Felipe Melo, el bicampeón de América con Palmeiras que es ídolo en Nacional

Felipe Melo es un símbolo de Palmeiras, aunque sus primeros años como futbolista los hizo en Flamengo. El sábado se consagró bicampeón de la Copa Libertadores con el verdao (2020 y 2021), club al que llegó en 2017 desde el Inter de Milan. A los 38 años, su ascendencia en el plantel del equipo de San Pablo es total, si bien en la final contra Flamengo jugó pocos minutos.

Pero además, a raíz de los enfrentamientos que tuvo el jugador brasileño con futbolistas de Peñarol en partidos pasados, los hinchas de Nacional lo adoptaron como propio.

El acercamiento del volante se dio primero por la amistad que cosechó con Matías Viña, lateral tricolor que pasó a Palmeiras en enero de 2020. Viña se ganó un lugar en el equipo titular del verdao que ganó la Copa Libertadores de ese año y también participó hasta octavos de final en la edición que terminó el sábado pasado en el Estadio Centenario. En ambas compartió con Melo.

Pero además, Palmeiras contrató en octubre pasado al vicepresidente de Nacional Alejandro Balbi, en su función de abogado, para que defendiera a Felipe Melo tras la pelea que tuvo con jugadores de Peñarol en el Campeón del Siglo, en un partido de la Copa Libertadores de 2017. Debido a ese incidente, corrió riesgo el ingreso del jugador a Uruguay para disputar la final contra Flamengo en el Estadio Centenario.

Tras el asesoramiento de Balbi el caso se archivó y en agradecimiento a su labor, el volante lo invitó al hotel donde se hospedó el plantel y le regaló la camiseta número 30 (la que usa él) con el apellido del dirigente. 

La vinculación entre Nacional y Palmeiras derivó en que el equipo brasileño utilizara las instalaciones del Gran Parque Central para entrenar durante su estadía en Montevideo la semana pasada y luego Felipe Melo agradeció al club albo en una historia que publicó en redes sociales.

Como prueba del sentimiento que se ganó entre los tricolores, un hincha que se filmó con el jugador le dijo “Nacional nomá” y el brasileño respondió: “sí, siempre el bolso”.

Felipe Melo entró en el partido final de la Libertadores para jugar los últimos 10 minutos del alargue. Ingresó por Joaquín Piquerez, quien se retiró sentido. Palmeiras ganaba 2-1 y debían mantener el resultado. Por eso, el técnico Abel Ferreira lo mandó a jugar de zaguero.

El volante no había participado de los últimos partidos de su equipo por un dolor en la rodilla derecha, si bien había tenido buenas actuaciones en la semifinal contra Atlético Mineiro. Quedó al margen del equipo y se centró en recuperarse para estar a la orden del entrenador en el partido decisivo de la Libertadores.

De acuerdo a su estilo de juego, de mucha fortaleza física y anímica, además de cumplir con su tarea defensiva en el área, se dedicó a protestar y tuvo un cara a cara con el árbitro argentino Néstor Pitana, quien lo amonestó.

AFP

Tras el pitazo final, Melo se enfrentó a una de las cámaras y dijo que “a Palmeiras había que respetarlo”, refiriéndose a que la mayoría de los periodistas dio como favorito a Flamengo y después se burló de Gabriel Barbosa, delantero de Flamengo, festejando como éste lo hace, mostrando sus bíceps.

Así es el jugador brasileño, de juego fuerte, siempre al límite de la expulsión, pero un ganador nato que los hinchas de Nacional quisieran tener en su equipo.