El Capitolio del Estado de Georgia en Estados Unidos; el día después de las elecciones de medio término

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Final incierto con paridad en el Senado y mayoría republicana en la Cámara de Representantes

Mientras el recuento de votos va marcando un avance republicano en la Cámara baja, en el Senado no se produjo la “ola roja” pronosticada por Trump
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09 de noviembre de 2022 a las 17:02

El Partido Demócrata tenía como un escenario posible que, en las primeras horas, la proyección de votos escrutados marcara no solo la pérdida de la mayoría lograda en 2020 en ambas cámaras. También los analistas y candidatos sabían que la ola roja pronosticada por el ex presidente Donald Trump podía dejar a la Casa Blanca a la intemperie.

Todo está por verse en un país que tiene tres husos horarios distintos y legislaciones diversas en cada uno de los 36 estados que eligen autoridades locales. Sin perjuicio de que pueden pasar varios días hasta que el recuento de votos sea definitivo, ya hay proyecciones sobre las 35 bancas que se renuevan en el Senado de un total de 100, así como del total de las 435 bancas de la Cámara de Representantes.

En la Cámara baja, los demócratas llegaron a las elecciones con 222 bancas propias y los republicanos con 213. Estas 9 bancas a favor del partido del presidente Joe Biden, parecen marchar a una cantidad aún mayor a favor del Partido Conservador.

En el Senado, los votos contados hasta el momento indican una paridad que podría modificarse con una o dos bancas a favor de un partido o de otro. Es prematuro decir que los republicanos se impondrán.

Lo que no parece suceder es la ola roja de la que habló Donald Trump. Al momento de escribir estas líneas, en el Senado, los republicanos tendrían 49 bancas aseguradas y los demócratas 48.

Si bien Trump no sale airoso al interior de su partido y su lanzamiento para las presidenciales de 2024 podría perder algo de impulso, hay un dato inobjetable: Biden gobernó con las dos cámaras del Congreso a su favor y con una sola de ellas que se interponga en sus propuestas de leyes, la Casa Blanca tendrá que negociar con los republicanos muchos de sus planes. No solo los de política doméstica sino también sobre temas candentes como la guerra de Ucrania y las políticas y los fondos para afrontar el cambio climático.

En las elecciones de medio término, aunque eso no sea consuelo, el partido gobernante en los Estados Unidos suele perder bancas. Hubo pocas excepciones. Una fue Franklin D. Roosevelt en 1934, quien había lanzado un año antes su política del New Deal (Nuevo Trato) que significó un formidable presupuesto para dar trabajo y asistir a las familias y las empresas después de la crisis financiera de 1929. Lo logró Bill Clinton en 1998 con una buena performance interna y con la hegemonía del país tras la implosión de la Unión Soviética en 1991. También pudo tener una buena elección de medio término George W. Bush en 2002, tras el impacto del ataque terrorista a las Torres Gemelas y la invasión a Afganistán que fue presentada ante la sociedad estadounidense como la búsqueda de los miembros de Al Qaeda.  

Si las estadísticas y la historia pesan, que no siempre es así, quizá Biden quede mejor parado que el promedio de los mandatarios de su país en el último siglo. No es consuelo tener que manejar una pandemia, lidiar con una inflación galopante, aumentar las tasas de interés a niveles altísimos y, en el plano global, afrontar una guerra que sucede a miles de kilómetros de distancia pero que implica directamente a Estados Unidos, socio principal de la Alianza Atlántica (OTAN).

Donald Trump, antes de la pandemia, en 2018, perdió 40 bancas en la Cámara de Representantes. Y también perdió la reelección presidencial en 2020. Si a eso se suma que quiere lanzar su candidatura desde La Florida las cosas no son fáciles para el ex presidente. Allí, Ron DeSantis acaba de sellar su reelección como gobernador del Estado y tiene aspiraciones serias de cara a las presidenciales de 2024.

Trump quería que estos comicios resultara un plebiscito contra Biden y, aunque haya que esperar el resultado final, los números no son concluyentes en esa dirección. Pero no hay victorias morales en las elecciones y los demócratas parecen encaminados a tener que gobernar los dos años que quedan con al menos una cámara en contra y un escenario geopolítico y financiero altamente volátil.

Los republicanos podrán bloquear las iniciativas de la Casa Blanca a partir de la asunción de los nuevos legisladores el 3 de enero de 2023. Desde ya, eso sucederá si el conteo final muestra esta tendencia en la Cámara baja.

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