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El tablado con guardería, escenografía hecha por reclusas y comida para celíacos

En el escenario del Museo del Carnaval, donde no hay suspensiones aunque llueva, se puede disfrutar de los conjuntos pagando apenas $ 35 por la entrada
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30 de enero de 2020 a las 21:44

Hay un tablado en el que el precio de la entrada puede quedar en apenas $ 35, que en su plaza de comidas tiene incluso propuestas para celíacos, que dispone de una suerte de guardería para contener a los niños del barrio, que es uno de los únicos dos escenarios que funciona si llueve, donde la escenografía del escenario la realizaron reclusas del Instituto Nacional de Rehabilitación y que brinda espectáculos durante 14 noches para unas 10 mil personas. Es el tablado del Museo del Carnaval.

Según destacaron Adriana Díaz –encargada del tablado– y Alejandro Rubbo –director del museo–, el actual es el undécimo año consecutivo con este tablado funcionando, no obstante desde que el Museo del Carnaval se fundó en 2006 hubo allí diversas propuestas carnavaleras durante todo el año.

Es el único tablado en toda la Ciudad Vieja, una zona de la capital con mucha tradición carnavalera, pero en la se habían acumulado al menos dos décadas sin escenarios fijos, con apenas con alguna presencia de unidades móviles de la Intendencia de Montevideo o del emprendimiento Rondamomo.

Es, además, el único tablado de los denominados “populares” en todo el Municipio B, donde hay otros de distinto porte, por ejemplo el Teatro de Verano o el de la Plaza 1° de Mayo.

 

 

Este tablado siempre estuvo a cargo del Museo del Carnaval, en los primeros años con un apoyo directo de Daecpu (la gremial de los directores de conjuntos de carnaval), con respaldo siempre del Municipio B (este año fue clave para que una vez más se dispongan de las gradas detrás de la platea, por ejemplo).

Por otro lado, el del Museo del Carnaval integra el conjunto de escenarios populares, que funcionan desde fines de enero hasta el cierre de la zafra carnavalera y que tienen como elemento distintivo un precio único de la entrada, $ 70, que en 2020 no subió respecto al año pasado y que es un valor que suele tener como referencia el del costo de dos boletos, aproximadamente. Incluso, en el marco de la promoción acordada con el Banco de la República, los poseedores de la tarjeta Red BROU acceden a dos entradas por el precio de una, por lo cual la gente puede disfrutar de los espectáculos por solo $ 35.

La inversión necesaria para tres de los espectáculos de cada noche la brinda la Intendencia de Montevideo. Ello corresponde a la gestión que procura facilitar el acceso a los espectáculos de carnaval en diversos barrios, sobre todo en los que están lejos de los escenarios comerciales o del Teatro de Verano. El pago del cuarto conjunto (y del quinto cuando lo hay) y de los costos del personal y de la infraestructura, por ejemplo, lo hace la organización de cada escenario.

El tablado del Museo del Carnaval, además, integra la red de escenarios populares (fue uno de los “fundadores”), colectivo en el que trabajan en forma voluntaria unas 600 personas y que permite afrontar diversos desafíos en forma conjunta, ganando en eficiencia, por ejemplo a la hora de comercializar el patrocinio de los escenarios a empresas del sector privado.

“Hay un apoyo permanente entre todos los integrantes de la red, pasa mucho que algunos de un tablado ayudan a otros de otro tablado y eso es fundamental sobre todo para los escenarios más chicos o los nuevos que vayan apareciendo”, puntualizó Díaz.

 

 

La guardería del tablado

Una eventual ganancia en cada uno de los escenarios, lejos de ir a las arcas de la intendencia, se reinvierte en la comunidad, en obras y/o servicios. Por ejemplo, en el caso del tablado del Museo del Carnaval, se dispone de una tallerista (Natalia Riefel) que tiene como función recibir en el tablado a niños que no pueden concurrir acompañados de un referente (uno de sus padres, por ejemplo). Si el niño llega solo no puede ingresar, pero habiéndose inscripto no solo entra gratis, además es atendido y cuidado en tanto disfruta del carnaval. Eso, de paso, permite ir formando nuevo público carnavalero, se destacó.

 

 

El museo y la comunidad

Para Rubbo, un aspecto clave es que el tablado es una parte importante en un conjunto de emprendimientos que tiene el museo, pero especial porque “es de gran valor para nuestra propuesta de vincular al museo con la gente, siguiendo una línea muy clara que tenemos: fortalecer el relacionamiento con la comunidad, que es una tendencia mundial, hacer las cosas no ‘para la gente’ sino hacerlas ‘con la gente’, eso es muy bueno”.

“Incluso hemos obtenido distinciones en el exterior, por ejemplo en Ibermuseos, por el programa ‘El carnaval y sus artes’ que se realiza en la cárcel de mujeres, o el premio Reina Sofía que se había logrado antes”, mencionó.

 

 

 

Tablado y museo, dos por uno

Una de las ventajas que tiene este tablado es que, en los intervalos entre las actuaciones de los conjuntos, el público puede recorrer el Museo del Carnaval, sin pagar nada más. Incluso, durante todo el año, el precio para ingresar al museo en su horario habitual, de 11 a 17 horas, es mayor, $ 80 por persona con residencia en países del Mercosur y $ 150 para el resto. Tambores de viejas comparsas, trajes de murgas campeonas, cabezudos, fotos históricas y videos de carnavales de distintas épocas es parte de lo que se puede observar en el museo.

