Violentos combates sacuden a las principales ciudades de Gaza, en el inicio del tercer mes de guerra entre Israel y Hamás, reduciendo a escombros amplias áreas del asediado territorio por los bombardeos y la ofensiva terrestre de Israel, y cuando el número de palestinos muertos asciende a 17.717, según el Ministerio de Salud controlado por Hamás.
Observadores independientes dan cuenta que el ejército israelí ha estrechado el cerco sobre los principales centros urbanos en su voluntad de "aniquilar" al movimiento islamista después del ataque que, según las autoridades del país, dejó 1.200 muertos y 240 rehenes, de los que 138 se encuentran todavía en Gaza.
Las tropas israelíes, con el apoyo de aviones, tanques y topadoras blindadas, luchan contra los milicianos de Hamás en la principal urbe del sur de Gaza, Jan Yunis, así como en la ciudad de Gaza y en el distrito Jabaliya, en el norte del territorio, al mismo tiempo que se suceden los bombardeos sobre Rafah, en la frontera con Egipto.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, informó que sus tropas llegaron a la casa en Jan Yunis del líder de Hamás dentro de Gaza, Yahya Sinwar, ocasión en la que aseguró que la captura del cofundador del aparato de seguridad de la organización armada palestina es “sólo cuestión de tiempo".
Según Naciones Unidas (ONU), la situación se ha tornado también extremadamente delicada en Rafah, ciudad del extremo sur que se ha convertido en un inmenso campamento para muchos de los 1,9 millones de gazatíes desplazados y que fue sometida a ocho bombardeos que dejaron un saldo de 37 muertos y decenas de heridos en las últimas 12 horas.
La masiva cantidad de víctimas civiles intensificó la preocupación a nivel internacional, acentuada por el asedio de Israel sobre el territorio, en donde sólo entra una limitada cantidad de comida, agua, combustible y medicinas, situación que llevó al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, a advertir sobre un "inminente colapso total del orden público".
Guterres invocó en las últimas horas un procedimiento excepcional de la ONU para reclamar un alto el fuego, lo que provocó la furia del canciller israelí, Eli Cohen. El ministro acusó a Guterres de ser un "peligro para la paz mundial" y de brindar "apoyo a la organización terrorista Hamás".
"Nosotros también queremos que esta guerra termine, pero de forma que garantice que Hamás nunca podrá atacar nuevamente a nuestro pueblo", dijo el portavoz gubernamental israelí, Eylon Levy.
En un informe matutino, el ejército de Tel Aviv aseguró que sus tropas "mataron terroristas de Hamás y golpearon decenas de objetivos terroristas" en Jan Yunis, y que también asaltaron un complejo militar de la grupo palestino en Jabaliya; además de haber atacado con fuerzas navales “complejos militares e infraestructura de Hamás usando munición de precisión".
Por su parte, el grupo islamista, catalogado como terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, dijo en Telegram que sus combatientes libran feroces batallas contra las tropas israelíes "en todos los ejes de la incursión en la Franja de Gaza", al tiempo que reivindicó la destrucción de dos docenas de vehículos militares israelíes en Jan Yunis y Beit Lahia.
La guerra ha provocado hostilidades con otros grupos armados respaldados por Irán, como el Hezbolá libanés y los hutíes de Yemen, además de un recrudecimiento de la violencia en Cisjordania. En este último territorio palestino, más de 250 personas murieron por ataques del ejército y colonos desde el inicio del conflicto, según informó la Autoridad Palestina.
(Con información de AFP)