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Gobierno mantendrá la prohibición de la comercialización e importación del cigarrillo electrónico
Por Juan Ignacio Berro
En Uruguay “la comercialización, importación, el registro como marca o patente y la publicidad” de los cigarrillos electrónicos, así como cualquier otro dispositivo electrónico para fumar está prohibido desde noviembre de 2009 a través del decreto 534/009. Y nada cambiará en esa materia, aunque con el cambio de gobierno surgía la pregunta. La directora del Programa de Control de Tabaco del Ministerio de Salud Pública (MSP) Elba Esteves dijo a El Observador que la actual administración piensa seguir el camino iniciado hace más de 15 años por el Estado uruguayo en materia de control de tabaco. “Se va a seguir con la totalidad de la política de control de tabaco que se venía desarrollando”, afirmó.
En materia de control de tabaco, uno de los pasos más importantes que tomó el Estado uruguayo fue haber aprobado en 2004 el Convenio Marco de la Organización Mundial de Salud (OMS) para el control de tabaco (CMCT-OMS) que determina, entre otros aspectos, el establecimiento de un marco teórico y práctico “a fin de reducir de manera continua y sustancial la prevalencia del consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco”.
Luego, en 2008, en la presidencia de Tabaré Vázquez, fue aprobada la ley 18.256, que marcó un antes y un después en lo que luego se transformaría en una política de Estado: la “protección del derecho al medioambiente libre de humo de tabaco y su consumo”. En esa norma se estableció, por ejemplo, la prohibición de fumar en espacios cerrados que “sean un lugar de uso público” y/o que sean lugares de trabajo. También se reglamentó que, más allá de que sean espacios cerrados o abiertos, no se puede fumar en instituciones de salud o en centros de enseñanza y, además, los requisitos relativos al etiquetado y empaquetado de las cajas de cigarrillos.
Frente al aumento del consumo de cigarrillos electrónicos como alternativa al tabaco el gobierno definió también su prohibición. En noviembre 2009 el gobierno promulgó un decreto que dispuso la prohibición de la comercialización, la importación, el “registro como marca o patente” y la publicidad de “cualquier dispositivo electrónico para fumar conocidos como ‘cigarrillo electrónico’, ‘e-cigarettes’, ‘e-ciggy’, ‘e-cigar’, entre otros”. En octubre de 2017, a su vez, también Vázquez impulsó otro decreto en el que se determinó que tampoco se pudiera “vapear” en lugares cerrados.
Para Esteves, toda la normativa referente al control de tabaco forma parte de una “política de Estado”, por lo que se respetará en “su totalidad” la legislación vigente en ese sentido, incluyéndose lo referido a la prohibición de los cigarrillos electrónicos. Según la jerarca, el Programa Nacional de Control de Tabaco, que ella encabeza, tiene como objetivo “seguir avanzando en la implementación del CMCT-OMS en su totalidad”.
Un dispositivo con poco uso en Uruguay
Los datos referidos al consumo de tabaco en adultos en Uruguay son, en general, recabados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en conjunto con la OMS y el MSP en la “Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (GATS)”. La encuesta GATS registró por primera vez el consumo de cigarrillos electrónicos en su edición de 2017 y se obtuvo que tan solo un 3,1% de los encuestados (4966) declaró alguna vez haber usado ese dispositivo y que un 0,2% eran consumidores actuales.
Para Laura Llambí, coordinadora de la Unidad de Tabaquismo del Hospital de Clínicas y médica especializada en políticas de control de tabaco, la baja prevalencia en el consumo de cigarrillos electrónicos se debe a que la “regulación es muy buena”. Llambí cree que los dos decretos (el de 2009 y el de 2017) “se pensaron de una forma bastante abarcativa de todos los productos electrónicos: ya sean los cigarrillos electrónicos como otros tipos de dispositivos”.
En el mismo sentido se expresó el sociólogo e integrante del Centro de Investigación para la epidemia del Tabaquismo (CIET) Diego Rodríguez, que dijo a El Observador que el escaso consumo de estos cigarrillos también se debe a la “normativa vigente en nuestro país”. “Al prohibir comercializar vos tenés una casi inexistente oferta o posibilidad de acceso al producto y eso de cierta forma baja el nivel de consumo”, manifestó.
Tanto Llambí como Rodríguez celebraron el respaldo a la política de control de tabaco que expresaron las autoridades de la actual administración. El sociólogo sostuvo que entiende que “esta administración va a respetar los acuerdos internacionales y las políticas de Estado”.