Los turistas, de la región e incluso de países muy lejanos, pero también procedentes desde el interior del país, suelen agendar su llegada a Montevideo teniendo como uno de los paseos visitar el tablado y el museo, a la vez. Incluso hay planes mediante los cuales por un precio adicional quienes lo deseen pueden disfrutar de una visita guiada, en la que se los informa sobre las características del carnaval capitalino, se les da una copa de bienvenida y se los ubica en un sitio preferencial en la platea.

Durante todo el año el museo recibe unas 40 mil visitas y el 25% de ellos sucede durante la zafra de carnaval, informó Rubbo.

“Es muy importante que el turista venga, pero es indudable que le damos la máxima importancia al principal protagonista que es el vecino del barrio”, precisó. Agregó que la gente del barrio le tomó mucho cariño al tablado, que lo sienten como algo propio, como un espacio distintivo que jerarquizó a la zona y que incluso el tablado ayudó a mejorar la seguridad en los alrededores.

 

 

 

Renovado y con precios populares

Quienes hayan visitado más de un tablado en este carnaval y concurran al del Museo del Carnaval podrán comprobar que es de los de mejor servicio en sonido e iluminación, con una plaza de comidas importante: más allá del típico choripan o de la hamburguesa asada, hay variedades de carnes, tragos, helados artesanales y hasta comida para celíacos, contemplando un pedido de varios vecinos. Este año se sumó a la oferta la presencia de "La parrilla de Álvarez", que son comerciantes del barrio, algo que también se prioriza a la hora de seleccionar los titulares de las concesiones. Y se cuida que los precios, como en el caso de la entrada, sean populares. Un chorizo al pan cuesta $ 90, por ejemplo. Esos precios, además, son muy similares en todos los escenarios populares, por disposición de la mencionada red, en todo caso pueden variar en $ 5 o $ 10 en más o en menos.

 

 

 

Escenografía: sobre formas femeninas

Otro elemento distintivo de este tablado es que, en el marco del programa “El carnaval y sus artes”, financiado por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) y en una gestión coordinada con el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) N° 5, por tercer año un conjunto de reclusas participó en la creación de la escenografía que adorna el escenario en el que cada noche Eduardo “Raviol” Rabellino y Wilson “Rana” Andrade, los animadores del tablado, presentan a los conjuntos.

Este año participaron en ello 40 mujeres (las hay de todo el país e incluso hay damas de Perú, Brasil y México), de las cuales en el tramo final del trabajo hubo ocho que ya adquirieron diversas capacidades y, en el marco de pasantías laborales pagas, desarrollaron el trabajo final.

En estos años, además, se generó un grupo de ya ex reclusas que han podido trabajar en distintos tablados y también en el museo, gracias a los conocimientos adquiridos dada la acción del mencionado programa, incluso algunas ya se instalaron “por cuenta propia”.

En cuanto a la escenografía, por iniciativa de las reclusas, tiene como motivo exhibir formas femeninas, considerando como ejes temáticos a valores correspondientes a los embarazos y a los hijos, por ejemplo, pero también aparecen obviamente motivos carnavaleros, como el tambor.

Rubbo también informó que el miércoles 19 de febrero se hará en el Museo del Carnaval la muestra de trabajos en el cierre anual del programa “El carnaval y sus artes”, que asistió a unas 120 personas, una muestra de lo logrado en los tres talleres (escenografía –con módulos de electricidad y soldadura– con los talleristas Maximiliano Galeano y Pablo Pineda; maquillaje con el tallerista Federico Gauthier; y vestuario con el tallerista Iván Arroqui) y eso incluye la escenografía del tablado.

“A través de una capacitación artística, carnavalera, que brindan los talleristas, que además son gente muy capacitada, no solo se adquieren conocimientos que pueden terminar en disponer de una capacidad que puede ser una salida laboral, también se mejora en lo personal, se mejoran los vínculos”, resaltaron Díaz y Rubbo.

 

 

Si llueve, no se suspende

El tablado del Museo del Carnaval posee un aforo de unas 1.000 personas ubicadas en una platea y en las gradas. Una de las grandes ventajas que tiene es que aunque llueva hay tablado, porque se dispone de un enorme espacio techado al costado del abierto, aunque la capacidad de espectadores baja a unos 700. Es, junto al tablado que funciona en la sala del Movie en el Montevideo Shopping, el único que no suspende las funciones si hay mal estado del tiempo. En el carnaval de 2019, por ejemplo, hubo cinco noches en las que llovió y el tablado abrió igual (y obviamente hubo entradas agotadas).

Este tablado funciona todos los viernes (con cuatro conjuntos) y sábados (son cinco) durante el fin de enero, febrero y principio de marzo. También abrirá domingo y lunes en el marco del feriado de Carnaval. Por lo tanto, habrá en total 14 jornadas de espectáculos. Allí trabajan algo más de 20 personas cada noche, sin contar al personal de los puestos en el área de gastronomía. En total, son unas 50 a 60 las personas que allí trabajan. El público puede ingresar desde la hora 20:30 y el escenario está sobre la rambla 25 de Agosto de 1825 en el N° 218, al costado del Mercado del Puerto, casi frente al edificio de la Dirección Nacional de Aduanas.

 

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