El diario La República informó este martes que en el ministerio hay sospechas de que "se ha operado un intento de desestabilización de parte de un sector de privados de libertad y un pequeño grupo de funcionarios que no aceptan los cambios realizados en los equipos de dirección". A principios de este mes, Gonzalo Larrosa, exdirector de la cárcel de Las Rosas (Maldonado) asumió como director del Comcar.
Una de las primeras medidas adoptadas por la nueva dirección fue la división en cuatro direcciones del Comcar, la cárcel más grande del país, con 3.500 presos. A su vez, internos del módulo 8 (el más violento y con más hacinamiento) están siendo trasladados a otros sectores del Comcar y al Penal de Libertad.
El excomisionado parlamentario para cárceles, Álvaro Garcé, cuestionó la respuesta del gobierno a este problema. "Sin descartar que pueda existir algún tipo de connivencia (que habría que investigar y determinar las responsabilidades del caso), me asombra que el Ministerio del Interior, frente a una situación de crisis como la que está ocurriendo en el Comcar, no tenga otro planteo para hacer", dijo a El Observador el asesor del Partido Nacional en seguridad.
"El nivel de muertes ha sobrepasado todos los límites históricos. Hoy la tasa de homicidios dentro del sistema carcelario multiplica por 30 la tasa de homicidios general (ocho cada 100.000 habitantes), y si hacemos el cálculo exclusivamente en el Comcar, el nivel de muertes es prácticamente comparable al de un territorio en conflicto armado. En realidad hay un conflicto permanente entre personas que están armadas y realmente no entiendo la falta de respuesta de las autoridades del ministerio frente a esta crisis", expresó.
Garcé advierte que las cárceles hoy son "una bomba de tiempo" y propone "cortar los episodios de violencia" con medidas a corto, mediano y largo plazo. "La primera medida debe ser la que no se ha tomado hasta ahora: evitar que las relaciones de conflictos se instalen y se reproduzcan cíclicamente. Para eso hay que actuar dentro de la ley pero con la fuerza necesaria. Hay que respaldar a los funcionarios y ante todo conflicto hay que utilizar la fuerza con la racionalidad y la ponderación para evitar que los daños sean mayores", expresó el excomisionado para cárceles. "A esta altura tenemos la sensación de que cuando se instala un conflicto transcurre, y hasta que no termina con la muerte de algún interno, no para. Es como una especie de enfermedad que se reinfecta permanentemente y que transcurre hasta su peor desenlace", agregó.
"Hay grupos que están marcando su ley y marcando sus códigos", asegura Garcé. Además de reprimir los episodios violentos como solución "a corto plazo", el asesor del senador blanco Luis Lacalle Pou propone una serie de medidas a mediano y largo plazo. "Promover liderazgos positivos dentro de la población privada de libertad, que puedan colaborar en la resolución de los conflictos; sustituir los liderazgos de los brazos gordos; desarticular los grupos que están operando dentro de las cárceles", son algunos de los ejemplos que comentó.
Consultado sobre la división administrativa del Comcar en cuatro direcciones, Garcé opinó que "es una cuestión de sentido común" y aseguró que "está recomendado internacionalmente que los establecimientos deben tener un máximo de 400 o 500 personas". Su sucesor en el cargo parlamentario, Petit, también recomendó concretar subdivisiones para gestionar de otra manera la cárcel más grande del país.
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