El canciller Francisco Bustillo anunció que junto al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, resolvieron designar a Ana María Teresa Ayala como embajadora en Madrid y a Guzmán Carriquiry como embajador en el Vaticano.
Ayala había sido designada por el anterior canciller Ernesto Talvi en el Vaticano, pero Bustillo y Lacalle Pou consideraron que era más acertado, dada la relación que tiene con el papa Francisco que esa misión sea encabezada por Carriquiry. “Es amigo personal hace muchísimos años, sentimos que podía colaborar, y que podemos profundizar y avanzar en muchas cosas trascendentes en la relación con la Santa Sede”, explicó el canciller.
“Es el laico más trascendente e importante que reside en el Vaticano. Tiene mucho para aportar, para el presidente y para mí es algo muy sentido y lindo. Tengo la certeza que lo hará extraordinariamente bien”, agregó.
De acuerdo con un perfil publicado en la página web de la Iglesia Católica, Carriquiry nació en Montevideo en 1944 y vive en el Vaticano desde 1971. Ha trabajado con cinco papas: Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
Colaboró con el Episcopado del Uruguay como director del Centro Nacional de Medios de Comunicación Social de la Iglesia en el Uruguay, fue el primer laico en ser nombrado “Jefe de Departamento”, por parte de Pablo VI, y también el primer laico nombrado como subsecretario en un dicasterio de la Santa Sede, por parte de Juan Pablo II. En mayo de 2011 fue designado por Benedicto XVI secretario de la Pontificia Comisión para América Latina convirtiéndose, también, en el primer laico en ocupar este nivel de responsabilidad en el Vaticano.
En el caso de Ayala, ni bien fue designado, Bustillo la nombró como su asesora directa pero luego, junto con el presidente, optaron por designarla en Madrid, una embajada que quedó acéfala con el retorno del nuevo canciller. “Se trata de una persona que quiero muchísimo y me ha acompañado muchos años, hemos compartido funciones, fue segunda de misión en Buenos Aires y en España. Va a hacer una extraordinaria gestión”, dijo.
El gobierno ya comunicó formalmente a las embajadas las designaciones y ahora está a la espera de que ambos Estados otorguen los beneplácitos, antes de enviar las venias al Parlamento.
Bustillo dijo que por su formación como diplomático tiene el “reflejo de pensar en nombres de la casa”, aunque no se cierra a hacer designaciones políticas, como la de Carriquiry. “El personal diplomático que tenemos es el mejor calificado de toda la administración pública, está al nivel de las mejores cancillerías del mundo, pero no nos cerramos a la posibilidad que haya designaciones políticas que por sus propias vivencias sean un aporte significativo para la diplomacia uruguaya”.
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