Créditos foto: AFP

Mundo > Amazonia

La deforestación en Brasil alcanzó en el primer trimestre de 2023 uno de los perores registros históricos

Afectó a unos 844 kilómetros cuadrados solo en territorio de Brasil. Entre 2001 y 2018, unos 360 mil kilómetros cuadrados se degradaron por los incendios, la extracción de madera y las sequías extremas
Tiempo de lectura: -'
07 de abril de 2023 a las 19:09

La deforestación en la Amazonía brasileña volvió a crecer en marzo, marcando un incremento interanual del 14% y cerrando así en los primeros cien días de gobierno del presidente Lula da Silva uno de los peores primeros trimestres de los que se tiene registro, según las cifras divulgadas por el sistema de vigilancia DETER del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.

Del monitoreo basado en Imágenes satelitales resulta que al menos 356 kilómetros cuadrados de cobertura forestal fue destruida en el territorio brasileño en el tercer mes del año, con un acumulado de 844 kilómetros cuadros en el período enero-marzo, apenas por debajo de los 941 kilómetros cuadrados deforestados en el igual período de 2022, durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro.

Luego de cuatro años de gobierno bolsonarista, que según los expertos debilitó las regulaciones y los organismos de protección ambiental, la mejora en los índices de deforestación podría demorar, según Mariana Napolitano, gerenta de conservación de la oenegé WWF-Brasil. "Los datos muestran que existe un escenario complejo frente al debilitamiento del control de la región y el discurso favorable a la ilegalidad de los últimos años", evaluó Napolitano. 

Desde su elección, Lula da Silva ha prometido revertir las políticas ambientales de su antecesor y erradicar la deforestación ilegal. Una promesa que se constituyó en uno de los principales ejes de campaña, al igual que la protección de las tierras habitadas por los pueblos originarios desplazados por la minería ilegal y el avance de la frontera agrícola, como es el caso de los yanomamis, en el estado de Roraima.

En su primer día de mandato, Lula da Silva firmó una serie de decretos para anular medidas perjudiciales para el medioambiente; al tiempo que aumentó el presupuesto de las agencias públicas dedicadas al cuidado de la Amazonia y creó un grupo de trabajo para combatir la deforestación y reactivar el Fondo Amazonía, una iniciativa financiada con donaciones extranjeras que estaba suspendida desde 2019 debido a la política de Bolsonaro.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT), de 77 años, ha intentado también convencer a los países más ricos del planeta que se sumen al Fondo Amazonia para proteger el bosque tropical más grande del planeta, una iniciativa que hasta hoy apenas cuenta con los aportes de Noruega y Alemania, pese al llamado hecho por el mandatario en la cumbre del clima que se realizó en noviembre pasado en la ciudad egipcia de Sharm El-Sheij.

Un bosque acorralado

Los últimos datos sobre el incesante avance de la deforestación se conocen poco después de que más de 30 científicos, liderados por el investigador de la Universidad de Campiñias (UNICAM) de David Lapola, publicaran un artículo titulado “Los impulsores y los impactos de la degradación de los bosques amazónicos”. Un estudio que se enfoca en la degradación impulsada por cinco perturbaciones inducidas por el hombre: las sequías extremas, los efectos de borde, la fragmentación del hábitat, la extracción de madera y los incendios forestales.

Una de las principales conclusiones del artículo, publicado en la prestigiosa revista Sciencie y realizado en base al análisis de los datos existentes entre 2001 y 2018, señala que unos 360 mil kilómetros cuadrados de la Amazonia, aproximadamente el 5,5% de su superficie total, se ha visto degrada por los incendios y la extracción de madera. Al agregar datos sobre sequías extremas, la estimación del área total degradada aumenta a 2,5 millones de kilómetros; es decir: el 38% de los bosques amazónicos.

El artículo destaca que las perturbaciones inducidas por el hombre que llevan a la degradación de los bosques amazónicos pueden provocar tanta pérdida de biodiversidad como la propia deforestación. Además, revela que los bosques degradados por el fuego y la extracción de madera pueden tener una reducción del 2% al 34 % como consecuencia de la evapotranspiración durante la estación seca.

“Las proyecciones para 2050 indican que las cinco perturbaciones principales seguirán siendo una gran amenaza y fuente de flujos de carbono a la atmósfera, independientemente de las trayectorias de deforestación”, explica el artículo.

Uno de los datos más preocupantes es que las sequías extremas se han vuelto cada vez más frecuentes a medida que avanzan los cambios en el uso de la tierra y el cambio climático inducido por el hombre, lo que afecta la mortalidad de los árboles, al mismo tiempo que incrementa la incidencia de incendios y las emisiones de carbono.

“Las sequías golpean áreas mucho más grandes en la cuenca, por eso es el factor más importante de la degradación”, comenta Lapola. Si bien los resultados del estudio son importantes, el experto destaca “la poca información disponible sobre muchas de las variables relacionadas con la degradación”, particularmente las relacionadas con los impactos socioeconómicos.

Lapola subraya que hay menos información sobre la degradación ambiental que sobre deforestación. “La realidad es que se trata de un fenómeno menos comprendido y recién estamos aprendiendo a medirlo y monitorearlo. Esperamos que este estudio aliente tanto a los científicos como a otras partes interesadas a hacer que dicha información esté más disponible a partir de ahora”, agrega.

Una de los objetivos de los científicos es tener una visión más precisa de los procesos en las zonas donde los bosques limitan con las áreas deforestadas, pues se trata de las áreas más expuestas a sufrir degradación. Lapola, además, explica que la investigación incluyó los incendios forestales dentro de las variables a analizar porque “las especies amazónicas tienen poca o ninguna adaptación evolutiva al fuego”.

En lo inmediato, según concluye el artículo, el humano causa impactos que superan la resiliencia del principal bosque tropical del planeta, y los números son alarmantes. Entre 2001 y 2018, solo los incendios afectaron 122.624 kilómetros cuadrados; la extracción de madera otros 119.700; los efectos de borde 188.531; y las sequías 2.740.647 km2. Lo que representa, respectivamente, 1,8%, 1,8%, 2,8% y 41%  de la selva amazónica remanente, calculada en 6.673.908 kilómetros cuadrados, señala el artículo.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...