Se atrincheró con su madre y se fue a dormir: la policía lo sacó tras 20 horas

Efectivos ingresaron en el apartamento sobre la hora 16, constató El Observador en el lugar. Más de 20 horas después del primer llamado detuvieron al hombre, de complexión obesa y pelo largo, quien bajó en ropa interior porque estaba durmiendo. Según los vecinos, este dormía durante el día debido a su medicación, pero una vez que se despertaba comenzaban los gritos, que se escuchaban por la noche.

En la madrugada, la mujer se había negado a abrir la puerta ante la consulta de los oficiales; dijo que estaba lesionada producto de una rapiña y les pidió que se retiraran. Una vecina del lugar denunció, en cambio, que la señora había pedido ayuda tras ser agredida por su hijo. Los policías mantuvieron su vigilancia dentro y fuera del edificio, ya que siguieron escuchando gritos y ruidos.

En el lugar también estuvo presente un negociador, quien intentó mediar con el hombre hasta altas horas de la madrugada, sin éxito.

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Según informó el Ministerio del Interior, existen varias denuncias cruzadas por violencia doméstica entre los dos familiares.

La investigación está a cargo de la fiscal Sandra Boragno.

El caso

El hombre, de 38 años, se presentó hace varios años ante la entonces portera del edificio afirmando que iba a lo de su madre. Fue con esa excusa que subió hasta el tercer piso durante una mañana, se dirigió al apartamento 305 y se instaló a vivir con ella, tras haber estado internado por problemas de salud mental. Nadie más supo de su presencia desde entonces.

Vecinos consultados por El Observador afirmaron no haberlo visto salir más, salvo cuando se asomaba al balcón por las noches, aunque sí escuchaban sus gritos: "¡Tengo hambre! ¡Quiero pizza!", exclamaba. La mujer de 65 años era, por lo general, quien se encargaba de salir y hacer las compras de la familia en un supermercado cercano.

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"Se escuchaban los gritos y ella bajaba, se sentaba, te miraba, se aguantaba un poco las ganas de llorar y subía de vuelta hasta arriba. O caminaba un poco y subía. Nunca me imaginé que tuviera un hijo ahí. Nadie sabía que esa persona vivía ahí", relató a El Observador Gustavo, el sereno de la zona.

En pleno partido de Uruguay-Venezuela, el trabajador escuchó el griterío y abandonó su mesa del café Expreso Pocitos para observar qué pasaba. Consultado, repudió la actitud del hijo y explicó que si bien él estuvo cuatro meses en prisión preventiva por desacato, jamás hubiese pensado en golpear a su madre.

"Por más psiquiátrico que sea, a mí no me daría. Pegarle a tu madre es de cobarde. Es preferible ir por lo legal que pegarle. Vos a tu madre la tenés que respetar. La madre es la primera mujer de uno, es todo y es la que nos trajo acá. Se respeta", sentenció.

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La persiana del apartamento intervenido, que da rumbo a Avenida Brasil, estuvo hasta este miércoles a medio caer, pero permaneció tapada por papeles de diario. Era imposible ver lo que sucedía dentro. Además, el balcón tenía a su frente una baranda con la mitad de los vidrios rotos.

Para facilitar el paso por la entrada, la policía solicitó la ayuda del portero Leonardo durante su intervención. En ese momento, uno de los oficiales le pidió a la prensa tener cautela con las filmaciones para no alertar a los involucrados.

Sobre las 16 horas, la Guardia Republicana apuró su marcha mientras otros funcionarios secundaban atentos sobre la esquina. Un auto intentó estacionarse sobre esa misma cuadra, pero enseguida fue advertido del operativo.

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Unos 15 policías ingresaron al edificio. Otros tantos vehículos aguardaron afuera. El grupo de vecinos y periodistas esperó desde la vereda, expectante.

Cuando la policía bajó con el supuesto agresor, este se encontraba en calzoncillos. La mujer se retiró después con el pómulo izquierdo lastimado.