La filosofía que despertó a Argentina

Argentina ha despertado, y eso para Uruguay tiene algo de oportunidad y algo de amenaza. Pero es más lo que tiene de oportunidad. Aunque el crecimiento de Uruguay de estos 15 años ha tenido que ver con la capacidad diferencial para captar las inversiones que las incertidumbres de los vecinos generaron, y por el desplome en la producción de productos como trigo y carne vacuna que padecieron, no se puede basar el crecimiento en los problemas ajenos, sino en una relación sinérgica donde toda la región se vuelve más confiable.

Y eso es lo que se percibe en una conversación con un mozo de bar o un taxista, una mezcla de esperanza moderada y crédito al gobierno de Mauricio Macri que creo hace mucho tiempo no sucedía.

Y latentes están los valores que ha imprimido el filósofo que ha asesorado desde antes de asumir el gobierno a Macri y su equipo. En un corto disponible en Youtube, la evolución de la Argentina, describe los tres valores que guían el accionar del PRO: positividad, cercanía y futuro.

Positividad, porque la emoción que está detrás es que la vida vale la pena, no hay una visión desencantada de la existencia. Se puede lograr el crecimiento, es el crecimiento lo que hay que lograr y no un ajuste de cuentas. La vida vale la pena, queremos lograr cosas y esas cosas son posibles.

Cercanía, refiere al plano de realidad en el que suceden las cosas: interhumano. Las personas quieren estar cerca, se importan unas a otras.

El sujeto político no es el pueblo sino el individuo, y esos individuos sienten cosas por otros individuos: amor, cercanía, intimidad y ese es el plano de realidad humana en el que nos situamos. Individuos que después se agrupan en familias, sindicatos, todos agrupamientos válidos, pero la base es el individuo. Eso también implica una intención de escuchar a la gente. Algo que se vio en los afiches de la campaña donde invariablemente aparecían los líderes del Pro escuchando a los vecinos.

Y futuro, la idea es dejar de usar referencias del pasado para entender el presente. No tanto situarse en la historia. "El pasado está lleno de gente muerta", el futuro es el marco para el presente. El tiempo del deseo pide de acá para adelante no de acá para atrás. El futuro es el tiempo en el que se pueden proyectar los deseos individuales y colectivos.

Los tres ejes del macrismo que define Alejandro Rozichner pueden ser bastante removedores en toda la región y pueden dar pautas interesantes para la política por venir. Rozichner es un filósofo que fue muy mediático en un momento pero que ha adoptado el bajo perfil, más bajo que el del ecuatoriano Jaime Durán Barba, otro asesor más marketinero y táctico.

Más estratégico, el filósofo que trazó esos tres lineamientos cuestiona filosóficamente a su propio padre, León Rozichner, uno de los pensadores referentes de la izquierda argentina. Irreverente como todo rockero, ha escrito sobre filosofía en base a las letras del rock argentino y ha sido compinche de Luis Alberto Spinetta, un ícono de la cultura.

En otras presentaciones, como las Ted, ha propuesto el disfrute de la vida como un índice de salud. Que además de medir nuestro colesterol y glóbulos rojos midamos la capacidad de disfrutar y entusiasmarse que tiene esa persona. Postula que una persona que disfruta y se entusiasma tiene poca chance de morir y que muchos longevos lo son de tanto entusiasmo que tienen.

El sentido de la vida es que tenga una dirección, avance, crecer y generar una mejora en la persona.

Al otro día de la elección, este lunes, Buenos Aires amaneció empapelada sobriamente, con un "gracias vecinos" que parece marcar una actitud humilde, no triunfalista y, como propone Rozitchner, orientada a la cercanía, que ha dado un resultado muy contundente respecto al peronismo, que atraviesa su mayor crisis en décadas al interior del justicialismo y cuya apelación al pasado hoy no entusiasma masivamente.

Argentina está ante una nueva oportunidad. Lo está porque volvió a unir el campo con la ciudad. Porque volvió a medir la inflación de forma real y transparente, porque pudo transmitirle a la gente maravillosamente bien que lo que estaban pagando por la energía era ridículamente bajo e insostenible, y que un baño de realismo era la base necesaria para el crecimiento. La economía lleva seis meses creciendo a buen ritmo y generando empleo.

Un crecimiento que puede estimarse en 2,5% para este año y que el FMI cree puede llegar a 4% el año próximo. Pero más importante, que puede prolongarse por bastante tiempo. Puede ser el comienzo de una nueva era en la política y la economía del país vecino.

La oportunidad argentina y la uruguaya pueden potenciarse. Una economía argentina fuerte y con visibilidad de mediano plazo es algo a lo que ni ellos ni nosotros estamos acostumbrados. Pero si la racionalidad predomina y la mejora que ya se nota muy claramente en el agro y la construcción sigue impregnando al resto de la economía, Argentina puede ser algo muy distinto a lo que ha sido en este siglo.

Un llamado de alerta a los cultivadores de trigo y lácteos, carne y manzanas. Porque en ese gobierno de cercanías, la relación de Macri con el campo es muy buena, la disposición a invertir está. Habrá más competencia porque invertirán y exportarán cada vez más de la mano de un apoyo muy explícito del gobierno. Y eso ya genera más empleo.

Las divisiones de la sociedad argentina parecen ser menores. Ya no se separan grupos de amigos porque unos son K y otros anti K. Ya hay una manera racional de disentir, o al menos esa es una impresión de viajero.

Hay un viento de modernidad pragmática sostenida por estos pilares discretos que pueden poner a Argentina de nuevo en el foco de la mirada mundial. Para Uruguay un desafío, nuevos riesgos y oportunidades. Pero en el balance es mucho más factible que la oportunidad uruguaya se potencie contando con vecinos estables capaces de atraer inversiones.