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Encuentro internacional en París busca lograr tratado contra la contaminación por plástico
Desde este lunes, y por cinco días, se lleva a cabo en la sede de la UNESCO en París una cumbre en la cual representantes de 175 países y un millar y medio de científicos buscarán fórmulas y consensos para “terminar con la contaminación del plástico”, presente en gran escala en las grandes ciudades, pero también de manera dramática en los mares y las cumbres de las montañas.
Los Estados Unidos, China y Arabia Saudita, productores y/o consumidores de petróleo y sus derivados, se oponen a esta iniciativa.
Anualmente se generan más de 350 millones de toneladas de desechos plásticos en todo el mundo. La polución plástica afecta a todo el planeta y particularmente a los océanos.
Bajo la presidencia de las Naciones Unidas, la meta es conseguir “el acuerdo ambiental multilateral más importante desde el acuerdo del clima en París”, dijo la directora ejecutiva del programa de las Naciones Unidas para Medioambiente, Inger Anderson.
Esta es la segunda de las cinco etapas de negociaciones previstas para alcanzar un acuerdo histórico sobre el ciclo de vida del plástico. La primera se realizó en la ciudad uruguaya de Punta del Este en noviembre de 2022.
El presidente del comité, el peruano Gustavo Meza-Cuadra Velásquez, marcó este lunes en París el tono del encuentro. “El mundo nos está mirando”, dijo en el inicio de la sesión, según consigna la agencia de noticias AFP. “El reto es inmenso, todos nosotros aquí somos conscientes, pero no es insuperable”, señaló.
Velásquez indicó que el objetivo de esta semana era “iniciar los debates sobre los elementos que deben incluirse en el tratado e identificar los puntos de convergencia, los que necesitan más discusiones e investigaciones, pero también los puntos más delicados”.
El encuentro reúne a países con intereses divergentes, a ONG’s y empresas del sector del plástico, muy a pesar de los activistas en defensa del medioambiente, que también asisten a los debates.
En el exterior del edificio, varias personas manifestaron contra la presencia de empresas de plástico. “Saquen a los industriales” de las discusiones, decía uno de los carteles.
Hace un poco más de un año, los países reunidos en Nairobi, Kenia, lograron un principio de acuerdo para poner fin a la contaminación por plástico en el mundo, con el objetivo de elaborar para 2024 un tratado vinculante bajo la égida de la ONU.
El presidente francés, Emmanuel Macron, instó en la apertura de las sesiones, a través de un video, a “poner fin al modelo globalizado e insostenible” de la producción y consumo de plástico, y advirtió que era una “bomba con precisión de relojería”.
“El primer objetivo debe ser reducir la producción de nuevos plásticos y prohibir, lo antes posible, los productos más contaminantes, como los plásticos de un sólo uso, y los más peligrosos para la salud”, insistió Macron.
La producción anual de plástico se duplicó en los últimos 20 años y, para 2060, podría triplicarse si no se pone un freno. Además, dos tercios del plástico se descarta al cabo de un único o de muy pocos usos y menos del 10% de esos desechos se reciclan.
Para Diane Beaumenay-Joannet, de la ONG Surfrider Foundation, “existe un consenso sobre lo que está en juego y hay una voluntad para actuar”.
Esta activista dice sentirse “bastante optimista en cuanto a los progresos realizados en la elaboración del borrador de un tratado”, pero señala que “el contenido preciso de las obligaciones va a ser complicado, sobre todo en lo que se refiere a la reducción de la producción”.
A favor de la reducción aboga una coalición de países, liderada por Ruanda y Noruega, que incluye entre otros a la Unión Europea (UE), Canadá, y varias naciones de América latina, como México, Perú o Chile. Su objetivo es terminar con la contaminación de plástico para 2040.
Pero otros países expresan su resistencia y ponen el acento en el reciclaje o en una mejor gestión de los desechos. Se trata de los países petroleros y los que tienen industrias petroquímicas.
El plástico, un derivado del petróleo, es un material omnipresente en la vida cotidiana. Está en embalajes, fibras de ropa, material de construcción o en los dispositivos médicos.
Los residuos terminan en los océanos, en las banquisas polares, en el estómago de los pájaros e incluso en las cimas de las montañas. También se detectaron microplásticos en la sangre, la leche materna o en placentas.
Otra cara del problema de la contaminación por plástico es su papel en el calentamiento global. En 2019, el plástico generó 1.800 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, es decir un 3,4% de las emisiones mundiales, una cifra que podría duplicarse para 2060, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
