Experiencia y juventud definen el título

El fútbol de la Copa Confederaciones, que sirve como aperitivo para la Copa del Mundo de Rusia del año del próximo, fue justo en el camino de los finalistas, ya que este domingo se medirán los dos mejores equipos del certamen.

Por un lado Chile, vigente doble campeón de América y dueño de un estilo que enamora a propios y extraños. Con el legado de Marcelo Bielsa, quien los devolvió a los primeros planos y dejó prendida la idea de ser competitivos en cualquier escenario, la eficacia de Jorge Sampaoli que heredó a la mejor generación en su punto justo y la habilidad de Juan Antonio Pizzi para no modificar una maquinaria que funcionaba perfecto, Chile jugará su tercera final en tres años y ya se ganó el mote de equipo temible para cualquiera.

Del otro Alemania, actual campeón del mundo y con un equipo sub 23, para muchos banco de ensayo de Low para el Mundial 2018, que sorprendió a todos por lo aceitado de sus circuitos, su filosofía siempre agresiva con el balón y con valores que destacaron por encima de la media como León Goretzka o Timo Werner.

El camino de ambos hacia la final fue diferente, si bien ambos se enfrentaron en una instancia previa y no lograron superarse.

Mientras Chile debió soportar al Portugal de Cristiano Ronaldo por 120 minutos antes de clasificarse por la vía de los penales, Alemania despachó a México (en menos de 20 minutos ya estaba 2-0) y llega menos cargado desde el punto de vista físico.

Chile y Alemania van por la primera Copa Confederaciones de su historia y tanto Claudio Bravo como Julian Draxler quieren recibir el trofeo en manos del mítico Ronaldo, quien se hará presente en Rusia para festejar junto al campeón. ¿Cuál es la única contra? Que la estadística es traicionera.

El ganador de la Copa Confederaciones nunca pudo repetir en el mundial posterior. Pero esa es otra historia.