Lacalle Pou

Opinión > EL HECHO DE LA SEMANA

La imagen de Lacalle Pou es de teflón (al menos por ahora)

Hay una virtud indudable del presidente, y que no es nueva, para mantenerse indemne en su imagen ante los golpes que reciba su gobierno
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29 de octubre de 2022 a las 05:03

Esta semana se conocieron las encuestas de opinión pública sobre la gestión del presidente y del gobierno. Y en su mayoría fueron positivas para Lacalle Pou y su equipo, en un dato que era esperado con atención por buena parte del espectro político y de los medios, para saber cuál había sido el impacto del escándalo de la detención de Alejandro Astesiano, su jefe de seguridad.
La imagen de Lacalle Pou salió airosa, a grandes rasgos. Según Equipos su imagen no se vio afectada por el escándalo, y su aprobación se mantuvo estable en 49% contra una  desaprobación de 32%, lo que la empresa lo destaca como un logro para Lacalle, aunque advierte que el desgaste de su imagen puede estar aún por venir.

Incluso la Usina de Percepción Ciudadana de la Universidad de la República, que es la que le suele dar peor al presidente y ubica su aprobación en números negativos, concluyó que el caso Astesiano no movió la aguja, y que la aprobación del presidente se mantuvo estable en octubre: 43% de la población tiene una imagen positiva, mientras el 44% la desaprueba, según la Usina.
La más negativa fue la de Factum, aunque no fue de aprobación sino de confianza: la última medición indicó que el 56% manifiesta poca o muy poca/nada de confianza (una suba de dos puntos respecto a la última medición) mientras que al 41% el presidente le inspira mucha o bastante confianza, una caída de dos puntos. 

Hay una virtud indudable del presidente, y que no es nueva, para mantenerse indemne en su imagen ante los golpes que reciba su gobierno. Parte de eso lo explica el combo de alta visibilidad más buen manejo de la comunicación, y también la polarización de la opinión pública en dos bloques sólidos, más allá de las fugas que pueda haber en el lado oficialista, sobre todo de votantes colorados y cabildantes.

“El presidente ha construido en una parte de los uruguayos una imagen sólida (en buena medida, a partir de su manejo durante la pandemia de 2020 y 2021), y eso le genera una base de credibilidad y confianza que no necesariamente se erosiona ante eventos adversos puntuales. Algo similar se vio en Uruguay durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez y el gobierno de José Mujica: ambos lograron generar confianza relativamente duradera en un segmento importante del electorado, que parecía moverse poco ante temáticas coyunturales adversas”, sostiene el análisis de Equipos.

Sin embargo, el gobierno, y los candidatos de 2024, no pueden descansar a la sombra de la imagen de Lacalle Pou, como dijo la semana pasada el senador Gustavo Penadés durante un encuentro de dirigentes del sector Todos. “Que nadie se crea que la popularidad del presidentes es de todo el gobierno”, dijo.

Y eso se refleja en la última encuesta de Factum, que dice que mientras el FA ganó dos puntos respecto a la última encuesta (de 39 a 41), el Partido Nacional perdió un punto (de 29 a 28) y Cabildo y el Partido Colorado se mantuvieron igual (8). El panorama de todos modos no está claro, y eso se refleja en que la última encuesta de Equipos muestra al FA y al Partido Nacional creciendo tres puntos, de 35 a 38 y de 25 a 28 respectivamente. Falta mucho, sobre todo saber los candidatos.

En los últimos días el gobierno salió a la ofensiva en varios frentes, luego de varios días en los que quedó como boxeador groggy tras el golpe de Astesiano. Esta semana mandó al Parlamento la reforma de la seguridad social, mientras intenta bajarle el tono a los cuestionamientos en la interna de la coalición, especialmente de Cabildo Abierto. Por otro lado, las autoridades se enfrascaron en una batalla de declaraciones con los sindicatos docentes por la reforma educativa. El presidente viajó a Japón en busca de avanzar en la apertura comercial, mientras el TLC con China, otro de los grandes posibles legados de este gobierno, espera que pase el congreso del Partido Comunista para que Beijing vuelva a mover alguna ficha. 

La necesidad del gobierno es empezar a lograr concreciones, porque el reloj electoral empieza a picar en todos lados y el teflón de Lacalle Pou no durará para siempre.

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