocar el crecimiento económico en los países capitalistas democráticos y favorecer el crecimiento de China. (Parte importante del proyecto globalista es transferir poder económico de Occidente al régimen chino, parte fundamental del proyecto de Trump es interrumpir ese proceso, lo que ya está ocurriendo.)”, escribió.

Políticas para Itamaraty

En esta cosmovisión el destino de Brasil se confunde con el de la humanidad y, por eso, en uno de sus textos el diplomático advierte que “la política exterior es la lucha por los rumbos de la humanidad, en el que Brasil con su tamaño y su población tiene la obligación de posicionarse”. Para el diplomático esta batalla es “titánica”.

"La supervivencia de Brasil depende de que tu pierdas el miedo de ser llamado fascista". 

En Lo que está en juego, Araújo es específico respecto a lo que cree que la política exterior brasilera debería priorizar: la lucha por la preservación del principio nacional contra la emergencia de un mundo globalizado sin fronteras y sin identidades; la lucha por la soberanía económica y política de los países contra el dominio de las cadenas productivas de bienes, contra el monopolio de la circulación de informaciones por una élite transnacional nihilista y contra una economía globalizada maoísta-capitalista centrada en China;  la lucha por la democracia efectiva contra la reemergencia del bolivarismo en América Latina.

“Las opciones reales de política exterior son: o aliarse a los países y fuerzas que luchan contra el globalismo, o dejar que Brasil, junto con todas las naciones, desaparezca en la glaciación general de un mundo desnacionalizado y desespiritualizado y se convierta en una provincia de la patria grande socialista”.

Ese rechazo por el socialismo lo llevó a escribir una especie de poema Línea de transmisión que también publica en su blog: Haddad es el poste de Lula/ Lula es el poste de Maduro, actual gestor del proyecto bolivariano/ Maduro es el poste de Chávez / Chávez era el poste del Socialismo del Siglo XXI de Laclau / Laclau y todo el marxismo disfrazado de post-marxismo es el poste del maoísmo/ El maoísmo es el poste del infierno / Bella línea de transmisión.

 "La aplicación de esa ideología a la diplomacia produce la obsesión en seguir los "regímenes internacionales". Produce una política exterior donde no hay amor a la patria pero sólo apego al "orden internacional basado en reglas". 

En Querer grandeza, Araújo visualiza a Brasil no como un país que debe apostar a la grandeza. Sin embargo, el diplomático advierte que la decisión de algunos izquierdistas de respetar la institucionalidad a nivel internacional va contra esos intereses.

“Alguien decidió definir la presencia de Brasil en el mundo por su adhesión a los regímenes internacionales, por su obediencia al orden global basado en reglas”, que para el futuro canciller dejan a Brasil “como un buen alumno en la escuela del globalismo” .

Para el diplomático la solución es “volver a querer grandeza” que “llene el pecho y diga: Brasil Grande y Fuerte”.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...