Llambí destacó que el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, empezara el acto del día mundial sin tabaco “diciendo que la política de tabaco es una política de Estado”. “Yo creo que esas fueron palabras enormes en boca del ministro nuevo. Porque esto no tiene una bandera política ni un color, sino que es una política basada en evidencia y no en el capricho de ningún líder”, señaló.
La política de control de tabaco, y más específicamente la referente a los cigarrillos electrónicos tiene su sustento también en los riesgos que significa su utilización para la salud humana. Según el estudio “Cigarrillo electrónico y otros sistemas electrónicos de liberación de nicotina: revisión de evidencias sobre un tema controversial” publicado por la Revista Médica del Uruguay -y en el que participaron Llambí y Rodríguez- , algunos de los perjuicios son que “favorecen la aparición del cáncer”, “efectos inflamatorios sobre las mucosas del sistema respiratorio” y EPOC, entre otros.
Llambí mencionó como algunos de los efectos en la salud la posibilidad de causar “infartos y preinfartos de las arterias coronarias”, “episodios de broncoespasmo” e, incluso una sintomatología cuyo nombre se debe justamente al consumo de estos cigarrillos: la “injuria pulmonar inducida por vapeo”.
Según aclaró, “es una neumonía severa que termina con muchos pacientes en el CTI y en EEUU se empezó a registrar con más regularidad. Han habido decenas de muertes en personas y jóvenes sin ningún cuadro respiratorio (previo)”. Es por esos efectos en la salud que se han descubierto que Llambí sostiene que “sería muy poco prudente decir ‘bueno, liberemos y vemos en 40 años qué pasa’; sería como no haber aprendido nada”.
El “talón de Aquiles” de la política anti cigarrillo electrónico
Si bien está prohibida la importación de estos dispositivos, lo cierto es que muchas personas que viajan los compran en el exterior. “Eso podría estar dentro de la legalidad porque trae un artículo de consumo personal como quien se trae un celular”, explicó Llambí. Por lo tanto, la persona que mediante ese mecanismo se hizo de un cigarrillo puede utilizarlo porque no estaría violando la normativa.
Otra es la situación es la de la comercialización, que está expresamente prohibida por decreto. Sin embargo, alcanza con hacer una búsqueda rápida en Instagram -colocando, por ejemplo, la palabra “vape”- y comprobar que son varias las páginas que ofrecen este tipo de productos a tan solo un click de distancia. Llambí admitió que esa situación existe y que es difícil encontrar a los responsables que están detrás de esas cuentas y de probar si “es algo contratado por la industria tabacalera”. “Eso es un talón de aquiles si se quiere”, afirmó.
De todas maneras, según manifestó “se están estudiando cuáles serían los mecanismos” para evitar que eso suceda. “No es que sea algo en lo que el ministerio esté ciego a eso, sino que sabe lo que está pasando y se está estudiando jurídicamente cómo obrar porque en definitiva vender por cualquier plataforma algo que en el país está prohibido vender está en la ilegalidad”, dijo.
A diferencia de lo que sucedía años atrás, cuando era fácil encontrar estos cigarrillos a la venta en Mercado Libre, ahora eso ya no ocurre dados los esfuerzos de los jerarcas del Programa de Control de Tabaco del MSP. Según contó Rodríguez, desde esa dependencia se pusieron en contacto con las autoridades de Mercado Libre, a raíz de las denuncias y se ha logrado finalmente detener la venta mediante esa vía.
¿Son los cigarrillos electrónicos menos nocivos que los convencionales?
Hasta el momento, uno de los estudios que concluyó que son menos dañinos los cigarrillos electrónicos fue realizado por personas que tenían “muchos conflicto de interés” con empresas tabacaleras, según Llambí. El estudio, publicado en 2014 y encabezado por el neuropsicofarmacólogo inglés David Nutt, surgió a través de “un estudio de opinión donde se juntaban expertos y se les preguntaba qué le parecía que fuera más dañino, si el tabaco de armar, los cigarrillos electrónicos, la marihuana”.
El formato utilizado fue el de una “encuesta de opinión” a “investigadores, médicos y prácticos” y como resultado se obtuvo que “el 95% afirma que el electrónico sería menos dañino que el tradicional”. “Eso definitivamente no es serio”, remató.
