Iappointed him, he disappointed me” — El intraducible juego de palabras con que George Bush padre culpara a Alan Greenspan, entonces presidente de la Reserva Federal, de su fracaso electoral para reelegirse, es un compendio del conocimiento económico de miles de años, y hace sentido recordar la frase en momentos en que nuevamente los curanderos internacionales desempolvan sus soluciones mágicas que fracasaron siempre.
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