Benjamin Gedan

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Exasesor de Obama que se reunió con Lacalle dijo que EEUU no ofrece una "alternativa" a China

El académico Benjamin Gedan dijo en entrevista con El Observador que Estados Unidos solo tiene palabras críticas para el rol de China en la región, pero que no tiene una política para contrarrestar la influencia de Beijing.
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13 de septiembre de 2022 a las 05:02

No es la primera vez que el académico estadounidense Benjamin Gedan llega a Uruguay. En 2008 estuvo un año estudiando gracias a una beca Fulbright mientras hacía su doctorado en Asuntos Exteriores en Johns Hopkins. Durante la presidencia de Barack Obama fue director de América del Sur en el Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca y también asumió puestos de responsabilidad vinculados con América Latina en el Departamento de Estado y en el Departamento del Tesoro. Actualmente es director en funciones del Programa Latinoamericano del prestigioso Wilson Center y director del Proyecto Argentina en dicho instituto. 

Invitado por el Centro de Estudios para las Sociedades Abiertas Contemporáneas (CESCOS, por sus siglas en inglés), el académico volvió a Montevideo para impartir clases magistrales en universidades locales y este lunes fue recibido por el presidente Luis Lacalle Pou en la Torre Ejecutiva. Antes del encuentro con el mandatario brindó una entrevista a El Observador en la que reconoció que Estados Unidos está preocupado por el avance de China en la región, aunque no ofrece ninguna alternativa para moldear las preferencias de los gobiernos latinoamericanos. 

¿Qué importancia le da esta administración estadounidense al vínculo con América Latina?

Este presidente  (Joe Biden) es uno de los pocos con mucha experiencia en Latinoamérica. Como senador y como vicepresidente de Obama tenía responsabilidades para la región. Viajó una docena de veces y mantuvo relaciones con varios mandatarios. Ahora tiene un equipo con mucho interés en Latinoamérica y con una agenda bastante ambiciosa para la región. Dicho todo esto hay que reconocer que no creo que hayamos tenido alguna administración que haya tomado la decisión de priorizar a esta región en la época moderna.

¿Por qué cree que sucede eso?

Hay un reconocimiento de la potencialidad de América Latina y de los recursos que tiene. Son mercados importantes para las exportaciones estadounidenses. Pero no tiene economías que estén creciendo y no han crecido por mucho tiempo. Por eso no hay muchas oportunidades para las inversiones estadounidenses. No es como Singapur, Corea del Sur o China. El enfoque ahora está en Asia. También es una región tranquila: no hay guerras. Los gobiernos estadounidenses siempre han estado reaccionando a una crisis y aquí no hay crisis del nivel que vemos por otro lados. Y por eso no hay un nivel suficiente de atención. 

Sin embargo parecería haber una creciente preocupación por la profundización de los vínculos entre algunos países de América Latina y China en la medida de que Beijing aprovechó ese vacío de liderazgo en la región.

Sin lugar a dudas. No solo en América Latina sino en todo el mundo en desarrollo. En Washington ahora hay una gran preocupación por el poder creciente en China y no solamente porque es un competidor económico, sino además por los valores no democráticos que tiene el país. También hay cosas puntuales como Huawei y la industria de telecomunicaciones, la exportación de tecnología para reprimir al pueblo, la idea de que los chinos están exportando una ideología pero están a favor de cualquier mandatario que esté en el poder: puede ser Nicolás Maduro o Luis Lacalle Pou. 

¿Hay una política activa para contrarrestar eso? Porque China le puso a Uruguay un Tratado de Libre Comercio arriba de la mesa. ¿Los Estados Unidos tienen algo para ofrecer y seducir a esos gobiernos que se acercan a China?

Lo que tiene Estados Unidos son críticas sobre China y su rol en América Latina. Pero no veo una oferta alternativa. Es un gran tema para los que siguen la política exterior de Estados Unidos. Durante el gobierno de Donald Trump había una retórica muy agresiva pidiendo un divorcio entre China y la región, exigiendo que los gobiernos escogieran entre los dos poderes. Y eso obviamente no iba a pasar.

Ahora creo que tenemos una administración que reconoce que los chinos van a tener un rol acá, que la demanda china es sumamente importante para los países que exportan commodities, y también que la inversión china es importante para la infraestructura. Entonces reconocen que es imposible pedir a los gobiernos latinoamericanos que escojan entre los dos. Lo que no ha hecho esta administración es poner algo en la mesa que pueda competir con la oferta China. Hablan sobre eso y han hecho algunos intentos. Pero no hay contenido ni financiamiento significativo. Y si Estados Unidos no está ofreciendo una alternativa, ¿qué van a hacer nuestros socios? Y eso incluye a quienes son muy amigos, como el gobierno uruguayo. Empiezan pidiendo un Tratado de Libre Comercio y cuando nosotros lo negamos buscan alternativas y otros socios.

¿La posibilidad de que gobiernos de la región compren insumos militares con China pasó a ser una nueva preocupación en Washington?

Para mí es razonable. Lo que se observa es una manera de distinguir entre distintos tipos de relaciones con China. Como decía, es imposible decirle a la región que no tengan relaciones comerciales con la segunda economía del mundo. Pero lo que Estados Unidos puede explicar, pero no exigir, es que la inversión china en algunos sectores estratégicos como telecomunicaciones, infraestructura estratégica como puertos o el Canal de Panamá, o un Polo Logística en Ushuaia generaría más preocupación de Estados Unidos. Para mi tiene sentido pensar en eso porque China no es un país atractivo desde el punto de vista de los valores democráticos. Es un violador de derechos humanos y no comparte la visión democrática de Latinoamérica.

¿Cómo se ve el gobierno de Lacalle Pou desde Washington?

La perspectiva es que Uruguay tiene un gobierno moderado, de centro-derecha, mantiene un nivel de aprobación relativamente alto en momentos en que los oficialismos están en un mal momento en todos lados, inclusive en mi país. Para nosotros es importante ver cómo una persona puede promover una agenda de reformas manteniendo un nivel alto de aprobación, generando consensos, mantenido una relación con la oposición democrática, pacífica. Para nosotros es alentador que hubiera un cambio de partido después de tantos años con una transición pacífica. Reconozco que no es un paraíso. Pero en momentos tan difíciles en toda la región es alentador. 

¿Qué visión tiene sobre el liderazgo presidencial estadounidense en los últimos años?

Es innegable que la política doméstica y los desafíos internos tienen un efecto en la capacidad del país de proyectarse en el mundo, tener agenda y promover algunos principios nacionales. Lo que pasa ahora es que las divisiones son tan fuertes que la democracia nuestra está debilitada. No hay consensos en materia de política exterior en cuestiones fundamentales. Es mucho más difícil tener el mismo rol de liderazgo en el mundo. Y hay decisiones que estamos tomando: en Latinoamérica no estamos invirtiendo ni poniendo atención. Para mi esta es una decisión equivocada del gobierno. 

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