Animales Fantásticos 3 se puede ver en cines
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > MAGIA EN APUROS

Harry Potter y la magia perdida: cómo J.K. Rowling y Animales Fantásticos rompieron el hechizo para sus seguidores

Las controversias en torno a la creadora de la saga y la tibia recepción de las nuevas películas ambientadas en su universo han sacudido los cimientos del mundo del joven mago
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19 de abril de 2022 a las 05:01

En la película de Batman de Christopher Nolan, El Caballero de la noche, el fiscal y futuro villano Harvey Dent dice una de las frases más memorables del filme: “O mueres como un héroe, o vives lo suficiente como para verte convertido en un villano”. La máxima bien puede aplicarse a la figura pública de la escritora británica J.K. Rowling, la creadora del universo Harry Potter, y al lugar que ha pasado a ocupar durante los últimos años para parte del público de su obra, e incluso, sin lidiar con términos tan absolutos como el bien o el mal, a cómo a algunas figuras que tomamos como héroes en nuestras vidas –deportistas, autores, incluso nuestros padres– con el tiempo les empezamos a ver las grietas, y a confirmar aquello de que nadie es perfecto.

El reciente estreno de Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore volvió a poner el foco sobre la figura de Rowling. La tercera película de la saga de precuelas de Harry Potter puede marcar un punto de quiebre para la franquicia del joven mago. Ambientada en las décadas de 1920 y 1930, esta nueva serie de películas inspirada en un pequeño libro que emulaba uno de los textos académicos de Potter en el colegio Hogwarts fue anunciada como un proyecto que abarcaría cinco filmes. Ahora, Warner, el estudio propietario de Harry Potter, está esperando a ver cómo le va a esta tercera entrega para ver si sigue adelante con las otras dos.

Es que cada una de las películas de esta nueva rama del universo Potter ha recaudado menos que la anterior, y los pronósticos para esta tercera parte no son muy alentadoras. A eso se suma la tibia recepción (justificada) que han tenido las dos primeras entregas. Con esta nueva película se apostó a la nostalgia pura y dura como herramienta de salvataje: uno de los avances comenzaba con imágenes de la saga original, y aprovechando el parate impuesto por la pandemia, la película se reformuló para apoyarse más en personajes ya conocidos, como Albus Dumbledore, e incluso reclutando a uno de los guionistas de las películas de la saga principal.

Jude Law es Albus Dumbledore en la tercera película de Animales Fantásticos

En el medio de todo eso, se suma que durante el rodaje el actor danés Mads Mikkelsen tuvo que ser convocado de apuro para reemplazar a Johnny Depp en el papel del villano Gellert Grindelwald, luego de que Depp fuera despedido con motivo de su derrota en los tribunales británicos en una demanda por difamación con el tabloide The Sun, que lo calificó como “golpeador de esposas”. Luego de que se comprobaran las acusaciones de violencia doméstica contra su exesposa Amber Heard, el actor se convirtió en un fierro caliente para Warner, que optó por cortar su vinculación.  A eso se suma que días antes de la llegada a los cines de Los secretos de Dumbledore, otro de los actores de esta nueva saga, Ezra Miller, fue arrestado por comportamiento indebido y agresiones en Hawái.

Pero el elefante del tamaño del castillo de Hogwarts en medio de la habitación es la propia Rowling, que se ha transformado en una maldición difícil de esquivar tanto para quienes lucran con Harry Potter como para el público que creció con el hechicero.

La voldemortización de J.K. Rowling

En los libros que dieron pie al fenómeno Harry Potter –y en las películas que vinieron después– al gran enemigo del protagonista, el maléfico Lord Voldemort, se lo conoce también como “El que no debe ser nombrado”. En el mundo de ficción, la comunidad mágica británica le tiene tanto miedo que directamente no usa su nombre. Más por una intención de distanciarse de Rowling que por miedo, un camino similar parece haber tomado Warner.

Rowling es guionista de la saga Animales Fantásticos, y su nombre aparecía en cada uno de los avances de la saga. Los últimos adelantos de Los secretos de Dumbledore, sin embargo, no la mencionan. Lo mismo pasa con el tráiler del videojuego Hogwarts Legacy, una superproducción que se lanzará este año. Y uno de los casos más patentes fue el de su relativa ausencia en el especial por los 20 años de la saga cinematográfica estrenado en enero en la plataforma HBO Max, donde la escritora solo figuraba a través de material de archivo, y en cuentagotas, lo que era por lo menos bastante raro, dado el peso de su figura en la construcción del fenómeno Potter.

J.K. Rowling

La causa de este ocultamiento de la autora tiene que ver con sus opiniones al respecto de las personas transgénero. Desde fines de 2019 en adelante, la escritora se ha manifestado en distintas ocasiones sobre el tema, con una postura que establece que, en su opinión, las personas que han cambiado de género no son mujeres y no pueden ser consideradas como tales.

Su posicionamiento fue divisivo, y aunque recibió respaldo de colegas y distintas figuras de la cultura por la violencia con la que fue recibida, sus declaraciones fueron criticadas por organizaciones que abogan por los derechos de las personas LGBT, por algunos de los propios actores de la saga (entre ellos Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, el trío protagónico), y por buena parte del público de su obra, que había encontrado en ella un mensaje de aceptación, tolerancia y respeto que ahora su creadora no aplicaba.

Por más que ya había fanáticos molestos con la actitud de Rowling al respecto de su creación —como declaraciones y agregados hechos a posteriori, el más icónico de ellos la revelación de la homosexualidad del director de Hogwarts, Dumbledore— que la habían convertido en un equivalente a los retoques y cambios hechos por George Lucas a Star Wars (y que con Animales Fantásticos ha tenido su equivalente a la descorazonadora trilogía de precuelas de la saga galáctica), estas declaraciones públicas han significado para parte de sus seguidores sentir como les sacaban la alfombra del piso, y no es habitual encontrar testimonios de fans que han encajonado sus varitas y libros, optando por darle la espalda a la obra y al artista.

Adiós juventud

Si uno cree en ese tipo de categorizaciones y etiquetas, no hay muchas dudas de que el fenómeno Harry Potter es un fenómeno eminentemente millennial. Esa generación occidental que ahora va derechito rumbo a los 30 e incluso a los 40 fue la que creció a la par del Niño que vivió. Y es también una generación a la que le cuesta crecer, a veces por circunstancias ajenas (trate usted de ser adulto con un trabajo precario o alquileres inviables) otras por cuestiones propias.

Parte de crecer es darse cuenta de que incluso los ídolos fallan. O que no piensan igual que nosotros, quizás porque pertenecen a otra generación, con otros valores, otras ideas, otra educación, otras luchas sociales. O que pueden cometer crímenes, o que pueden discriminar.

Parte de la magia se perdió. El hechizo del idilio infantil se rompió. La situación con Rowling hizo lo suyo para que eso pasara, y a eso se suma el bajón de calidad de Animales fantásticos con respecto a lo anterior. Harry Potter no desaparecerá, ni su imperio se vendrá abajo, pero su postura ya no es tan monolítica como antes.

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