El Papa afirmó en Marsella que es un deber de humanidad socorrer a los migrantes en el mar

"Deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse. Es un deber de humanidad, es un deber de civilización", clamó el pontífice argentino, ante un memorial a las personas desaparecidas en el mar Mediterráneo en el contexto de una visita de dos días a la ciudad portuaria.

Con el mar Mediterráneo de fondo, urgió además a no resignarse a ver "seres humanos tratados como mercancía de cambio" y denunció "los dramas de los naufragios, provocados por contrabandos repugnantes y por el fanatismo de la indiferencia".

"No son cifras. Son nombres y apellidos, son rostros e historias, son vidas rotas y sueños destrozados. Frente a semejante drama no sirven las palabras, sino los hechos", agregó Jorge Bergoglio en referencia a los interminables debates que se registran en Europa sobre la acogida de migrantes.

El jefe de la Iglesia católica pidió así "superar la parálisis del miedo y el desinterés que condena a muerte con guantes de seda". El pontífice, además, agradeció a los miembros de las oenegés que salvan migrantes, presentes en la ceremonia, pese a que en ocasiones les impiden trabajar.

"Son gestos de odio", afirmó Francisco, planteo que fue leído por los presentes como un fuerte apoyo a las organizaciones no gubernamentales, como OpenArms o Mediterránea SOS, que se dedican a salvar a los sobrevivientes de los naufragios en las aguas que bañan costas de Europa, África y Asia.

"Nosotros, los creyentes, debemos ser ejemplares en la acogida recíproca y fraterna", subrayó, al tiempo que abogó por la cohabitación entre las diferentes religiones durante la ceremonia, en la que estuvo acompañado por líderes de otras iglesias, antes de depositar una corona de flores blancas y amarillas a los pies del memorial formado por una Cruz Camarga, que aúna un ancla, un corazón y una cruz.

Francisco, que llegó a Marsella acompañado por periodistas de diferentes medios, denunció durante el vuelo desde Roma que los migrantes muchas veces son "detenidos en los campos de concentración de Libia y luego tirados al mar".

En los últimos años, los países que están en la primera línea mediterránea, vienen reclamando que haya una respuesta europea común para la distribución de las personas que arriban a las costas del continente, lo que no impidió que mientras las discusiones se prolongan el gobierno italiano, entre 2018-2020, durante la gestión entonces ministro del Interior, el ultranacionalista Matteo Salvini, encabezara una persecución contra las oenegés y promoviera una política de "puertos cerrados", opuesta al reclamo del Papa.

El memorial desde el que habló el Papa, dedicado a "los héroes y las víctimas del mar", fue construido en 1913 como un recuerdo a los marineros muertos en el Mediterráneo. Sin embargo, a la luz de las olas migratorias fue convertido en un símbolo de las personas ahogadas en los últimos años en los desesperados esfuerzos por llegar a Europa.

“En las raíces de los tres monoteísmos mediterráneos está la hospitalidad, el amor por el extranjero en nombre de Dios”, recordó Francisco, subrayando que los representantes de las distintas religiones están llamados a dar ejemplo. “Sigan adelante sin desanimarse, para que esta ciudad sea para Francia, para Europa y para el mundo un mosaico de esperanza”, finalizó el jefe de la iglesia católica.

(Con información de AFP)