Hay más de 250 millones de personas al borde de la hambruna por la guerra

Según su informe, el número de personas que no tienen garantizada su alimentación básica se disparó de 440 millones a 1600 millones por una problemática que va más allá del conflicto bélico: el alza de precios de los alimentos de primera necesidad  también es producida por la pandemia y el cambio climático.

El canciller ruso es esperado en Estambul el próximo miércoles 8 tras las conversaciones que Vladimir Putin mantuvo con el líder turco Recep Erdogan para organizar un corredor marítimo seguro que permita a Turquia sacar unos 20 millones de toneladas de granos almacenados en silos ucranianos. Antes, el jefe del Kremlin había conversado con su par francés, Emmanuel Macron,  el canciller  alemán Olaf Scholz y el premier italiano Mario Draghi.

Ucrania y Rusia producen un tercio del trigo mundial y el conflicto ha paralizado las exportaciones. Debido a los combates en su territorio, Ucrania no puede exportar su producción que habitualmente sale por el Mar Negro. A su vez Rusia, otro gran exportador de cereales, tiene bloqueada la venta de sus fertilizantes y sus granos debido a las sanciones occidentales. La guerra no ha hecho más que agudizar la crisis alimentaria que viene de antes.

En esa línea, la ONU dijo que los países africanos están entre los más vulnerables en términos alimentarios, ya que importaron de Ucrania y Rusia 44% de los granos que consumieron entre 2018 y 2020.

En una videoconferencia con líderes de la Comunidad Europea, presidente de la Unión Africana (UA), el mandatario senegalés Macky Sall, denunció el enorme impacto que las sanciones del bloque occidental contra Rusia están teniendo sobre la seguridad alimentaria para los países africanos y los instó a que “haga todo lo posible para liberar las existencias de cereales disponibles y garantizar el transporte y el acceso al mercado”.
En los últimos días Putin se había manifestado “dispuesto a ayudar a encontrar opciones para una exportación sin trabas de cereales, inclusive de cereales ucranianos procedentes de puertos ubicados en el mar Negro". Salió así al cruce de las acusaciones del secretario de estado norteamericano Anthony Blinken y otros líderes europeos de “hacer de la hambruna un arma de guerra”. Mientras Scholz y Macron urgieron a Rusia a retomar las negociaciones con Ucrania, paralizadas desde hace dos meses, el jefe ruso culpa de la situación a las "políticas económicas y financieras equivocadas de los países occidentales, así como las sanciones antirrusas”.

Tras conversar con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski durante el pasado fin de semana, el premier británico Boris Johnson afirmó que el G7 trabaja para “encontrar la manera de reanudar la exportación de grano desde Ucrania para evitar una crisis alimentaria mundial". Para ello, dijo, es "imperativo que Rusia relaje su bloqueo y permita vías de navegación seguras.

El 19 de mayo pasado, el consejo de Seguridad de la ONU trató la crisis alimentaria global. Allí, Guterres estima que el 80 por ciento de la población mundial vive en países que son importadores netos de alimentos. Buena parte de los países africanos se encuentran en esa situación. Abogó por el restablecimiento de las cadenas productivas y comerciales para evitar una hambruna. Para ello es imprescindible la paz, pero con eso no alcanza.  Dos días después, la revista británica The Economist sobresaltó al mundo anunciando en tapa: “La catástrofe del hambre que viene”, ilustrada con espigas de trigo y calaveritas en lugar de granos. Y el pronóstico sombrío de hasta 200 millones de víctimas.

Los datos más impactantes sobre la situación alimentaria mundial los planteó la consultora de la empresa analítica Gro Intelligence, Sara Menker, que ante el Consejo de Seguridad de la ONU reveló que las reservas mundiales del trigo están a unas 10 semanas de agotarse. Las causas no se reducen solamente al actual conflicto entre Rusia y Ucrania, y a las sanciones contra la primera, sino a otras previas que también fueron resaltadas por Guterres: 1) la pandemia del covid-19, 2) la perturbación de las cadenas de suministros, 3) como fenómenos naturales extremos derivados del cambio climático, léase grandes sequías.

El 16 de mayo los precios del trigo en Europa marcaron un récord histórico tras dispararse hasta 456.68 dólares por tonelada en la bolsa Euronext. En la misma jornada, los contratos de futuros de trigo en la bolsa de Chicago, en algún momento, se situaron en los 12,47 dólares por bushel (unidad de medida para granos, equivalente a unos 27 kilogramos). Según The Economist, los precios globales del cereal crecieron en el 40 % desde el inicio de los combates en Ucrania.

Pero según Menker, la guerra sólo echó leña al fuego ya que “si la guerra terminara mañana, nuestro problema de seguridad alimentaria no va a desaparecer a corto plazo sin una acción concertada", enfatizó.  Habló de cinco retos actuales: falta de fertilizantes, perturbaciones climáticas, inventarios mínimos de aceites de cocina, inventarios mínimos de cereales y cuellos de botella logísticos.

Por su parte, David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA), coincidió con el diagnóstico y advirtió que la crisis alimentaria ya desembocó en protestas y disturbios en Sri Lanka, Indonesia, Pakistán y Perú. "Ya hemos visto dinámicas desestabilizadoras en el Sahel desde Burkina Faso, Mali, Chad... son solo señales de lo que está por venir", afirmó en la misma sesión del Consejo de Seguridad.

Otros reportes publicados días después por el Eurasia Group and DevryBV Sustainable Strategies, concluye que el número de individuos en condiciones de inseguridad alimentaria, que ya se sitúa en 1.600 millones de personas, crecerá hasta noviembre entre unos 142-243 personas más.

La ola de calor de hasta 50 grados que azotó a la India terminó de complicar al mundo, luego de que el ese país anunció a comienzos de mes la prohibición de exportar su trigo priorizando la alimentación de su población de 1380 millones de personas.

A pesar de la guerra y las sanciones, hasta ahora Rusia aumentó sus exportaciones de trigo que crecieron entre enero y mayo del 2022 un 6,4 por ciento respecto de igual período de 2021. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), principal comercializadora de granos de Argentina ascendió a 9,6 millones de toneladas. La causa sería que los embarques tienen como destino a Turquía y Egipto. Mientras tanto, los embarques de trigo desde puertos ucranianos acumulan 2,82 millones de toneladas en lo que va del año, con un estancamiento casi total de despachos del cereal desde el inicio de la guerra.

La mayor preocupación actual en el mercado global es qué sucederá con las exportaciones de trigo desde Ucrania a partir de julio, mes en el que toman fuerza los envíos. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ya descuenta una caída de 10 millones de toneladas en la campaña 2022/23 en comparación a las 19 millones de la campaña previa, pero la clave que se renueve la actividad portuaria en el corto plazo para poder exportar dichos granos.