¡Otra vez lo mismo! Qué cómodo les queda a un puñado de dirigentes de los grandes (y qué bien les sale el papel de víctimas) para generar revuelo, escándalo y escudarse en cualquier situación que distrae la vista y divide. Porque estar en ese lugar les hará más fácil justificar los errores. Nunca serán responsables de sus malas decisiones. Es el camino de las malas costumbres que heredan en el torneo local, y que generan una inestabilidad que no es saludable en tiempos de modernidad futbolística y con la tecnología al servicio del fútbol.
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