La familia de Adrián Mastandrea se manifestó el miércoles frente a la Suprema Corte de Justicia (SCJ) denunciando que Fiscalía “se maneja con total impunidad” y “sin las garantías de un debido proceso” en el caso por el cual fue condenado en 2021 a ocho años de prisión por violación, violencia privada y rapiña a raíz de un episodio ocurrido en setiembre de 2019.
Según contó una testigo en aquel entonces, ella vio una pareja frente a su casa, el hombre salió corriendo y ella se acercó a hablar con la mujer, quien le dijo que él la había rapiñado y abusado sexualmente. No obstante, la testigo luego declaró ante el juez Marcelo Malvar que la fiscal de Delitos Sexuales Sylvia Lovesio la había “manipulado” y le hizo creer que “era una heroína” por supuestamente haber salvado a la mujer violada.
Ella tenía “muchas dudas” sobre lo que en realidad pasó, aseguró a la defensa durante el juicio.
En este sentido, la familia argumentó este miércoles que “se inventó una causa de abuso (y) robo” cuando “fue todo con consentimiento” entre Mastandrea, de 20 años, y una vecina 20 años mayor, de nacionalidad extranjera. Según indicaron, se trataba de una “relación ocasional”, consentida y a espaldas de
“Todo el barrio los vio, hay filmaciones y testigos que los vieron y no se han aceptado por parte de Fiscalía (…) No logramos entender cómo pueden equivocarse tan mal estando las filmaciones”, aseveraron.
Asimismo, la defensa presentó una denuncia a la víctima por extorsión, lo que llevó a que la Fiscalía de Flagrancia de 2º turno proceda a un reexamen del caso, un mecanismo al que está habilitada la defensa una vez que un caso es archivado y surgen reclamos.
“Solo pedimos justicia y que lo que estamos diciendo sea investigado por ustedes, los ministros de la Suprema Corte de Justicia”, concluyeron en el discurso.
A la SCJ acudieron con pancartas con el lema “Libertad para Adrián” o “¡Adrián es inocente!”.
Además, la defensa de Mastandrea presentó este jueves un recurso de casación contra la sentencia dictada el pasado 21 de julio “debido a que el Tribunal incurrió en errónea aplicación del derecho de forma y de fondo”.
En esta instancia, solicita que se dicte una sentencia de absolución.
“La Defensa no tiene que probar la inocencia del encausado, alcanza con demostrar que hay una duda razonable de que sea culpable para que se deba dictar una sentencia de absolución. En este asunto la sentencia de segunda instancia desconoce la normativa que determina la obligación de erradicar cualquier duda razonable para mantener una sentencia de condena que se fundamenta en indicios equívocos y en declaraciones para nada concluyentes acerca de la ocurrencia de los hechos que habrían tipificado los delitos atribuidos al imputado”, reza el documento presentado.
De esta manera, se argumenta que la Fiscalía no pudo probar “sin lugar a dudas” la existencia de violencia o amenazas en el vínculo entre Mastandrea y la denunciante, algo que debió haber hecho.
A nivel de la pericia forense, “no hay ningún elemento” que surja de esta instancia que lleve a pensar que la hipótesis del sexo forzado “es preferible” a la del sexo consentido. Ante esa duda, “debió de recaer la sentencia de absolución”, expresa la defensa.
También se hace referencia al testimonio de la testigo y se afirma que ella misma “terminó declarando lo que la fiscal Lovesio le pidió”, lo que la defensa entiende como “muy grave” y que “no puede quedar sin investigar”.
Según el relato de la víctima, ella se encontraba esperando el ómnibus para ir a trabajar a las 5:30 de la mañana en la misma parada que todos los días. Allí, Mastandrea la tomó por detrás y la condujo a un descampado donde la violó e intentó asfixiarla. Ella se quejó y pidió agua; juntos se dirigieron a un kiosko donde compró una gaseosa e intentó hacer alguna seña pidiendo ayuda, aunque no fue bien interpretada por el ciclista que pasaba por allí. Tratando de demostrar que eran una pareja, él intentó llevarla hacia una plaza, pero ella trataba de ir en dirección contraria.
Luego forcejearon, ella le ofreció $ 1.000 y él le permitió irse.
El condenado dijo que se trataba de una relación clandestina, consentida y a espaldas de su esposa que se encontraba en el interior del país trabajando.
La pericia psicológica determinó que el victimario tiene una personalidad borderline, pensamiento infantil y alta impulsividad. La víctima, por su parte, después del hecho se vio afectada en su vida psíquica y social, según el reporte de los peritos que la entrevistaron. Eso le ha impedido volver a trabajar.
Además, hay una serie de imágenes que a juicio de Malvar volvieron verosímil la declaración de la víctima. Una de ellas es los gestos que le realizó al ciclista cuando estaban frente al kiosko donde compraron la gaseosa. El ciclista le respondió que no entendía lo que le estaba diciendo y ella se llevó el dedo a los labios pidiéndole que hiciera silencio. Luego, hay otra filmación que muestra que en dos oportunidades la víctima pretendió dirigirse a la parada de ómnibus y el hombre se lo impidió.
Según el juez, la defensa no pudo probar su hipótesis, "tan solo pudo señalar los defectos de la investigación", pero estas, a su juicio, no alcanzan para eliminar la acusación. También destacó que su versión no resulta verosímil.
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