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Fue absuelto por la operación narco más grande del país: las pruebas del caso Mutio que valorará un tribunal para ver si revierte la sentencia

Martín Mutio fue absuelto por la jueza Chamsarian, pero la fiscalía apeló y ahora el Tribunal de Apelaciones de segundo turno dará su veredicto
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14 de noviembre de 2022 a las 05:00

Nadie sabe qué estaba haciendo el empresario Martín Mutio el fin de semana del 8 de junio de 2019. Según sus abogados, Pablo Donnángelo y Florencio Macedo, estaba fumigando un contenedor con soja a granel que enviaría a Bélgica. Para la jueza de Crimen Organizado, Adriana Chamsarian, no hay pruebas de que —como dice la fiscalía— haya estado cargando al contenedor 4,5 toneladas de cocaína que luego fueron halladas en Hamburgo (Alemania) el 14 de julio. 

Sin embargo, la fiscalía que encabeza Mónica Ferrero insiste con su teoría y llevó el caso al Tribunal de Apelaciones, que deberá dar su opinión sobre quién acreditó mejor qué estaba haciendo Mutio ese fin de semana. 

Para revertir el fallo, reiteró que —según consta en el Documento Único Aduanero (DUA)— Mutio exportaría tres contenedores de soja a granel a través de la empresa Cabzen SA. Estaba registrado que los tres serían cargados en Los Cerrillos (Canelones), pero esto no fue así. Dos fueron cargados allí y entraron al puerto el viernes 7 de junio y otro —el que llevaba la cocaína— fue cargado ese fin de semana en un silo en San José. El contenedor contaminado ingresó al puerto el lunes 10. 

Cuando el sábado 8 de junio un transportista dejó el contenedor que utilizarían para llevar la soja en San José, Mutio le dijo que fumigaría y que iría a inspeccionarlo el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. De acuerdo al relato fiscal, Mutio ya sabía que nadie iba a inspeccionarlo porque su despachante de aduana ya le había dicho que no irían y, además, ese lugar no figuraba en el DUA —figuraba que sería cargado en Los Cerrillos—.

El contenedor salió el lunes de mañana rumbo al puerto con un precinto de la naviera en la que viajaría el cargamento puesto por Mutio y un pegotín que advertía que ese cargamento había sido fumigado. En el puerto, el transportista le puso otro precinto, esta vez del MGAP. Si bien Mutio le dijo al despachante que el cargamento iba a pesar 26 mil kg, cuando llegó al puerto pesaba 26.570 kg. En Bélgica —cuando ya se había removido la droga en Hamburgo—, el peso era de 25.580 kg. 

Para la defensa de Mutio, esto claramente no fue así. Advierten que Mutio solía fumigar sus propios contenedores y eso fue lo que hizo en San José. Además, insistieron en que el cargamento tenía un sello puesto por la autoridad sanitaria del MGAP y en la documentación de importación consta que el contenedor había sido "inspeccionado", pese a que la fiscalía dice que no lo fue. 

Su teoría del caso se basa en que los precintos a los que refiere la fiscalía fueron clonados y que la droga que luego se incautó en Hamburgo fue puesta por alguna otra persona en otra parte del proceso y que Mutio no tuvo nada que ver. A su vez, tienen discrepancias con los pesos que maneja la fiscalía. Afirman que el Ministerio Público cometió un error al contar el peso del contenedor en lo que es el peso bruto —cuando en realidad entienden que no corresponde— lo que hace que el peso del cargamento que salió de Uruguay y el que llegó a Bélgica sea prácticamente igual, cuando en Hamburgo les quitaron las 4,5 toneladas de cocaína. Es decir, en Bélgica debería haber pesado 4,5 toneladas menos. Para la defensa, esto prueba que la droga fue cargada luego de salir de Montevideo. 

La discusión sobre los tres puntos sobre los que la jueza lo absolvió

La jueza Chamsarian absolvió a Mutio por tres razones: el hecho de que la fiscalía no logró probar a tiempo que el cargamento tuviera cocaína, la discusión sobre los precintos y la posibilidad de que el contenedor hubiera sido movido en el barco. El equipo de Ferrero desarrolló sus argumentos para revertir los tres puntos y la defensa por mantenerlos, según supo El Observador

1. Los precintos

Mientras que la Fiscalía entiende que los precintos que llegaron a Hamburgo eran los originales, la defensa entiende que fueron clonados. Pero para Chamsarian "no existe prueba directa e indubitable que demuestre que los precintos eran los originales". En ese sentido valoró que el oficial del caso no dio una certeza total de que fueran originales y un perito de la defensa alegó que eran clonados. 

