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En 2017 la repetición entre jóvenes que no pudieron estudiar en liceos públicos de gestión privada fue el doble de la que estudiaron en ellos

Estudio de la Universidad de Montevideo arrojó que los segundos "tienen menos síntomas de problemas de salud mental" que los primeros
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06 de agosto de 2018 a las 05:00
Siete de cada 10 (70%) adolescentes que en 2015 ingresó a uno de los liceos públicos de gestión privada de Casavalle (Jubilar e Impulso) y Casabó (Providencia) se encuentra actualmente cursando primer año de bachillerato (cuarto año de liceo), como le corresponde. Sin embargo, entre los que en 2015 no pudieron ingresar a estos liceos por falta de cupos y, por ende, terminaron concurriendo a un liceo público, los que se encuentran cursando hoy primer año de bachillerato son menos de la mitad (48%).

A esta conclusión llegó una investigación de la Universidad de Montevideo (UM) denominada "Evaluación de impacto de los liceos gratuitos de gestión privada en Uruguay: tres años de seguimiento", que se presentó el miércoles pasado en las XXXIII Jornadas de Economía del Banco Central.

La investigación, realizada por las economistas Ana Blasa y Ana Zardo, también concluyó que en 2017 la repetición entre los estudiantes que asistieron a los liceos públicos de gestión privada fue casi la mitad (15%) de la que registraron los alumnos que fueron a liceos públicos (27%).

El estudio de la UM comenzó en 2015, cuando los jóvenes ingresaron a algún liceo público de gestión privada (grupo de tratamiento), y perduró hasta marzo de 2018, cuando estos ya tendrían que haber egresado de ciclo básico. El objetivo de las investigadoras era conocer el impacto que los liceos públicos de gestión privada tienen en las trayectorias académicas, en las expectativas educativas y en la salud mental de los alumnos.

Para hacerlo también realizaron un seguimiento a aquellos alumnos que en 2015 quisieron ingresar a uno de estos tres liceos, pero no pudieron hacerlo porque quedaron fuera del sorteo que estas instituciones aplican entre los postulantes debido a una cuestión de cupos (grupo de control).

Al respecto, Balsa explicó que los cambios que pudieron haber ocurrido en los grupos luego del sorteo no fueron tenidos en cuenta por las economistas. Es decir, si un joven ingresó a uno de los liceos públicos de gestión privada y luego se cambió a uno público, igualmente se lo mantuvo en el grupo de tratamiento. Lo mismo si el cambio fue a la inversa.

Mientras que el 70% de los alumnos del grupo de tratamiento cursan actualmente primero de bachillerato, el 15% está en tercero de liceo, el 6% en segundo y el 3% en primero. En tanto, entre los estudiantes del grupo de control, mientras que el 48% cursa primero de bachillerato, el 26% cursa tercero, el 11%, segundo y el 4%, primero.

Más salud mental

Otra de las conclusiones a las que arriba la investigación da cuenta de que los estudiantes que asisten a los liceos públicos de gestión privada (grupo de tratamiento) "tienen menos síntomas de problemas de salud mental", que aquellos que concurren a liceos públicos.

La ansiedad, el retraimiento, los problemas sociales, los problemas de atención y los comportamientos agresivos son algunos de los síntomas que analizó el estudio, mediante la aplicación a los padres de ambos grupos del Check Behavior Checklist (cuestionario), uno de los instrumentos internacionalmente más utilizados para evaluar la existencia de problemas de conducta en los niños y adolescentes.

Balsa explicó que los síntomas estudiados se agrupan en internalizantes (ansiedad, retraimiento y problemas sociales) y en externalizantes (problemas de atención, comportamientos agresivos y comportamientos no normativos) y manifestó que en ambos casos los alumnos del grupo de tratamiento presentaron menos síntomas que los del grupo de control y la diferencia entre unos y otros fue estadísticamente significativa. No obstante, dicha información no está sistematizada en porcentajes.


"Esto no quiere decir que los que presentan síntomas tengan patologías, por las cuales deban ser derivados a algún especialista. Sí, da cuenta del estado de salud mental y ese estado es más saludable para los chicos que van a los liceos públicos de gestión privada", explicó la investigadora.

Para Balsa, estos resultados demuestran que las herramientas y formas de trabajar de liceos como Jubilar, Impulso y Providencia "no solo tienen que ver con lo cognitivo, sino también con el bienestar, la resiliencia y actitudes emocionales más balanceadas".

En este sentido, advirtió que esto está muy relacionado con el alto sentido de pertenencia al liceo que sienten los alumnos del grupo de tratamiento, así como el sentido de autoridad y de respeto hacia sus pares, profesores y resto del personal de la institución.

De hecho, estos factores también son analizados en el estudio y dan cuenta de que mientras el 80% de los jóvenes del grupo de tratamiento se sintió contento con el liceo en 2017, en el grupo de control, lo sintió así el 76%. A su vez, el 80% de los estudiantes del primer grupo afirmó que en su liceo hay normas claras que son respetadas, cuando en el segundo grupo solo el 57% lo percibió así.

A su vez, mientras el 72% de los alumnos de los liceos públicos de gestión privada dijo que el liceo es para él como una familia, entre los que concurrieron a liceo público lo sintió así solamente el 43%. En tanto, el 46% los jóvenes del grupo de tratamiento manifestó que los conflictos en su liceo se resuelven sin peleas y sin amenazas, cuando en el grupo de control dijo que es así el 23%.

Más expectativas académicas

La investigación también analizó las expectativas de estudio de los jóvenes y de los padres de ambos grupos. Mientras el 51% de los alumnos que no fueron sorteados esperan culminar los estudios terciarios, en el grupo de los jóvenes sorteados dicha expectativa asciende al 59%.

A su vez, el estudio constató que el haber estudiado en un liceo público de gestión privada también incide en las expectativas de los padres: en los padres de los adolescentes que fueron a liceo público el 44% tiene esperanzas de que su hijo complete los estudios terciarios, frente al 61% de los padres de jóvenes que asistieron a los liceos públicos de gestión privada.

Por otro lado, entre los estudiantes del grupo de tratamiento el 88% aspira a culminar el liceo, mientras que en el grupo de control esa esperanza abarca al 79%.

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