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El tratado internacional contra las pandemias sigue trabado por desacuerdos en temas claves

Los expertos advierten que sus resultados podrían ser tan limitados que no cerrarían las desigualdades en el acceso a medicamentos y vacunas entre los países ricos y pobres
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30 de mayo de 2023 a las 18:40

Las negociaciones para un acuerdo internacional jurídicamente vinculante contra futuras pandemias siguen trabadas por una serie de desacuerdos en tema claves y algunos participantes especialistas temen que sus resultados sean tan poco ambiciosos que impidan, por ejemplo, cerrar las desigualdades reveladas por la pandemia en acceso a medicamentos esenciales y tratamientos.

Luego de la pandemia, que evidenció los fallos del sistema sanitario mundial, los 194 países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidieron negociar un texto vinculante para hacerle frente a la próxima catástrofe, o para prevenirla en caso de ser posible. En la ceremonia de clausura de la asamblea anual de la OMS, en Ginebra, su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a los países a "negociar un acuerdo sólido".

"Somos la generación que vivió la pandemia de covid-19, por lo que debemos ser la generación  que aporte los cambios para garantizar la seguridad de las generaciones futuras", agregó el titular del organismo con relación a las negociaciones que apenas están en sus inicios y que tiene como objetivo alcanzar un acuerdo final en maro del próximo año.

Sin embargo, los críticos ya advierten que las revisiones hechas al documento base están debilitando su alcance, sobre todo en lo que respecta al acceso a las vacunas y otros productos médicos, desigualdades entre los países ricos y pobres que costó incontables vidas durante la pandemia. "Creo que lo que estamos viendo es un verdadero retroceso", consideró Suerie Moon, codirectora del Centro para la Salud Global del Instituto Universitario de Ginebra.

Según la  mirada de la especialista, si los países más pobres no ven garantías sólidas de que estarán mejor protegidos en la próxima pandemia, "creo que existe un riesgo real de que se retiren de las conversaciones”, advirtió Moon.

El texto revisado presentado la semana pasada por el Órgano Intergubernamental de Negociaciones (INB), encargado de conducir el proceso negociador, es una síntesis de una multitud de propuestas presentadas por numerosos países miembros e identifica las áreas en las que está surgiendo un cierto consenso, al tiempo que propone diversas opciones sobre las cuestiones más controvertidas.

Para algunos observadores, este proyecto que se examinará en la próxima ronda de debates del INB a mediados de junio, es más "limpio" pero también más débil en algunos puntos importantes. Algunas oenegés deploran, en especial, que suprime una mención que obliga a las empresas privadas que reciben fondos públicos para su investigación y desarrollo a ser transparentes en la fijación de precios y transferir su tecnología a los países más pobres.

En su lugar, el proyecto en su versión actual llama a los países a esforzarse por promover el intercambio de conocimientos técnicos y aboga superficialmente por la “transparencia”, al tiempo que precisa que los intercambios deberían estar "de conformidad con la legislación nacional y según proceda".

"Las medidas voluntarias son insuficientes. El texto es muy débil", sostuvo Luis Villarroel, de la ONG Innovarte, que trabaja para promover un sistema de propiedad intelectual equilibrado. Para Mohga Kamal-Yanni, de la Alianza Mundial por las Vacuna, oenegé que combate las desigualdades de acceso a las vacunas, también consideró que el texto es "débil" en las modalidades prácticas de garantizar el acceso equitativo.

"El covid-19, y antes el HIV, mostraron claramente que no podemos depender de la buena voluntad de las empresas farmacéuticas para asegurar un acceso equitativo", destacó la Kamal-Yanni en un comunicado.

Los expertos puntualizan que la iniciativa contiene elementos que no convienen a la industria farmacéutica, pero que son importantes para los países menos ricos, como la idea de vincular el reparto de recursos genéticos con fines de investigación y la obligación de compartir los frutos en forma de regalías, transferencias de tecnologías y de los propios medicamentos.

El concepto de un mejor reparto de recursos genéticos figura, por ejemplo, en el reciente tratado de Naciones Unidas sobre alta mar, pese a haber sido resistido por la Federación Internacional de Asociaciones Fabricantes de Productos Farmacéuticos (IFPMA), entidad que sostiene que la obligación frenará las inversiones y con ellos los desarrollos. "Seguimos preocupados por el hecho de que se tomen decisiones que acabaremos lamentando en caso de una futura pandemia", declaró el jefe de la IFPMA, Thomas Cueni.

(Con información de AFP)

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