Fútbol > SENTIMIENTO DE HINCHA

Julio Maglione y la mirada del fanático: “Racing es la definición de un club modelo”

El presidente de la FINA y del COU habla maravillas de lo que fue Mariolo Bergara y de una institución que lleva en la sangre debido a que su suegro le transmitió el amor por los colores
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06 de mayo de 2019 a las 05:01

Uruguay, por suerte, sigue teniendo esas cosas que son excepcionales, que se salen del común denominador. Como que el periodista logre llamar por teléfono a un dirigente histórico del deporte uruguayo y mundial y que atienda enseguida, por más que no supiera de quién provenía la llamada. O más increíble aún, poder hacer la nota un 1° de mayo y en su domicilio.

A Julio César Maglione –de 83 años– se lo conoce porque hace años que está como presidente de la Federación Internacional de Natación (FINA) y del Comité Olímpico Uruguayo (COU), así también como integrante del Comité Olímpico Intenacional (COI). Ha tenido muchos cargos más en el deporte, incluyendo la presidencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), pero casi nunca habló de su pasión por un club: Racing.

El fútbol y el básquetbol fueron los primeros deportes que lo cautivaron cuando era niño.

Jugó al básquetbol en Universitario –que luego se fusionó con Urunday– y al fútbol como puntero y lateral. Primero en el club Cúcuta y luego en el Otorgués. “Era un club de mi barrio en Venancio Benavídez y Bulevar Artigas, de allí mi primer acercamiento con Racing que jugaba en la cancha de Bulevar y Burgues”, cuenta el dirigente a Referí.

Pero su verdadero amor por el conjunto albiverde empezó de otra manera y a través de otro protagonista.

“Mi amor por Racing se debe a mi suegro. Todavía no era mi suegro oficialmente porque no estábamos casados con Irma, pero Don César me fue llevando de a poco y me fue gustando el club y el equipo. Él fue uno de los fundadores junto a los hermanos Roberto y algunos más”, explica. Con Irma hace 55 años que están juntos.

Entonces él solo empieza a recordar apellidos ilustres que vistieron la camiseta de Racing.

“Me acuerdo lo que era ver a los hermanos Bergara, Mazurkiewicz, Julio César Benítez –quien después jugó en Barcelona–, a Rodolfo Sandoval y a Cascarilla Morales. Hubo épocas en las que Racing tenía un verdadero cuadrazo”, cuenta.

Y enseguida acota: “Ver a los cinco hermanos Bergara, sobre todo a Mariolo e Ignacio, era un espectáculo”.

Con el paso del tiempo, a Mariolo, el más famoso y que más títulos consiguió en su carrera –incluyendo a la celeste– fue al que más conoció cuando estuvo en la Liga Universitaria porque el exjugador, devenido en escribano, fue secretario general.

Le gusta hablar de su club. Se le nota en el hablar pausado, tranquilo y recordando momentos de su juventud y más acá en el tiempo.

“Es un club tranquilo, de muchos amigos, familiar, lo veo poco resistido en los comentarios de la gente: es la definición de un club modelo”, sostiene Maglione.

Dice con orgullo que hace muy poquito el club cumplió 100 años y lamenta no haber podido ver por un tema de edad a futbolistas de la talla de Victoriano Santos Iriarte, campeón del mundo con Uruguay en el Mundial de 1930 y autor de un golazo para establecer el transitorio 3-2 contra Argentina en la final.

“¡Somos centenarios!”, dice con una sonrisa y elevando el tono de su voz.

“Ahora se va a construir un gimnasio no solo para Racing, sino para los liceos de alrededor del Parque Roberto. Allí el club va a recibir la colaboración de la Secretaría Nacional del Deporte y de la Intendencia Municipal de Montevideo”.

Racing es un club que ha descendido y ascendido en muchas oportunidades y eso lo sufrió el protagonista de esta historia.

“Hace 60 y pico de años que sufro con eso de bajar y subir, pero bueno, es lo que nos tocó”, esgrime.

En su extensa carrera de dirigente deportivo, también fue delegado de Racing y hace ocho años que era suplente del presidente Raúl Rodríguez quien dejó la institución el viernes.

“El presidente hizo una gran obra con la concentración en la sede y la cancha que mejora constantemente”, sostiene.

Cuando tiene que hablar del mejor jugador que vio con esa camiseta nombra a dos: Mariolo Bergara y Mazurkiewicz.

Habla de que “hubo períodos que se le ganaba muy seguido a Peñarol y a Nacional. Se llenaba el estadio. Los partidos, hasta el día de hoy, los miro tranquilo y solo me exalto  a la hora de gritar un gol de Racing. No soy de esos fanáticos que a veces insultan a lo que se le ponga delante. Eso sí: gritar un gol me sale del alma”.

