De los 25 minutos que usó el 19 de marzo pasado en el club Cordón para dirigirse a un núcleo duro del MPP que acababa de proclamarlo su candidato, Yamandú Orsi dedicó solo dos para hablar del adversario. "Nos duele que haya gente rezagada", exclamó y discrepó filosóficamente con la línea de Luis Lacalle Pou de potenciar a los "malla oro".
El resto fue un homenaje a compañeros, un sentido repaso de su trayectoria y siete alusiones al sector de José Mujica como su "casa".
Nueve meses después, ante un bullicioso Congreso del Frente Amplio en el Palacio Peñarol este domingo, le bastaron los diez minutos de discurso para golpear al gobierno en sus puntos débiles y arrancar ovaciones de la tribuna.
“Vamos a tener que empezar a hablar mejor. Si querés mantener una buena relación, tratá de cuidar los modales”, lo había increpado en público dos días antes el presidente Lacalle Pou, luego de que el intendente de Canelones dijera que el discurso del narco Sebastián Marset "coincidía casi un cien por ciento" con el del Poder Ejecutivo.
Frente Amplio
Congreso del Frente Amplio
Lejos de moderar el tono, Orsi redobló la apuesta y lanzó pesada munición hacia el gobierno cuando recordó el Congreso de 2003 que condujo a la izquierda al poder.
"Surgió un buen programa que llevó al triunfo del Frente Amplio y las grandes transformaciones que el país necesitaba, y un líder herrerista –actual– dijo: 'Es el himno a la nada'. Ese líder actual hoy no va a poder respondernos porque está bajo rejas por abuso de menores, por pedofilia", afirmó en referencia a Gustavo Penadés.
Segundos después, fue por más. "El presidente nos pregunta qué vamos a hacer cuando lleguemos al gobierno: que se dedique a gobernar. Nosotros sabemos lo que vamos a hacer. Para eso la gente los votó, que gobierne y no nos pregunte, más allá de que ya está aceptando que vamos a ganar", sostuvo.
"Lo que sí está claro que no vamos a priorizar la lealtad a nuestros amigos por sobre la lealtad a nuestro país", dijo, de vuelta, en alusión al exsenador encarcelado. "No vamos a mentir en la campaña electoral y no vamos a mentirle al Parlamento", continuó, esta vez en referencia a la crisis política por la entrega del pasaporte a Marset.
"Nos van a dejar un país más desigual, más injusto, más oscuro y más inseguro. (...) A esa forma monárquica, soberbia de conducir los destinos de un país le pondremos la humildad, la valentía y nuestra vocación republicana", agregó en un nuevo dardo hacia Lacalle Pou.
El comentario del presidente dos días antes permitió ponerlo en el "centro del ring", entienden en su entorno, y el intendente de Canelones no dejó pasar la chance de ocupar el rol de la crítica más implacable que a lo largo del período ha recaído en su rival de la interna, Carolina Cosse.
El episodio del viernes propició incluso que el resto de los precandidatos frenteamplistas tuvieran que pronunciar su solidaridad hacia su compañero y competidor en la interna, en un escenario en que la coalición solía colocar en los últimos años a la intendenta de Montevideo, quien también apeló a esa estrategia de confrontación con el gobierno en varias ocasiones, e incluso como táctica central para imponerse sobre Daniel Martínez y Álvaro Villar en las elecciones departamentales en plena pandemia.
Dos ejemplos recientes de eso fueron el juicio político hacia Cosse votado por ediles blancos y colorados, y el perfil marcado por la jerarca durante la crisis hídrica.
Orsi y sus allegados entienden que la coalición cambió la estrategia el viernes al colocarlo a él como su adversario, algo que interpretan quedó demostrado con la posterior salida de dirigentes a cerrar filas con Lacalle Pou.
Tal fue el caso del secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, quien aseveró que "Orsi está derrapando feo"; del ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, quien lo acusó de un "gesto mezquino y cobarde" y de no quedar claro "si Orsi se disfraza de moderado o si los radicales se lo llevan puesto"; y de la vicepresidenta Beatriz Argimón, quien apuntó contra "algunas aseveraciones complicadas".
Tras aprovechar en el Congreso del domingo la chance que Lacalle le sirvió al mandarlo al frente, el intendente pretende retomar su estrategia de "conciliador" bajo la premisa de que ese es su estilo y que así incluso lo prefiere un electorado frenteamplista que hoy lo sitúa con una sostenida ventaja en las encuestas sobre la interna, aún cuando aparece a menudo tachado de "tibio" o demasiado "insulso" para el paladar de la izquierda.
La paradoja de Oddone
En las horas de mayor crispación entre Orsi y el gobierno, su cantado ministro de Economía en caso de acceder al poder, Gabriel Oddone, recogió elogios de los moderados de la coalición y encendió la polémica dentro del Frente cuando dijo que les hubiera aconsejado votar la reforma jubilatoria.
"No estoy satisfecho (con lo que salió), pero creo que lo que tenemos es mejor que lo que había", declaró el economista en Legítima Defensa. El publicista Esteban Valenti lo sintetizó en sus redes: "Es una posición totalmente contraria al Frente Amplio, a su candidato principal Yamandú Orsi, que ya adelantó que el nuevo gobierno debe abrir un diálogo muy amplio y hacer una ley sobre toda la seguridad social".
El precandidato del Partido Colorado, Robert Silva, recogió el guante: "Planteé mis discrepancias con Orsi por sus críticas a la Transformación Educativa (...). Hoy es justo reconocer la honestidad intelectual de Gabriel Oddone, quien ha expresado que la reforma jubilatoria aprobada por el gobierno merece ser apoyada. En Uruguay tenemos que lograr los consensos transformadores que lo proyecten a futuro".