En esta instancia, Ferrero hizo hincapié en que el testigo que presentó la defensa no hizo una pericia y él mismo lo reconoció en audiencia. A su vez, indicó que solo había visto una foto en blanco y negro de uno de los dos precintos. Nunca había realizado una pericia judicial de precintos ni había visto uno similar al discutido físicamente. De todas formas, dijo poder determinar fehacientemente que ese precinto había sido clonado, lo que a juicio de la fiscalía carece de credibilidad. 

Por otra parte, la empresa que fabrica los precintos utilizados por el MGAP —habiendo analizado imágenes que se le enviaron por correo— dijo poder "casi asegurar" que es el original, que no podían afirmar una certeza total porque no tenían el precinto consigo (quedó incautado en Alemania), pero que parecía ser el original. A su vez, respeto del de la naviera, presentó correos electrónicos de sus autoridades diciendo que el precinto hallado en Alemania "estaba intacto" y que no tenían información de que hubiera sido clonado. 

La defensa, por su parte, se ciñó a lo declarado por su testigo en audiencia y recordó algunas diferencias que él había identificado entre los originales y los examinados en la fotografía. 

2. El movimiento del barco

Para desechar la teoría de la defensa de que el cargamento había sido manipulado, la fiscalía alegó que una vez cargado el contenedor en el buque Grande Benin, no se había cambiado de lugar ni se movió durante todo el trayecto marítimo. Para Chamsarian, eso tampoco quedó acreditado. 

La fiscalía volvió a insistir en que el contenedor que llevaba la droga iba entre otros dos que trababan la puerta, por lo que es imposible que fuera movido de lugar en el viaje o en las escalas. 

A juicio de la defensa y de la jueza del caso, la fiscalía no logró acreditar esta teoría con pruebas suficientes. 

3. No se pudo probar a tiempo que era cocaína

Cuando el cargamento llegó a Hamburgo, se le hizo un test rápido al cargamento que dio positivo a clorhidrato de cocaína. Pero para el juicio —según la jueza— era necesario que en Alemania se hiciera la prueba científica correspondiente y enviaran el informe. Eso no llegó a tiempo al juicio, según Ferrero por demoras de los exhortos internacionales y los dislates que generó la pandemia. 

Para la defensa, esto fue un error inexcusable. Sostuvieron que podría haber solicitado a Alemania que se enviara la sustancia para hacerle la prueba científica en Uruguay y "dejó que se venciera el plazo de investigación sin hacerlo". 

La fiscalía, sin embargo, recordó que a partir del 2017 los juicios son orales y toda la prueba introducida debe de tener ese soporte. En ese sentido, autoridades alemanas declararon que efectivamente lo incautado en Hamburgo era cocaína y refirieron al informe, lo que supliría la necesidad de haber presentado el informe en formato papel. Recordó que este año, en Colonia, una jueza condenó a una persona como coautor de un delito de suministro de sustancia estupefaciente en grado de tentativa solo con prueba de campo.

En su fallo de primera instancia, la jueza Chamsarian realizó varias críticas a la investigación de Ferrero. Expuso que "se pretendió suplir las pruebas materiales con indicios" y que sus argumentos "solo han logrado acrecentar las dudas que pesan sobre su teoría del caso”. En su respuesta al Tribunal de Apelaciones, la fiscalía criticó el fallo de la jueza. "Entendemos que el fallo solo toma en forma parcial y arbitraria ciertos puntos debatidos en juicio e incluso se advierte en el mismo una especie de teoría subsidiaria, es decir para mi no es esto pero si lo fuera no me convence por esto otro, propio más de una defensa que de un fallo jurisprudencial", expresó. 

Respecto del caso concreto, manifestó: "La defensa no explica porque se mintió en el DUA no declarando el silo en San José como lugar de carga, tampoco explica por qué solo ese contenedor salió ya precintado del silo, por qué fue ese el contenedor que pesó más de lo acordado, por qué no se identificó a la persona que lo acompañó el sábado 8 de junio al silo en la noche a fumigar y por qué razón el contenedor cuando fue pesado en Amberes una vez se le sacaran los bolsos con cocaína pesó menos que al salir del puerto de Montevideo. Tampoco explica por qué razón pone testaferros o intermediarios en todos sus negocios". 

La defensa indicó en su escrito al Tribunal de Apelaciones que "la enorme mayoría de la prueba incorporada al proceso por parte de la fiscalía es prueba de muy baja calidad, producida sin la inmediación del juez en audiencia". A su vez, recordaron que el proceso judicial convirtieron estos años en algo "muy difícil de transitar" para Mutio. Por "la violencia de la indagatoria, de la que dieron cuenta varios testigos" y eso impidió "en muchas oportunidades poder contar con pruebas que evidenciaran aún más su inocencia". "¿Quién va a querer ser testigo a favor del mayor narcotraficante y lavador de dinero en la historia del Uruguay? Tal como lo publicitó la fiscalía de forma insistente en los medios de comunicación", preguntaron. 

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