Y sigue hablando del club que lo apasiona: “La Escuelita de Sayago. Siempre fue un equipo que trató bien a la pelota. Recuerdo a Mariolo Bergara eludiendo gente con ese tranco que tenía. Era un caballero. Nunca tuvo problemas con nadie”.

En un momento en el que Racing estaba en la Divisional B, logró presentarle a quienes dirigían el club en ese entonces a Armando Da Silva Tavares, presidente de General Motors en Uruguay.

Así, el conjunto de Sayago, el mismo que había nacido en Reducto, para su 70° aniversario contrató a figuras increíbles para un torneo de la B: Venancio Ramos, Alberto Bica, el Cacho Blanco, Rafael Villazán, Domingo Cáceres y Héctor Tuja, entre otros.

“¡Qué cuadrazo teníamos! Y así nos fue. Subimos sin problemas”, dice y agrega que Da Silva Tavares auspició a Gonchi Rodríguez en sus comienzos.

Al hablar del mejor técnico que vio contesta “Juan Verzeri y el de ahora, Juan Tejera. Me gustaba cómo dirigía Verzeri y Juan Tejera me gusta por su humildad y sencillez con las que maneja todo. Hizo jugar bien al equipo. Son un grupo de amigos”.

Ganó una elección muy reñida para ser presidente de la AUF con contendientes de lujo.

“En la AUF me fue bárbaro. Le gané las elecciones a Tabaré Vázquez –actual presidente de la República–, Slinger y Rocca Couture. Había problemas con los jugadores, con funcionarios, con boleteros y todo se fue armonizando”.

Fue como presidente de la AUF al Mundial de Italia 1990 luego de arreglar diferencias económicas con los futbolisas. “Pretendían cobrar por presencia y no por punto ganado. Vinieron varias veces acá, a casa, y llegamos a un acuerdo”.

Recuerda con tristeza el penal que marró Ruben Sosa contra España en el debut: “Nunca vi una pelota que se fuera tan arriba del palo. Sosa era un jugador espectacular –quien justamente, luego de su retiro, volvió esporádicamente para retirarse definitivamente en Racing que le abrió sus puertas–. Eso fue un accidente. Pero fijate que si Uruguay le ganaba a España, no se hubiera cruzado enseguida con Italia como ocurrió”.

En ese Mundial apareció la figura de Francisco Casal, muy cuestionado en ese entonces por ingresar a la concentración celeste.

Maglione cuenta: “Siempre me llevé bien con Casal. Con el paso del tiempo, ayudó económicamente al COU con equipación para los deportistas y otras colaboraciones, sin pedir nunca nada a cambio”.

Lo que más disfrutó de aquel Mundial fue el gol de Daniel Fonseca en los minutos de adición contra Corea del Sur que le dio el pasaje a los celestes a octavos. “Lo grité como loco”.

Despúes del partido con Italia, “declaré que los jueces habían perjudicado a los sudamericanos. Me acuerdo que a Valderrama lo mataron a patadas. Con lo que dije se armó un lío bárbaro porque repercutió en todo el mundo”.

Entonces dice que vino el presidente de entonces de la FIFA, João Havelange, “de quien era amigo desde hacía años por el waterpolo, y me dijo como dándome un consejo: ‘Julio, no te metas en eso’. Cuando terminó la participación uruguaya, Havelange me invitó a participar en la FIFA, pero le dije que no, que estaba de paso por la AUF y que cuando se votara el informe financiero y el técnico, me iba. Y así sucedió”.

También recuerda que hizo de mediador de la AUF en el conflicto que hubo antes de comenzar el Uruguayo de 1986. Allí, tanto Nacional como Peñarol tenían deudas para empezar a jugar.  Entre los dos –con Maglione mediando– llegaron a un acuerdo de no presentarse en la primera fecha para arrancar juntos en la segunda. Pero a Nacional le tocó fecha libre y Peñarol perdió con Huracán Buceo sin jugar. Por eso lograron acordar que si uno de los dos terminaba primero y el otro segundo a dos puntos –que eran los que se le daban al ganador en los partidos–, jugarían una final.

“Eso fue difícil porque no llegábamos nunca a un acuerdo. Por suerte, con paciencia se dio”, dice.

La natación en su vida

Maglione empezó a nadar por razones médicas, ya que tenía asma. Iba todos los veranos a Mercedes porque tenía una parienta y allí aprendió a nadar.

“Si vemos lo que es hoy la natación, es rarísimo que una persona de mi estatura pueda haber sido récordman nacional durante 12 años. Mirá cómo son los nadadores de hoy. Todos miden dos metros. Si ves mi foto con (Michael) Phelps, le llego al hombro. Calza 46 y tiene unas manos gigantes. Todo ha cambiado mucho”, comenta.

