La magia del Antel Arena presentó para el básquetbol algunas aristas inesperadas para un deporte uruguayo con otros hábitos en sus tribunas. Además de las ventajas conocidas, porque permite ofrecer el espectáculo en un escenario de primer mundo, brinda comodidad a quienes asisten a los partidos y cautivó a un público ajeno a esta disciplina que ve las finales de la Liga Uruguaya de Básquetbol como un entretenimiento diferente. También promovió un entorno distinto en las tribunas y minimizó la violencia entre los espectadores. Se respira otro entorno, incluso en los picos de tensión de un final cerrado o un fallo arbitral polémico.
Entre los operativos de seguridad que desarrolló el Ministerio del Interior, la forma en la que los espectadores acceden a las tribunas con puestos de control como si se tratara de un aeropuerto con controles –en este caso con paletas detectoras de metales–, la distribución de los lugares y el entorno (espectadores ubicados en cómodas butacas, como las de un cine o un teatro), la violencia quedó limitada en todos los aspectos. No queda margen para los violentos.
En los siete partidos que se jugaron hasta este miércoles (la última semifinal entre Aguada y Nacional y las seis primeras finales Aguada-Malvín) no se registraron incidentes.
Los únicos desbordes que pudieron producirse quedaron reducidos a los sectores en donde se ubican los hinchas que suelen alentar con cánticos y elementos de percusión, que ocupan un espacio menor en el tercer nivel, el último del estadio y el más alejado de la cancha, y quedan disimulados en la inmensidad del Antel Arena.
El Ministerio del Interior y la Federación Uruguaya de Básquetbol fueron regulando los pulmones hasta llegar a esta séptima y última final con solo 400 butacas vacías, por seguridad.
En el primer partido, Aguada-Nacional, hubo 1.600 lugares que no se vendieron para generar pulmones en los tres niveles del Antel Arena. Para la última final solo habrá pulmones en el anillo superior.
En la primera final Aguada-Malvín hubo 1.200 lugares vacíos para los pulmones. En la sexta, 600. Este miércoles solo serán cuatro 400 butacas vacías.
Solamente para dos partidos de la serie final entre Aguada y Malvín, las sexta (el domingo) y séptima (miércoles), agotaron las entradas.
En la FUBB informaron a Referí que para el encuentro final de este miércoles a la hora 20.30 dispusieron de 9.182 lugares más los palcos, con los que llegan a dar lugar a 10 mil espectadores, pero solamente pusieron a la venta para los hinchas 7.800 entradas.
El resto correspondieron a 1.000 entradas de cortesía de los dos clubes y de la FUBB, 400 lugares libres para los pulmones y 800 butacas en los palcos.
Las 7.800 entradas dejaron US$ 80.000 en boleterías, informaron a Referí.
“Si para la séptima final hubiéramos tenido un estadio para 20 mil espectadores, también se agotaban”, explicaron en la Federación para graficar la alta demanda que generó el último partido de la Liga Uruguaya.
La recaudación de las finales de básquetbol fueron inéditas, pero la FUBB se acostumbró a recibir ingresos impropios para el básquetbol uruguayo. En las dos últimas fechas de local de las Eliminatorias para el Mundial de este año, que se disputaron en noviembre pasado ante Estados Unidos y Puerto Rico, la Federación vendió 19.200 entradas en los dos partidos y recaudó US$ 250 mil.
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