Arabella no se acuerda de nada. La noche anterior es un gran vacío. Nosotros tampoco lo sabemos, porque esta es una historia de esas en las que el espectador acompaña al protagonista y se va enterando de las cosas a la par. Tiene la pantalla de su celular destrozada, un tajo en la cabeza, está mareada y desorientada y no sabe muy bien cómo volvió del bar para terminar el texto que esta joven escritora le prometió a sus agentes. Un texto que, además, es incoherente.
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