Su especialidad era 200 m pecho y 200 m mariposa que en aquel entonces se corrían juntos. Logró ser “récordman sudamericano en la posta 4x100 cuatro estilos, nadando pecho”.

Al hablar de la quiebra que dio el club Neptuno, se le entrecorta la voz. “Se produjo un desfasaje económico que está por encima de los US$ 15 millones. Cuando vi el otro día un desfile de modas en la piscina que tantos años disfruté, uno siente un gran dolor. Ahora están viendo la posibilidad de rehabilitarlo. Se puede hacer un Centro de Alto Rendimiento que hoy Uruguay no tiene y ver cómo podrían utilizarlo los socios”.

A la hora de hablar de los mejores nadadores uruguayos nombra a dos: “Carlos Scanavino y Ana Norbis. Carlos fue noveno en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84, por poco no llegó a la final. Ana bajó dos veces en el mismo día el récord olímpico de 100 m pecho en México 68 y después en la final terminó octava”.

En noviembre de 2017 Maglione fue distinguido por la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales y recibió el premio a la “Trayectoria Excepcional”. Trae una esclaerita de madera y se sube para bajar el trofeo y mostrárselo al periodista. Esa misma noche distinguieron a Nadia Comaneci, con quien habló varias veces, y para él “fue la mejor gimnasta de la historia”.

Aquel niño que aprendió a nadar en Mercedes, el odontólogo, lo conoce todo el mundo. Y Racing forma gran parte de su vida.

 

 

CON MICHAEL PHELPS
Una de las distinciones que dio personalmente y que la guarda en un cuadro enorme en su casa es esta fotografía con un fuera de serie: Michael Phelps. El nadador estadounidense es quien más preseas ha ganado en la historia de los Juegos Olímpicos (28) y justamente se destacó en el deporte que Maglione lleva en la sangre: la natación.

 

CUANDO SE SALVÓ EN MÚNICH

En los Juegos Olímpicos de Múnich 72, la organización palestina “Setiembre Negro”, asaltó la Villa Olímpica y mató a dos atletas de Israel. Al lado de la delegación israelí, estaba la uruguaya presidida por Maglione. “Como a las 5 de la mañana yo dormía y escuché un ruido fortísimo. Me levanté, pero solo había silencio. Allí llamé a Luis Friedmann, uruguayo, traductor de la delegación y apareció con dos hombres con capucha que me apuntaron con una ametralladora. Me pidieron que entrara a mi cuarto y me metí en el del jefe de la delegación, Ruben Orozco. Yo pensaba que eran tupamaros por la época que se vivía en Uruguay. Como el edificio en el que estábamos tenía dos salidas y una de ellas no estaba vigilada, empezamos a salir de a uno por allí sin que ningún terrorista nos viera. Tuvimos una suerte enorme de que no tocaron a nadie de la delegación porque fue un momento espantoso. Fue la única vez que se suspendieron los Juegos Olímpicos por un día”. Los terroristas negociaron un salvoconducto y cuando llegaron al aeropuerto, se produjo una masacre. Murieron ellos, pero otros nueve atletas israelíes que eran rehenes.

 

PHELPS EL MEJOR DE TODOS

Cuando se lo consulta a Maglione por el mejor nadador de todos los tiempos, ni lo duda: “Phelps”, dice. Y añade: “Es un muchacho muy bueno, muy humilde en sus actitudes. Varias veces hemos hablado de diferentes cosas. No solo fue exitoso en natación, también lo es en su vida”.

Entonces el periodista retruca para saber si Mark Spitz no pudo estar al menos en su pensamiento, más allá de la comparación con Phelps.

“No”, responde enseguida. “Spitz fue un gran nadador. Tremendo. Pero no se compara con Phelps quien fue excepcional”.

Mark Spitz fue un espectacular nadador estadounidense que se llevó siete oros en los Juegos Olímpicos de Múnich 72. Parecía que sería difícil que alguien lo igualara pero el Tiburón de Baltimore lo pasó por arriba.

“Con Spitz me encontré un par de veces hace un tiempo. Trabaja en un canal de televisión”, indica.

Pero si se le consulta acerca del atleta más completo que vio en su vasta vida de dirigente y con tantos Juegos Olímpicos encima además de Phelps nombra a otro más: “Phelps y Carl Lewis. Ese era otro fenómeno que pude ver personalmente”.

 

LAS FRASES

"Fui a todos los actos de los 100 años de Racing y fueron increíbles; cuando estoy en el exterior, siempre pregunto cómo salió”

"Juan Verzeri y Juan Tejera son los mejores técnicos que vi en Racing; los dos lo hicieron jugar muy bien”

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